Les Luthiers dicen adi¨®s a su p¨²blico en Espa?a: 55 a?os en los escenarios, 10 millones de espectadores y 4.400 millones de risas

Se acab¨®. La ¨²ltima gira de Les Luthiers, ese grupo humor¨ªstico argentino que ofrece felicidad durante dos horas, est¨¢ en marcha. La hilaridad provocada por sus instrumentos estrafalarios y sus juegos de palabras envueltos en una depurada t¨¦cnica musical y esc¨¦nica dejar¨¢ paso al desconsuelo de sus seguidores.

Es ley de vida. Quedar¨¢n los v¨ªdeos y los discos, y la memoria de millones de carcajadas: una media de 444 por funci¨®n, ante m¨¢s de 10 millones de personas en total; lo que viene a dar unos 4.440 millones de r...

Se acab¨®. La ¨²ltima gira de Les Luthiers, ese grupo humor¨ªstico argentino que ofrece felicidad durante dos horas, est¨¢ en marcha. La hilaridad provocada por sus instrumentos estrafalarios y sus juegos de palabras envueltos en una depurada t¨¦cnica musical y esc¨¦nica dejar¨¢ paso al desconsuelo de sus seguidores.

Es ley de vida. Quedar¨¢n los v¨ªdeos y los discos, y la memoria de millones de carcajadas: una media de 444 por funci¨®n, ante m¨¢s de 10 millones de personas en total; lo que viene a dar unos 4.440 millones de risas repartidas en cerca de 7.700 actuaciones.

La despedida espa?ola es larga y a la vez cort¨ªsima: empieza este mi¨¦rcoles 31 de mayo en Madrid y terminar¨¢ el 9 de julio en Sant Feli¨² de Gu¨ªxols (Girona), tras pasar por Sevilla (27 y 28 de junio), Nerja (30 de junio y 1 de julio) y Barcelona (4, 5 y 6 de julio). En el Gran Teatro Pr¨ªncipe P¨ªo de la capital espa?ola permanecer¨¢n hasta el 25 de junio (con descansos los lunes y los martes). Antes se despidieron de varias localidades argentinas, y de M¨¦xico, Colombia, Costa Rica, Chile y Uruguay. Y despu¨¦s los esperan en Bolivia, Argentina de nuevo, Uruguay, Costa Rica, Per¨² y Estados Unidos.

Concluyen as¨ª 55 a?os de vida art¨ªstica alentada por el buen humor en su doble sentido: el ¨¢nimo alegre y los chistes de calidad. Sus vitrinas guardan un premio Grammy (2011), la Orden de Isabel la Cat¨®lica (2007) y el Princesa de Asturias (2017), entre otros prestigiosos reconocimientos.

En ese tiempo el grupo se repuso de la muerte de Gerardo Masana en 1973, a los 36 a?os; y m¨¢s tarde de las de Daniel Rabinovich (2015), a los 71, y Marcos Mundstock (2020), a los 77; as¨ª como de la jubilaci¨®n voluntaria de Carlos N¨²?ez Cort¨¦s (2017), a los 75. Pese a que este ¨²ltimo se mostr¨® partidario de la retirada total de Les Luthiers, los otros dos fundadores, Jorge Maronna y Carlos L¨®pez Puccio, se mantuvieron firmes como el pino junto a la ribera, en uni¨®n de los cuatro nuevos integrantes (Tato Turano, Mart¨ªn O¡¯Connor, Roberto Antier y Tom¨¢s Mayer-Wolf), que durante esa larga trayectoria los hab¨ªan acompa?ado en calidad de reemplazantes durante las giras a fin de prevenir cualquier contratiempo de los m¨²sicos titulares. El p¨²blico ha disfrutado as¨ª de seis a?os de pr¨®rroga en el gozo.

Pero Maronna, de 75 a?os, y Puccio, de 77, anunciaron el pasado enero que ha llegado el momento del final: ¡°Nuestros m¨²sculos y articulaciones nos anticipan que pronto comenzar¨¢n a presentarnos impedimentos¡±. La decisi¨®n de los fundadores (y propietarios de la marca) no hizo felices a los dem¨¢s integrantes actuales: ¡°Refunfu?aron al principio¡±, cuenta Puccio, ¡°pero comprendieron nuestras razones¡±. Y Maronna agrega: ¡°Ellos son j¨®venes impetuosos que todav¨ªa no conocen el peso de las canas¡±.

Roberto Antier, de 60 a?os, que asumi¨® los papeles de Mundstock, explica que no ha hecho planes ante esta situaci¨®n porque eso le entristece: prefiere vivir el presente. ¡°Y pensar en un final me amargar¨ªa. ?C¨®mo vas a disfrutar la vida si pens¨¢s que un d¨ªa te vas a morir? Pero, en fin, m¨¦dico o arquitecto ya no voy a ser. Seguramente mi despu¨¦s estar¨¢ relacionado con mi presente, que es dar felicidad siendo felices¡±.

?Y no habr¨¢ que prevenirse ante posibles desmanes de la secta de seguidores de Les Luthiers por esta retirada? Maronna disipa los temores con una broma: ¡°Lo de los destrozos en el Teatro Real fue un hecho excepcional, un accidente involuntario¡±. Y Puccio remata: ¡°Existen otros tipos de seguidores capaces de provocar desmanes mayores¡±.

Pero queda en el aire todav¨ªa la posible reacci¨®n de sus propios aprendices: Turano, O¡¯Connor, Antier y Mayer-Wolf. ?Y qu¨¦ pasa si se rebelan y deciden continuar por su cuenta con el repertorio? Algo as¨ª como las actuaciones que desde hace a?os ofrece Pancho Varona con las canciones que canta Sabina, o los casos de artistas que interpretan a los Beatles, o a Elvis¡­: ?Autorizar¨ªan algo as¨ª los fundadores de Les Luthiers? ¡°Es posible¡±, ironiza Maronna, ¡°a lo largo de nuestra historia hemos autorizado a varios grupos de artistas a hacer la Gira Sabinera¡±.

Puccio contesta luego m¨¢s en serio: ¡°Dar¨ªamos esa autorizaci¨®n siempre que se garantizara la calidad que han mantenido Les Luthiers a lo largo de toda su carrera¡±. Pero precisa enseguida que la decisi¨®n y los derechos pertenecen conjuntamente a los tres fundadores vivos y a los herederos de Rabinovich y Mundstock.

Roberto Antier, en el lado de los nuevos, se sincera: ¡°Me gustar¨ªa encontrar la manera de seguir. Much¨ªsima gente nos pide que no dejemos de hacer esta artesan¨ªa ¨²nica porque quieren llevar a sus hijos a vivir la experiencia intransferible de re¨ªrse miles de personas juntas a un mismo tiempo¡±.

En estos d¨ªas, Puccio y Maronna cumplir¨¢n las 8.000 funciones, incluso van a superarlas. ?Guardan alg¨²n recuerdo ¨²nico y especial de alguna de ellas en concreto? Maronna responde: ¡°Nunca olvidar¨¦ la funci¨®n 4.763. ?Fue preciosa!¡±. Y luego detalla las de lugares poco habituales para ellos: ¡°La del maravilloso Teatro Romano de M¨¦rida; un recital al aire libre en Buenos Aires, ante una multitud fervorosa, cuando cumplimos 40 a?os; o el?concierto en el Teatro Col¨®n de Buenos Aires, junto con Martha Argerich y dirigidos por Daniel Barenboim, un lujo que jam¨¢s hab¨ªamos so?ado¡±.

?Este final es una cuesti¨®n de principios? Puccio responde: ¡°De ninguna manera. Carecemos de principios¡±. ?Y todo final es un principio? ¡°Despu¨¦s del final vamos a poder comprobarlo¡±, a?ade. Maronna describe por su parte: ¡°Se trata del mito del que renace de sus cenizas, como el Gato F¨¦lix¡±. Y pone cara de p¨ªcaro, claro. ¡°Es como la serpiente que se muerde la cola. ?Pero por qu¨¦ lo hace, si duele?¡±.

En los?s¨¢bados de las dos primeras semanas har¨¢n doble sesi¨®n en Madrid. Un esfuerzo agotador para personas tan mayores¡­ ¡°Lo es¡±, concede Maronna. ¡°Pero nos consolamos pensando que ser¨ªa peor una sesi¨®n triple¡±. Puccio anota: ¡°La risa y el aplauso son vivificantes. En la segunda sesi¨®n del s¨¢bado ser¨¢n revivificantes¡±.

La funci¨®n actual re¨²ne obras in¨¦ditas por primera vez en 15 a?os (los recientes espect¨¢culos anteriores consistieron en recopilaciones).?Maronna y Puccio se pusieron a ello en 2019 con un prop¨®sito que daba v¨¦rtigo: construir un espect¨¢culo de categor¨ªa Les Luthiers sin Mundstock (ya enfermo), ni Rabinovich ni N¨²?ez, pero que explotara a su vez las caracter¨ªsticas de los integrantes de la formaci¨®n actual. Quer¨ªan retirarse por la puerta grande, y que no les ocurriera como a Mastropiero cuando intent¨® entrar por ella: que estaba cerrada. ?Y qu¨¦ result¨®? Resultaron tres meses de butacas agotadas en Buenos Aires, una actuaci¨®n en Bogot¨¢ ante 8.000 personas, dos en M¨¦xico ante 5.000, funciones y funciones con un p¨²blico que los desped¨ªa en pie¡­ Eduardo Barone, conocido cr¨ªtico argentino, escribi¨® en Clar¨ªn el pasado 6 de enero: ¡°El gran humor que siempre ha?sido sello del grupo permanece entero. El trabajo de los ¡®cuatro?nuevos¡¯ puede sorprender incluso a los m¨¢s fan¨¢ticos de la formaci¨®n?cl¨¢sica.?Ser¨ªa un grosero error, entonces, ir a este show esperando?m¨¢s de lo mismo¡±.

Esta ¨²ltima creaci¨®n se titula?M¨¢s tropiezos de Mastropiero,?y la enlaza como hilo conductor precisamente una entrevista con Johann Sebastian Mastropiero, ese enigm¨¢tico compositor que vino al mundo un 7 de febrero, pero no se sabe de qu¨¦ a?o; ni siquiera de qu¨¦ siglo. Tampoco consta si naci¨® a la vez que su hermano gemelo, Harold, porque vivi¨® en distintas ¨¦pocas y cultiv¨® muy diferentes estilos art¨ªsticos: contempor¨¢neo de Mozart, compuso obras renacentistas y barrocas, adem¨¢s de cumbias y boleros.

Eso s¨ª, Mastropiero siempre quiso cultivarse: ¡°Pasaba largas horas en la biblioteca de la opulenta marquesa de Quintanilla, cuyos vol¨²menes lo apasionaban¡±. Y fue prol¨ªfico en todo. Tuvo tantos hijos con su esposa, que esta, llamada Rebeca, ¡°lleg¨® a pensar que no todos eran de ella¡±.

El tan enredoso legado de Mastropiero se dar¨¢ este a?o su ¨²ltimo garbeo por el mundo. Y cuando haya terminado, quedar¨¢ en el aire una postrera esperanza: que los v¨ªdeos de Les Luthiers en YouTube figuren alg¨²n d¨ªa entre las recetas universales destinadas a ensanchar la felicidad y endulzar la tristeza.

Qu¨¦ significa ¡°luthier¡±

¡°Luthier¡± proviene del t¨¦rmino provenzal?luth (¡°la¨²d¡±). Significa en origen ¡°constructor de instrumentos de cuerda¡±, pero luego se aplic¨® al constructor de cualquier instrumento musical.

Las academias recogen esta palabra desde 2014 con la graf¨ªa ¡°lutier¡±.

El nombre lo aport¨® en su d¨ªa Jorge Maronna, en referencia a los demenciales instrumentos que el grupo pretend¨ªa crear para usarlos en sus actuaciones. Con ayuda de distintos artesanos (Carlos Iraldi, Hugo Dom¨ªnguez, Fernando Tortosa), fueron naciendo la violata, el chelato, la mandocleta, el barr¨ªltono, la desafinaducha, el bolarmonio y otros muchos igualmente inclasificables.