Mastropiero sigue componiendo
La herencia de Masana, Rabinovich y Mundstock contin¨²a alimentando a Les Luthiers, un proyecto art¨ªstico asentado desde 1967 en el humor, la m¨²sica y la elaboraci¨®n de instrumentos estrafalarios
La muerte de Marcos Mundstock este mi¨¦rcoles, 22 de abril, llen¨® de consternaci¨®n a la familia Les Luthiers. Algunos de los miembros del grupo ya han llorado; y otros, los m¨¢s serenos, dicen que est¨¢n a punto de hacerlo. A todos ellos los sostiene en pie un aluvi¨®n de mensajes y llamadas de condolencia. Mientras tanto, el eterno Johann Sebastian Mastropiero sigue componiendo, y espera paciente a que alguien lo reclame de nuevo a escena, tal vez cuando el dolor por la p¨¦rdida de Mundstock se transforme en la fuerza necesaria para mantener su legado.
Mastropiero carece de principio y de final. Ha vivido en diversas ¨¦pocas y mostr¨® su discutible talento en los m¨¢s variados g¨¦neros musicales. Naci¨® un 7 de febrero, pero no se sabe de qu¨¦ a?o. Ni siquiera de qu¨¦ siglo. Y siempre sirvi¨® de inspiraci¨®n a Les Luthiers, que gracias a su ayuda recibieron en 2017 el premio Princesa de Asturias de Comunicaci¨®n y Humanidades.
Este m¨²sico inusual hubo de superar las muertes de Gerardo Masana, que falleci¨® con 36 a?os, y de Daniel Rabinovich, que se march¨® por otros mundos a los 71. Ahora se ha de enfrentar a la de Marcos Mundstock, a los 77. Fue Mundstock precisamente quien le dio ese raro apellido porque le parec¨ªa propio de un mafioso. Y despu¨¦s, entre ¨¦l y sus compa?eros configuraron la idea de este descre¨ªdo compositor ecl¨¦ctico y a la vez pasional, capaz de crear lo mismo ¡°arias¡± que ¡°semitas¡±; y que tuvo tantos hijos que su esposa, Rebeca, lleg¨® a creer que algunos no eran de ella.
La fuerza de Mastropiero como producto de la imaginaci¨®n le permiti¨® amoldarse a cada uno de los siglos que le toc¨® vivir: compuso ¨®peras y operetas, cantos y cantatas, sones y sonatas, serenas y serenatas¡ Y tambi¨¦n sinfon¨ªas, madrigales, chacareras, boleros, merengues o bandas sonoras.
Porque Mastropiero, como Les Luthiers, es sobre todo una idea, y las ideas no dependen de la vida ni de la muerte. El grupo constituye entonces un proyecto que trasciende a sus creadores y que podr¨¢ sobrevivirles, algo que s¨®lo suelen conseguir los teatros, los museos y los clubes de f¨²tbol.
El conjunto argentino, fundado en 1967 y caracterizado tanto por su humor verbal y musical como por sus instrumentos inauditos, se hab¨ªa preparado desde hace a?os para superar un momento como este. De hecho, ven¨ªa actuando desde febrero de 2019 sin la presencia de Mundstock, y contaba con regresar en octubre a Espa?a, donde hubo de interrumpir su gira de hace unas semanas al decretarse el estado de alarma.
La formaci¨®n cuenta en la actualidad con Tato Turano, Mart¨ªn O¡¯Connor, Roberto Antier y Tom¨¢s Mayer-Wolf, quienes durante a?os viajaron habitualmente con Les Luthiers como reemplazantes en sus giras internacionales, dispuestos siempre a saltar desde el banquillo para cubrir cualquier lesi¨®n de los titulares. Y adem¨¢s siguen en el conjunto Jorge Maronna (el ¨²nico miembro fundador que permanece) y Carlos L¨®pez Puccio (que ingres¨® en 1969). Ambos, seg¨²n fuentes del grupo, ya hab¨ªan compuesto nuevas canciones y escenas para el pr¨®ximo espect¨¢culo que, aunque condicionados por la pandemia, programaron estrenar en enero de 2021 en Argentina con tres cuartas partes de creaciones in¨¦ditas.
Este camino de continuidad no se ha improvisado ahora. El 8 de octubre de 2015, se re¨²nen en un camerino del Auditorio de Oviedo -donde iban a actuar unas horas despu¨¦s- Marcos Mundstock, Jorge Maronna, Carlos L¨®pez Puccio y Carlos N¨²?ez Cort¨¦s, quien ya hab¨ªa anunciado a sus compa?eros que deseaba jubilarse en 2017, cuando el grupo cumpliera 50 a?os en escena (en 1986 sali¨® tambi¨¦n voluntariamente Ernesto Acher, tras 15 a?os como luthier). Ocho semanas antes hab¨ªa fallecido Daniel Rabinovich, y necesitaban una reflexi¨®n conjunta sobre c¨®mo afrontar el futuro y las hipot¨¦ticas bajas que alg¨²n d¨ªa habr¨ªan de producirse. La conversaci¨®n avanza cordial, y todos est¨¢n de acuerdo en que los reemplazantes vayan cobrando ya mayor protagonismo, incluso sin lesiones de los titulares, y en que, como ya defend¨ªa su compa?ero Daniel, la idea y el estilo sigan en marcha siempre, incluso con franquicias o con distintos elencos como sucede con El Circo del Sol o Mayumana.
El sistema ideado entonces ha sido un ¨¦xito. Mart¨ªn O¡¯Connor y Tato Turano (quien hab¨ªa sido suplente durante 15 a?os) se repartieron los papeles de Rabinovich; y Tom¨¢s Mayer-Wolf se meti¨® en la piel de N¨²?ez Cort¨¦s. Incluso intercambi¨® distintas funciones con Turano, porque ambos dominan varios instrumentos y todos los registros musicales posibles. En su etapa como reemplazante, Turano hab¨ªa llegado a sustituir a todos los miembros del grupo. De uno en uno, claro.
Ese plan hizo m¨¢s f¨¢cil que durante el a?o largo en el que la enfermedad afect¨® a Mundstock (desde febrero de 2019), Roberto Antier ocupara su lugar, como ya ocurri¨® en las ¨²ltimas actuaciones en Madrid, hace seis meses. La vinculaci¨®n emocional de los viejos seguidores de Les Luthiers con sus fundadores no desaparecer¨¢ nunca, seguramente, y los echar¨¢n de menos en cada funci¨®n, pero la experiencia de estos ¨²ltimos a?os ha permitido comprobar que los guiones originales, la estructura del espect¨¢culo y las interpretaciones musicales consiguen que los aplausos y las risas se desaten en los mismos pasajes y casi con id¨¦ntica duraci¨®n.
Les Luthiers se han convertido as¨ª en una fascinaci¨®n colectiva, en un concepto del espect¨¢culo que vive por s¨ª mismo independientemente de los actores que lo representen (siempre que ¨¦stos se hallen a la altura de las exigencias esc¨¦nicas y musicales). La figura imaginaria de Mastropiero compendia todo eso, con sus aventuras personales y musicales, con esa curiosa formaci¨®n vital que, seg¨²n contaba Mundstock al presentarlo, hab¨ªa recibido de forma autodidacta: ¡°Mastropiero pasaba largas horas en la biblioteca de la opulenta marquesa de Quintanilla, cuyos vol¨²menes lo apasionaban¡±.
Ahora el grupo est¨¢ sobrecogido. Se les ha ido para siempre su hermano Marcos Mundstock, ese genio a quien los chistes se le ca¨ªan de los bolsillos con la habilidad del mago: por mucho que los vaciase, siempre los ten¨ªa llenos. Pero las ideas y el estilo que les dej¨® en herencia siguen en ellos para reactivarse con la sola evocaci¨®n de su memoria. Mastropiero los espera.
Algunos libros sobre Les Luthiers
'Les Luthiers, de la L a la S'. Daniel Samper Pizano (Ediciones B, 2007).
'Gerardo Masana y la fundaci¨®n de Les Luthiers'. Sebasti¨¢n Masana (Belacqua, 2004).
'Los juegos de Mastropiero'. Carlos N¨²?ez Cort¨¦s (Pen¨ªnsula, 2016).
'La vida privada de Les Luthiers'. Jorge Maronna y Daniel Samper Pizano (Planeta, 2017).
'Memorias de un Luthier'. Carlos N¨²?ez Cort¨¦s (Planeta, 2017).
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