Fincher se reinventa

Hace 12 a?os, un joven director reci¨¦n entrado en la treintena revolucion¨® el cine de intriga criminal con la portentosa Seven, donde la espectacularidad narrativa y la fastuosidad est¨¦tica se aliaban para conformar el thriller m¨¢s imitado de la historia del cine. Ese joven realizador era David Fincher, el mismo que una d¨¦cada m¨¢s tarde vuelve a poner patas arriba el g¨¦nero con la, dig¨¢moslo ya, obra maestra Zodiac, reinvenci¨®n del asesino en serie desde la v¨ªa de la austeridad, desde la ¨®ptica del compromiso total del autor con el material que est¨¢ manejando.

Basada en una historia real acaecida a caballo entre los a?os sesenta y setenta, novelada en el libro que sirve de gu¨ªa a la pel¨ªcula, de la que es protagonista su propio escritor (Robert Graysmith, interpretado por el siempre inquietante Jake Gyllenhaal), Zodiac es la historia de un fracaso y un triunfo: el fiasco policial y judicial, provocado por una mezcla de incompetencia, ausencia de colaboraci¨®n entre organismos y poca capacidad de decisi¨®n, y el triunfo de un virtuoso ejercicio de objetividad f¨ªlmica, que lleva a Fincher a plasmar la investigaci¨®n de una forma radicalmente opuesta a como lo hab¨ªa hecho, por ejemplo, en Seven, o a como lo hubiese desarrollado la inmensa mayor¨ªa de directores: aqu¨ª hay una fundamentalista huida del espect¨¢culo, del sensacionalismo, del final sorpresa, del giro dram¨¢tico, y la presencia de una puesta en escena austera que le lleva a rodar tan s¨®lo uno de los asesinatos y de una forma tan seca como realista.

Con un extraordinario manejo del tiempo y de la tensi¨®n dram¨¢tica, Fincher compone su oda de casi tres horas de duraci¨®n con la firmeza del que sabe que es imposible abrazar la historia mediante los m¨¦todos tradicionales. Un complej¨ªsimo relato con el que el director de El club de la lucha mantiene una relaci¨®n parecida a la del pintor Antonio L¨®pez con su cuadro de la pel¨ªcula El sol del membrillo (V¨ªctor Erice, 1992): consciente de la imposibilidad de encontrar la luz mediante la genialidad, abraza la maestr¨ªa desde el trabajo a machamartillo. As¨ª, Fincher busca el sentido de su pel¨ªcula al tiempo que sus tres protagonistas (un polic¨ªa, un periodista y un dibujante metido a investigador privado) buscan el sentido de sus vidas. Desde JFK (Oliver Stone, 1991) no se ve¨ªa tal acumulaci¨®n de informaci¨®n, acrecentada por el ampl¨ªsimo arco temporal que narra la pel¨ªcula (unos 20 a?os).

Fincher entronca con el mejor cine de intriga de los setenta, con la minuciosidad de Klute y Todos los hombres del presidente (ambas del minusvalorado Alan J. Pakula), con el sentido del antiespect¨¢culo de La conversaci¨®n, de Francis Ford Coppola, con sus oscuras fotograf¨ªas de tonos ocres y su m¨²sica disonante. No en vano, la banda sonora del filme es de David Shire, compositor de La conversaci¨®n y de Todos los hombres...

Elegida por el Festival de Cannes para competir en su secci¨®n oficial, Zodiac es la palpable demostraci¨®n de que David Fincher es mucho m¨¢s que un esteta que depende de la calidad de los guiones escritos por otros. Es un autor con todas las letras.

Tr¨¢iler 'Zodiac'