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?Qu¨¦ bonito ser¨ªa que Pablo Hermoso de Mendoza, referencia fundamental en la historia del rejoneo, se dignara alg¨²n d¨ªa anunciarse en un cartel con Diego Ventura, figura a caballo indiscutible de los tiempos modernos! Es lo menos que merecen los muchos aficionados a este noble arte, la competencia entre los dos m¨¢ximos exponentes actuales del rejoneo. Pero da la impresi¨®n de que se van a quedar con las ganas a causa de un presunto empe?o personal del caballero navarro y la palpable demostraci¨®n de su muy discutible compromiso con la fiesta de los toros. Debiera ser de obligado cumplimiento la competencia en la cumbre en defensa de la emoci¨®n y la permanencia del espect¨¢culo, y penoso y vergonzoso es que dependa de la voluntad de una persona, en este caso Pablo Hermoso, que tiene hecha la cruz a su compa?ero, se niega a torear con ¨¦l y lo veta all¨¢ donde puede. Este es el gran borr¨®n -incomprensible, por otra parte- en la intachable trayectoria del gran caballero.

La reflexi¨®n surge al hilo de su impecable actuaci¨®n esta tarde ante dos marmolillos de Ferm¨ªn Boh¨®rquez con los que ha derrochado torer¨ªa, elegancia, dominio y conocimiento. Hermoso de Mendoza es algo m¨¢s que un rejoneador, es un torero por su exquisito sentido del temple y los muletazos largos, suaves y hondos que dibuja desde las monturas. No pudo ofrecer espect¨¢culo porque su primero sali¨® buscando a alg¨²n amigo en el tendido, se olvid¨® de los caballos y solo tuvo vida para media lidia, y el cuarto se par¨® de salida y no hubo m¨¢s.

Toda la corrida fue, m¨¢s o menos, as¨ª: sin fortaleza, sin casta y sin fondo. Amuermado se comport¨® tambi¨¦n el primero de Lea Vicens con el que estuvo correcta y escasa brillantez. Se levant¨® un fuerte viento a la salida del tercero y otro animal manso y parado impidi¨® que Guillermo Hermoso expresara la espectacularidad de su toreo.

Cambi¨® el panorama a partir del quinto, al que la amazona francesa esper¨® en la puerta de toriles, y el animal persigui¨® al caballo con verdadera furia, lo que cautiv¨® a los tendidos, que, por vez primera en la tarde, conoc¨ªan el color de la emoci¨®n. Vicens clav¨® despu¨¦s con escaso ajuste, fall¨® en una banderilla al viol¨ªn, pero mat¨® con rapidez y pase¨® una oreja de poco peso.

En su vuelta al ruedo se produjo un momento divertid¨ªsimo: hasta tres pollos le tiraron de los tendidos, y el ¨²ltimo se pase¨® ufano por todo el ruedo, lo que provoc¨® la hilaridad de los espectadores.

Quedaba el sexto, y Guillermo sali¨® dispuesto a abrir la Puerta Grande. Un quiebro apretad¨ªsimo en el primer rej¨®n de castigo fue su espectacular carta de presentaci¨®n, suerte que repiti¨® en banderillas montando a Ecuador; un par de cortas a dos manos le abrieron un cerrojo que ¨¦l volvi¨® a cerrar al fallar con el rej¨®n de muerte. Pase¨®, no obstante, una oreja que se gan¨® a pulso, y se llev¨® un pollo, que no es poca cosa.

Sopl¨® el viento, cayeron cuatro gotas y el espect¨¢culo fue reducido a causa del mal juego de los toros, pero en casa de Lea Vicens y los Hermoso se podr¨¢ degustar un caldo de puchero calentito, que sienta bien en estos d¨ªas de fr¨ªo. Mientras tanto, qu¨¦ bonito ser¨ªa que Pablo Hermoso de Mendoza decidiera alg¨²n d¨ªa medirse en el ruedo con Diego Ventura¡­ Y qu¨¦ incomprensible resulta que no lo haga¡­