Amenaza de hurac¨¢n en Hollywood: la industria se enfrenta a la primera huelga de la era del ¡®streaming¡¯
Los guionistas est¨¢n convocados para un paro que comenzar¨ªa el 2 de mayo si no hay acuerdo entre su sindicato y los estudios
La ¨²ltima vez que hubo una huelga en Hollywood, en 2007, los piratas del Caribe tomaron la taquilla mundial como bot¨ªn, American Idol era el programa m¨¢s visto en la televisi¨®n estadounidense y David Fincher hab¨ªa estrenado Zodiac...
La ¨²ltima vez que hubo una huelga en Hollywood, en 2007, los piratas del Caribe tomaron la taquilla mundial como bot¨ªn, American Idol era el programa m¨¢s visto en la televisi¨®n estadounidense y David Fincher hab¨ªa estrenado Zodiac, y quedaba a¨²n un lustro por delante para que se lanzara House of Cards, la primera serie original de Netflix. Quince a?os m¨¢s tarde, un nuevo conflicto laboral llama a las puertas de la industria. Llega en plena recuperaci¨®n tras la pandemia y con los gigantes digitales convertidos en los actores que tienen la sart¨¦n por el mango. Estados Unidos puede sufrir la primera huelga de la era del streaming.
¡°Hay sensaci¨®n de hurac¨¢n¡±, afirma Alan Page Arriaga, quien apura los ¨²ltimos d¨ªas ante la fecha l¨ªmite para el inicio de la huelga, el martes 2 de mayo. ¡°No sabremos lo que pasar¨¢ hasta que toque tierra¡±, insiste en la met¨¢fora meteorol¨®gica el escritor de Fear the Walking Dead y productor ejecutivo de la nueva temporada de True Detective. Los da?os de un eventual paro en una industria que emplea a 2,4 millones de personas en EE UU pueden cuantificarse de manera catastr¨®fica. La huelga, que se extendi¨® 14 semanas entre noviembre de 2007 y febrero de 2008, hizo perder a la econom¨ªa de California 2.100 millones de d¨®lares (1.900 millones euros) y afect¨® a unos 37.000 puestos de trabajo.
El Writers Guild of America (WGA), el sindicato de guionistas de Estados Unidos, cuenta con 10.000 miembros. La negociaci¨®n con los estudios intenta obtener unos 600 millones de d¨®lares extras en beneficios para los guionistas. La organizaci¨®n sindical ha comenzado a fabricar las pancartas con las que protestar¨¢n a las puertas de las grandes compa?¨ªas y a transmitir a sus integrantes una larga lista de lo que est¨¢ prohibido hacer. La huelga ha sido aprobada en una votaci¨®n por el 98% de quienes dieron su opini¨®n. En 2017, el 96% aval¨® una protesta, pero se lleg¨® a un acuerdo de ¨²ltima hora al filo de la madrugada.
¡°La huelga va m¨¢s all¨¢ de dejar de poner palabras en una p¨¢gina¡±, cuenta Eduardo Cisneros, quien forma parte de la WGA desde hace siete a?os. ¡°Porque nuestras labores creativas son muchas m¨¢s. No se redactar¨¢n argumentos para posibles ventas, y los escritores que est¨¢n en un plat¨® deber¨¢n dejar de trabajar. No habr¨¢ libretos, tratamientos, ning¨²n documento escrito. No se podr¨¢ recibir nada, ni siquiera observaciones. No deber¨¢ haber ning¨²n intercambio creativo¡±, afirma uno de los autores de la serie Acapulco, de Apple TV. Con el paro, la televisi¨®n en abierto ser¨¢ una de las principales afectadas, porque los guionistas trabajan al d¨ªa. La huelga de 2007 provoc¨®, indirectamente, un boom de la televisi¨®n non scripted (sin guion): los realities.
El WGA ha puesto sobre la mesa de negociaci¨®n dos prioridades. La primera son los residuales (traducci¨®n literal del ingl¨¦s) o compensaciones, el t¨¦rmino que se usa para describir la cantidad que recibe un integrante de la producci¨®n cada vez que una pel¨ªcula se emite en la televisi¨®n en abierto o en las plataformas de streaming. En 2020, el ¨²ltimo a?o disponible, el sindicato inform¨® que los guionistas obtuvieron 467 millones de d¨®lares en compensaciones, la segunda cifra m¨¢s alta recaudada de la historia. Una tercera parte del ingreso procede de series de televisi¨®n.
La repetici¨®n en antena de un programa de ¨¦xito puede significar que un guionista reciba en su correo un cheque por unos 20.000 d¨®lares. Cuando las cadenas de televisi¨®n eran las reinas, este ingreso significaba el pilar econ¨®mico de los escritores. ¡°Era un muy buen dinero. Cuando se negociaron esas condiciones, internet era algo marginal. Ahora las plataformas digitales se han comido a la televisi¨®n. Con esas empresas hoy no ganas dinero por compensaciones, o logras una miseria¡±, se?ala Page Arriaga.
Este punto es uno de los m¨¢s complejos para las plataformas, que tienen acuerdos distintos y confidenciales con diversas secciones del WGA. Los residuales surgidos de los estrenos cinematogr¨¢ficos est¨¢n vinculados a las cifras de la taquilla. Los de televisi¨®n en abierto, a la audiencia. Pero el secreto marca la pauta en el streaming, ya que las plataformas guardan celosamente las cifras de horas de reproducci¨®n y el p¨²blico que un t¨ªtulo ha alcanzado. Para que los escritores puedan saber cu¨¢nto pueden recibir en compensaciones hay que conocer la audiencia de sus series.
¡°No hay transparencia de cu¨¢nta gente ve un programa. Nadie lo dice, todos aseguran tener millones de minutos vistos¡±, considera Hugh Sterbakov, profesor de guion en UCLA. ¡°Series como Mi¨¦rcoles, de Netflix, son supuestos ¨¦xitos vistos por millones de suscriptores, pero luego en las listas de la plataforma encuentras a Anatom¨ªa de Grey en el cuarto lugar de lo m¨¢s visto. Todo es opacidad. Es como tratar de medir cu¨¢nta agua hay en el vapor¡±, afirma el catedr¨¢tico, quien tambi¨¦n form¨® parte del WGA.
La transparencia puede ser uno de los resultados indirectos del tira y afloja entre el sindicato y los estudios. ¡°Ha sido uno de los temas m¨¢s frustrantes para los escritores y una dificultad en la industria desde hace a?os: el equilibrio entre la claridad y la privacidad, la transparencia para la justa compensaci¨®n de los trabajadores y la necesidad de confidencialidad por tratarse de informaci¨®n privilegiada¡±, asegura por correo electr¨®nico el abogado Camron Dowlatshahi, experto en asuntos relacionados con el audiovisual. ¡°Esperamos que pueda establecerse una f¨®rmula que sea digerible para toda la industria¡±.
Una de las propuestas de los estudios es que los escritores, directores y productores reciban informaci¨®n trimestral sobre las visualizaciones de sus productos en diferentes territorios y que sobre ese n¨²mero se calcule una paga extra.
Precariedad laboral
El contrato colectivo que va a expirar estipula que los estudios deben pagar unos 30.000 d¨®lares por un episodio de un programa emitido en horario de m¨¢xima audiencia. Las plataformas digitales que tengan m¨¢s de 20 millones de suscriptores dan por un libreto entre 16.700 y 22.200 d¨®lares, dependiendo de la duraci¨®n del show y del presupuesto de la producci¨®n.
Los estudios, que han rechazado hablar para este reportaje por respeto a las negociaciones, han argumentado que las nuevas condiciones llegan en un periodo de muchas dificultades, donde las tecnol¨®gicas y los gigantes del entretenimiento est¨¢n recortando costes y despidiendo trabajadores para poder encarar un duro panorama econ¨®mico.
Aunque las cifras pueden parecer abultadas, los guionistas aseguran que la veloz transformaci¨®n que ha vivido la industria en los ¨²ltimos a?os ha cambiado dr¨¢sticamente la forma de trabajo. ¡°Ahora las temporadas son mucho m¨¢s peque?as. Antes ten¨ªas 22 episodios para escribir, pero ahora las series son de seis, ocho o diez cap¨ªtulos. La persona acepta un trabajo, le lleva menos tiempo y para completar sus ingresos debe buscar otro encargo¡±, se?ala el guionista y productor Eduardo Cisneros.
En la nueva era que vive la industria, las plataformas digitales han impuesto una forma de trabajo. El tradicional equipo de guionistas [en ingl¨¦s, writers room, sala de guionistas] ha sido sustituido por una versi¨®n m¨¢s peque?a que tiene como fin adelantar con pocas manos la estructura de la historia y el entramado de los primeros cap¨ªtulos. Mucha de esta labor se hace incluso meses antes de que los proyectos reciban luz verde y comiencen a ser producidos. Esto permite pagar a un grupo de guionistas una tarifa menor, muchas veces el m¨ªnimo establecido por el WGA, y en un tiempo mucho m¨¢s breve. Este proceso se denomina mini room. ¡±El sindicato quiere que ya no se haga, o que los paguen con los est¨¢ndares m¨¢s altos¡±, a?ade Page Arriaga.