Hermano sol, hermano lobo: la National Gallery celebra el mensaje radical y contempor¨¢neo de San Francisco de As¨ªs
La pinacoteca de Londres recorre a trav¨¦s de cuarenta obras de distintas etapas del arte la figura de ¡®Il poverello¡¯, uno de los santos m¨¢s representado por pintores y escultores y el personaje m¨¢s atractivo para muchos creyentes y laicos
Un lobo con una aureola dorada de santo en su cabeza recibe en la boca el trozo de carne que le ofrece un carnicero con su mano, mientras una ni?a acaricia al animal bajo la mirada permisiva y sonriente de su madre. El franc¨¦s Luc-Olivier Merson (1846-1920) quiso plasmar, con la ingenuidad de un cuento de hadas, la historia del Hermano Lobo, que dej¨® de aterrar a los habitantes de Buggio, convencido por San Francisco de As¨ªs. Hasta las bestias son bondadosas cuando les dan de comer.
Hay planteamientos m¨¢s radicales. La estatua contempor¨¢nea del brit¨¢nico ...
Un lobo con una aureola dorada de santo en su cabeza recibe en la boca el trozo de carne que le ofrece un carnicero con su mano, mientras una ni?a acaricia al animal bajo la mirada permisiva y sonriente de su madre. El franc¨¦s Luc-Olivier Merson (1846-1920) quiso plasmar, con la ingenuidad de un cuento de hadas, la historia del Hermano Lobo, que dej¨® de aterrar a los habitantes de Buggio, convencido por San Francisco de As¨ªs. Hasta las bestias son bondadosas cuando les dan de comer.
Hay planteamientos m¨¢s radicales. La estatua contempor¨¢nea del brit¨¢nico Antony Gormley (1950), de plomo, escayola y fibra de vidrio, inspirada en el San Francisco en el desierto del renacentista Bellini, es apenas un maniqu¨ª despojado de todo lujo para resaltar, como huecos de luz, los cinco estigmas de Cristo, en manos, pies y costado, que el santo recibi¨® ¡ªcuenta la historia cat¨®lica¡ª en el monte de la Verna.
La National Gallery de Londres plantea en su exposici¨®n St. Francis of Assisi (San Francisco de As¨ªs), que permanecer¨¢ hasta el 30 de julio, la visi¨®n que artistas de distintas ¨¦pocas han tenido del santo m¨¢s representado, m¨¢s admirado, m¨¢s utilizado y m¨¢s contempor¨¢neo de la tradici¨®n cat¨®lica. ¡°El radicalismo espiritual de Francisco, su compromiso con los pobres y con la solidaridad humana, su amor a Dios, a la naturaleza y a los animales, que podr¨ªamos denominar como el embri¨®n de la lucha a favor del medioambiente, su lucha por lograr la paz entre enemigos y un di¨¢logo abierto con otras religiones son todos ellos asuntos que todav¨ªa resuenan hoy, y que le convierten en una figura de enorme relevancia en la actualidad¡±, defiende Gabriele Finaldi, director de la National Gallery (entre 2002 y 2015 fue director adjunto de Conservaci¨®n e Investigaci¨®n del Museo del Prado) y comisario de la muestra junto a Joost Joustra, especialista en pintura religiosa.
Hay un San Francisco de As¨ªs diferente para quien se acerca a su historia, a su leyenda y a su simbolismo en la historia del cristianismo. La Iglesia Cat¨®lica us¨® su discurso de pobreza extrema y su imagen bondadosa como icono perfecto de la Contrarreforma, a pesar del recelo que desataba entre los prelados; su C¨¢ntico de las criaturas, donde da gracias a Dios por el hermano sol, la hermana luna, el hermano viento y la madre tierra es el precursor del conservacionismo contempor¨¢neo y la defensa del medio ambiente. Francisco predicaba a las aves y hablaba con lobos. Pero tambi¨¦n se refer¨ªa a su propio cuerpo como ¡°hermano asno¡±, por la torpeza que en ocasiones sent¨ªa para glorificar a Dios; finalmente, los estigmas del santo y su vida de pobreza hicieron que muchos le vieran como el alter Christus (otro Cristo) por excelencia: su representaci¨®n art¨ªstica, con una calavera en la mano para recordar constantemente la presencia de la ¡°hermana muerte¡± y el necesario camino para la salvaci¨®n del alma.
¡°Algunos ver¨¢n a este gran y maravilloso hombre como una figura del humanismo secular y un modelo de virtudes sociales. O describir¨¢n a este demagogo divino como el dem¨®crata m¨¢s sincero del mundo, y probablemente lo era¡±, escribi¨® el brit¨¢nico G.K. Chesterton en su biograf¨ªa del santo, unos de los primeros libros de su etapa de conversi¨®n al catolicismo. ¡°Su teolog¨ªa asc¨¦tica puede ser ignorada, o considerada simplemente un accidente de su ¨¦poca contempor¨¢nea (...) Puede intentar narrarse la historia del santo sin contar con Dios; ser¨ªa algo as¨ª como contar la historia de Nansen [el explorador y diplom¨¢tico noruego que cruz¨® por primera vez Groenlandia] y olvidarse de mencionar el Polo Norte¡±, ironiza Chesterton.
Las distintas visiones de San Francisco
Se?ala Chesterton la contradicci¨®n en que incurre alguna izquierda al rescatar la justicia social y el humanismo que derivan de las lecciones y la vida del santo, plasmada en la tarea de los franciscanos, sin tener en cuenta la vertiente religiosa que explica todo. Algo parecido a lo que sus muchos cr¨ªticos reprochan al papa Francisco (un jesuita que decidi¨®, sin embargo, usar para su pontificado el nombre del de As¨ªs), sin tener en cuenta que algunos mensajes o gestos son m¨¢s poderosos que las enc¨ªclicas.
¡°Desde su Umbr¨ªa natal [la regi¨®n italiana donde est¨¢ As¨ªs], la imagen de San Francisco se extendi¨® r¨¢pidamente como un fen¨®meno global¡±, se?ala el comisario de la muestra Joustra. ¡°Su vida no fue ¨²nicamente un ejemplo digno de imitaci¨®n, sino que hasta el d¨ªa de hoy sigue siendo una fuente constante de fascinaci¨®n art¨ªstica¡±.
Salvo los frescos de Giotto, esa obra cumbre que dio los primeros pasos hacia el naturalismo en la pintura y que decora la Bas¨ªlica Superior de As¨ªs con escenas de la vida del santo, la National Gallery ha logrado reunir una muestra muy variada que atraviesa las distintas visiones hist¨®ricas de Francisco. Un recorrido que comienza con las siete pinturas de tempera y oro sobre madera del toscano Stefano di Giovanni Sassetta con la Leyenda de Francisco de As¨ªs y termina con un c¨®mic de la saga de h¨¦roes Marvel que relata la vida de Francisco. En el medio, el ascetismo de El Greco al retratar el momento en que recibe los estigmas; el ardiente amor espiritual que refleja Murillo ¡ª¨¦l mismo miembro de la Tercera Orden de San Francisco, integrada por laicos¡ª al pintar el abrazo desde la cruz del Cristo al Santo; la meditaci¨®n plasmada por Zurbar¨¢n, o el ¨¦xtasis imaginado por Caravaggio.
La influencia constante del asceta de As¨ªs en el arte: A Walk for St. Francis (Un Paseo por San Francisco), al principio de la muestra, recoge en un simple c¨ªrculo todas las ideas conc¨¦ntricas ¡ªel canto de la alondra, las campanas en la lejan¨ªa o el silencio de la noche¡ª que surgieron en la cabeza del artista brit¨¢nico contempor¨¢neo despu¨¦s de pasar una semana en el monte Subasio, sobrevolando el pueblo de As¨ªs. O la propuesta de Alberto Burri, el italiano que comenz¨® a pintar durante el largo tiempo como prisionero de guerra en 1943. Su obra Sacco, un sucio trozo de arpillera enmarcado tiene en una esquina un agujero con fondo rojo. Pobreza, pero tambi¨¦n la se?al del estigma.
O El Franciscano, del muralista mexicano Jos¨¦ Clemente Orozco. El abrazo de un franciscano a un pobre desnudo y postrado en el suelo, que recuerda al primer abrazo inici¨¢tico de Francisco a un leproso.
La variedad de la muestra despista con tanta alegor¨ªa y estilos, hasta el punto de que el visitante puede confundir los harapos enmarcados de la ¨²ltima sala con otra propuesta vanguardista. No lo es. Son los h¨¢bitos del santo ¡ªdicen¡ª, la reliquia conservada en la Bas¨ªlica de la Santa Cruz de Florencia. El modo perfecto de remarcar la contemporaneidad del de As¨ªs.