Roca Rey, un derroche absoluto de firmeza
El diestro peruano corta una oreja en cada toro en una exhibici¨®n de valor y entrega ante una mansa y deslucida corrida de Victoriano del R¨ªo
Roca Rey ha vuelto a demostrar esta tarde por qu¨¦ se le considera una primer¨ªsima figura del toreo actual. No es posible tener m¨¢s valor, firmeza, entrega y confianza en uno mismo que lo que ha expuesto este torero en una abarrotada plaza que se rindi¨® absolutamente ante el derroche de poder¨ªo de este peruano, que no estar¨¢ tocado por el pellizco sevillano, pero s¨ª de un poder¨ªo que estremece.
La faena al sexto de la tarde fue el invento de un mago. Ese toro, como toda la corrida de Victoriano del R¨ªo, fue distra¨ªdo y corret¨®n de salida, manse¨® abruptamente en el caballo, incierto en banderillas y lleg¨® a la muleta dispuesto a amargarle la existencia a quien osara perturbarlo.
El animal, muy serio y con cuajo, no recibi¨® castigo en varas, y ante ¨¦l se present¨® Roca Rey con una actitud que evidenciaba una total confianza en su capacidad para dominar aquella tremenda dificultad.
Y as¨ª fue de principio a fin. Comenz¨® por estatuarios con las zapatillas asentadas en el albero y le ense?¨® despu¨¦s la muleta con la mano derecha, en un serio intento de someter el descompuesto comportamiento del animal; y continu¨® con dos tandas manos, una de ellas con la zurda, sin lucimiento posible, hasta que convenci¨® a su oponente que el mando era suyo. Y domado el dificultoso toro, Roca Rey se meti¨® entre los pitones, traz¨® dos circulares, asust¨® al p¨²blico y se erigi¨® en el vencedor de la dura contienda. La espada cay¨® contraria y fue necesario el uso del descabello, pero el torero se hab¨ªa ganado con creces la oreja que pase¨® todo ufano.
De parecido tenor fue el tercero, y tambi¨¦n con este anduvo Roca muy por encima del toro. Lo meti¨® pronto en la muleta, lo tore¨® a placer y exprimi¨® las muy escasas condiciones de un toro que se cans¨® y raj¨® mucho antes de que Roca insistiera vanamente. Quiz¨¢ hubiera sido m¨¢s justa una vuelta al ruedo que el trofeo que se le concedi¨®.
La corrida de Victoriano del R¨ªo, variada de capa y bien presentada, fue mala de solemnidad por mansa y dificultosa en todos los tercios. Ni uno de los toros se dej¨® torear con el capote, y solo Castella pudo lucirse en un quite al tercero con una chicuelina y tafalleras. Juan Ortega tambi¨¦n lo intent¨® en su lote, pero los tornillazos de los toros impidieron todo lucimiento.
Castella reapareci¨® en Sevilla tras el descanso que se hab¨ªa tomado desde el oto?o de 2020, y no ha desentonado. Es decir, ha lidiado con toda solvencia y dignidad su inservible lote, se ha llevado m¨¢s de un susto, y ha podido robar algunos muletazos estimables a su primero, el ¨²nico que le ha permitido una cierta tranquilidad. El cuarto se torn¨® imposible.
Y Juan Ortega ha acabado su feria de Sevilla de modo muy distinto a lo que, seguro, ten¨ªa en la cabeza. Lo ha intentado de verdad en sus dos toros, pero solo pudo esbozar una ver¨®nica en su primero y trazar despu¨¦s algunos detalles toreros ante ese rebrincado y descompuesto animal, y poco menos ante el gazap¨®n y rajado quinto.
Quedar¨¢ durante mucho tiempo el regusto de sus ver¨®nicas y delantales la tarde del rabo de Morante, pero ese bagaje puede ser escaso para quien no est¨¢ anunciado en San Isidro.
Del R¨ªo/Castella, Ortega, Roca
Toros de Victoriano del Río, bien presentados, mansos, descastados y muy deslucidos.
Sebastián Castella: estocada y un descabello (ovación); pinchazo y estocada trasera y contraria (silencio).
Juan Ortega: dos pinchazos y estocada (silencio); media tendida y baja -aviso- y estocada baja (silencio).
Roca Rey: estocada baja (oreja); estocada contraria y un descabello (oreja).
Plaza de La Maestranza. 28 de abril. Duodécima corrida de abono. Lleno de ‘no hay billetes’.
Babelia
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