El Teatro Real se encomienda a la ¡®nixonman¨ªa¡¯
La ¨®pera de John Adams que recupera el c¨¦lebre viaje del expresidente de EE UU a China brilla en el coliseo madrile?o
Richard Nixon est¨¢ de moda y, curiosamente, la ¨®pera se ha convertido en plataforma de esa explosi¨®n. Nixon in China, estrenada en 1987 por el entonces joven compositor americano John Adams, renace con desconocida fuerza del estante en que hab¨ªa quedado guardada. Se supone que con motivo de los cincuenta a?os (51 ya) de la c¨¦lebre entrevista de 1972, entre el expresidente de EE UU y Mao. Al estreno en Madrid se le ha adherido su montaje casi simult¨¢neo en la ?pera de Par¨ªs. En el Teatro Real se inicia el 17 de abril y en Par¨ªs ha concluido el d¨ªa anterior, el 16, y nada menos que all¨ª con Thomas Hampson y Ren¨¦e Fleming. Como la producci¨®n de Madrid es compartida por la Royal Danish Opera de Copenhague y la Scottish Opera de Glasgow, tenemos la bonita cifra de cuatro ciudades europeas enganchadas al fen¨®meno John Adams.
?Nixon superstar? Me parece obligado citar la presencia de un interesant¨ªsimo documental en la cadena de Internet ARTE que ser¨ªa algo as¨ª como Nixon en Mosc¨². Se describe el viaje que el entonces vicepresidente realiz¨® en 1959 a la capital maldita y su encuentro, no exento de conflictos, con Jruchov y los inevitables paseos por los logros preparados desde el Kremlin. Nixon, segundo entonces de Eisenhower, acompa?ado por su esposa Pat, la misma que coprotagoniza la ¨®pera que sube estos d¨ªas a las tablas del Teatro Real, realiz¨® all¨ª un aut¨¦ntico ensayo general de lo que luego ser¨ªa el gran viaje al drag¨®n asi¨¢tico.
De ese 1959 a la fecha de la c¨¦lebre visita a Pek¨ªn, en 1972, transcurren, como emparedados y opacados, los sesenta, la d¨¦cada ¡°prodigiosa¡± de la segunda mitad del pasado siglo. La d¨¦cada de Kennedy, de la apoteosis del pop (m¨²sica, arte, pensamiento¡), de la llegada del hombre a la luna, de las grandes revueltas del 68, de los hippies o de la guerra de Vietnam, etc. ?Qu¨¦ queda de todo ello en el hueco que deja ese periodo que ahora se mira con atenci¨®n, protagonizado por el oscuro y chapucero presidente que se hizo un nombre en los peores momentos de la era McCarthy y la caza de brujas y concluy¨® su periplo pol¨ªtico en el naufragio del Watergate? La respuesta estar¨¢ en el viento, como dec¨ªa la vieja canci¨®n de esa d¨¦cada prodigiosa, ahora tapada por el renacimiento del hombre de los viajes espectaculares. As¨ª que, si ahora toca Nixon, relax y a disfrutarlo, todo pasa.
La iniciativa de la ¨®pera Nixon in China surgi¨® de la mano del director esc¨¦nico Peter Sellars, bien conocido en Espa?a. Fue ¨¦l quien escogi¨® a un compositor que daba sus primeros pasos para la que ser¨ªa su primera ¨®pera y tambi¨¦n a su libretista, Alice Goodman. Quiz¨¢ Adams quedara deslumbrado por la confianza depositada en ¨¦l por el gran regista que hab¨ªa dado inicio al minimalismo oper¨ªstico con la fundacional Einstein on the bech en complicidad con Philip Glass. Sea como fuere, fue un acierto y aquel experimento cuasi period¨ªstico lanz¨® la carrera del que hoy es una de las referencias del teatro musical americano, un minimalista de segunda generaci¨®n que no ten¨ªa ya que demostrar nada y que mezclaba alegremente referencias musicales de toda ¨ªndole.
Nixon in China tiene, para empezar, un atractivo quiz¨¢ accidental pero innegable, es dif¨ªcilmente deslocalizable. No es posible, salvo absurdos que sobrepasar¨ªan los que abundan en la ¨®pera actualmente, llevar la acci¨®n fuera de su contexto y su fecha, esto es, Pek¨ªn en 1972. Y ver un montaje en el que una ¨®pera est¨¦ en su sitio y su ¨¦poca es un placer que cre¨ªamos olvidado. Aqu¨ª Nixon es Nixon, Mao es Mao y Pek¨ªn es Pek¨ªn. Y merece agradecimiento infinito que John Fulljames, director esc¨¦nico, opte por una ¨®pera period¨ªstica, algo a caballo entre la apoteosis del documental y el biopic a lo Hollywood. Y no es algo menor, la m¨²sica de Adams remite a esa realidad tanto como el milagroso libreto de Alice Goodman. De pronto, Nixon in China aparece como una ¨®pera bien localizada, donde nada desentona. Todo ello es independiente de gustos personales o valoraciones, sobre todo, de est¨¦tica musical. Que Adams consiguiera una producci¨®n de tal valor a partir de una propuesta tan disparatada, tanto en forma como en contenido, ha contribuido a hacer de ¨¦l la figura incontestable que es hoy.
Pese a todo ello, los personajes secundarios de esta ¨®pera se alzan por encima de los dem¨¢s, especialmente Chou En-Lai y Pat Nixon. El segundo del r¨¦gimen chino aparece como la personalidad sensata, madura y consciente del conflicto que significaba la Revoluci¨®n. Mientras que Pat, la modosa esposa de Nixon, se adue?a de la parte central, ese prodigioso segundo acto enmarcado en un ballet revolucionario que es la cima de la ¨®pera. No es posible saber si los personajes reales eran as¨ª, pero la inspiraci¨®n de Goodman firma con ellos un cuento de muchos quilates l¨ªricos. Puestos a encontrar alg¨²n pero, yo citar¨ªa la excesiva reiteraci¨®n, como si el repetitivismo musical contagiara a toda la ¨®pera y la hiciera durar media hora m¨¢s de lo que tiene su sustancia. Y se hace notar, sobre todo el tercer y ¨²ltimo acto, en el que los personajes centrales, Nixon, Mao y Chiang Ching, su mujer, se sumergen en la melancol¨ªa de sus propias debilidades. Es una buena idea este final, pero termina pesando sobre ¨¦l la duraci¨®n descompensada del resto.
En lo que respecta a la partitura, Adams consigui¨® momentos muy superiores al est¨¢ndar de la m¨²sica minimalista al uso. O¨ªdo, hoy, da la sensaci¨®n de que tanto trenzado de arpegios pod¨ªa haberse ajustado a los grandes momentos de alta concepci¨®n oper¨ªstica que alcanza, pero no cabe la menor duda de que el compositor necesit¨® transitar por esa v¨ªa para descubrir una vena musical y l¨ªrica formidables, lo que se pone en valor en las l¨ªneas de canto, ampliamente superiores a lo que ofrec¨ªan sus colegas, como Philip Glass o incluso Steve Reich.
El presente montaje, firmado por John Fulljames en lo esc¨¦nico es excelente con momentos extraordinarios, como ese ballet revolucionario luminoso del segundo acto, pero los momentos que lo enmarcan, con ese tono de archivo s¨®rdido que se convierte en pantalla de una serie de proyecciones con fotos del viaje real a Pek¨ªn, alcanzan cotas de excelencia. La direcci¨®n musical de la coreana Olivia Lee-Gundermann consigue que ni se note que alguien debe estar conduciendo esa m¨¢quina infernal de ritmos obsesivos, con no pocos momentos de irregularidades r¨ªtmicas que da p¨¢nico pensar que alg¨²n m¨²sico se pierda una simple corchea.
En cuanto al reparto principal, solo por momentos alguien destaca por encima de un nivel coral sobresaliente; por ejemplo, esos temibles agudos de Audrey Luna como esposa de Mao, o el car¨¢cter entre hilarante e irritante de la parte vocal de Mao que brinda Alfred Kim. Pero si tenemos que hablar de vocalidad oper¨ªstica por excelencia, es obligado citar a Sarah Tynan en su papel de Pat Nixon. En cuanto al personaje principal, Richard Nixon, as¨ª como su ayudante Henry Kissinger, parece como si la libretista hubiera descubierto el car¨¢cter hueco de ambos, lo que tambi¨¦n se transmite a su entidad dram¨¢tica. Con todo, las prestaciones de Leigh Melrose como Nixon y de Borja Quiza como Kissinger son impecables.
Muy bien el coro y ese cuerpo de baile brillante y exacto que encarna uno de esos ballets revolucionarios chinos de la ¨¦poca, tan vilipendiados en occidente. A poco que se parecieran a este, puede que nos hayamos perdido algo fuera de lo normal, quiz¨¢ incluso para siempre, dada la evoluci¨®n pol¨ªtica y social de la China actual. En todo caso, si alguien tiene curiosidad por mirar por la ventana de lo que podemos imaginar de la China de hace 50 a?os, aqu¨ª tiene una buena oportunidad.
Ficha t¨¦cnica
Nixon in China. Música de John Adams. Libreto de Alice Goodman. Dirección musical, Olivia Lee-Gundermann / Kornilios Fulljames (30 abril y 2 de mayo). Dirección de escena, John Fulljames. Reparto: Chou En-Lai, Jacques Imbrailo; Richard Nixon, Leigh Melrose; Henry Kissinger, Borja Quiza; Nancy T’Ang, Dandra Ferrández; Segunda secretaria de Mao, Gemma Coma-Alabert; Tercera secretaria, Ekaterina Antípova; Mao Tse-Tung, Alfred Kim; Pat Nixon, Sarah Tynan; Chiang Ching (Madame Mao), Audrey Luna. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. 17, 21, 24, 26, 28, 30 de abril; 2 de mayo. Teatro Real.
Babelia
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