Descifrado el triste mensaje que ocult¨® la reina Berenguela en la techumbre de un convento de Salamanca
M¨¢s de 150 escudos her¨¢ldicos relatan la desventurada vida de la mujer a la que el papa Inocencio III oblig¨® a separarse de Alfonso IX cuando ya ten¨ªan cinco hijos en com¨²n
La reina Berenguela I de Castilla (1180-1246) fue, adem¨¢s, reina consorte del Reino de Le¨®n por su matrimonio con Alfonso IX, pero el papa Inocencio III anul¨® el m¨¢s que consumado enlace siete a?os despu¨¦s de los esponsales y de cinco hijos venidos al mundo. La raz¨®n esgrimida fue que los esposos eran parientes en tercer grado. Berenguela nunca super¨® el hachazo sentimental y pol¨ªtico que la oblig¨® a volver a Castilla para acogerse a la protecci¨®n de sus afamados padres: ...
La reina Berenguela I de Castilla (1180-1246) fue, adem¨¢s, reina consorte del Reino de Le¨®n por su matrimonio con Alfonso IX, pero el papa Inocencio III anul¨® el m¨¢s que consumado enlace siete a?os despu¨¦s de los esponsales y de cinco hijos venidos al mundo. La raz¨®n esgrimida fue que los esposos eran parientes en tercer grado. Berenguela nunca super¨® el hachazo sentimental y pol¨ªtico que la oblig¨® a volver a Castilla para acogerse a la protecci¨®n de sus afamados padres: Alfonso VIII, vencedor de las Navas de Tolosa, y Leonor Plantagenet, hija del rey Enrique II de Inglaterra y de Leonor de Aquitania, musa de los trovadores. Una vida, por tanto, marcada por los intereses pol¨ªticos y personales de otros. El duque de Rothenburg, por ejemplo, quinto hijo del emperador germano Federico I Barbarroja, se comprometi¨® con ella cuando ten¨ªa solamente nueve a?os, pero finalmente rompi¨® el acuerdo al enterarse de que Berenguela hab¨ªa tenido un nuevo hermano var¨®n, Enrique I, con lo que el arist¨®crata alem¨¢n perd¨ªa sus posibles derechos din¨¢sticos por matrimonio.
Berenguela, poco antes de morir, decidi¨® escribir su azarosa historia. Los estudiosos Charo Garc¨ªa de Arriba y Miguel ?ngel Mart¨ªn Mas han hallado d¨®nde. Estaba cifrada y pintada en la techumbre del Real Convento de Santa Clara, en Salamanca. El cenobio salmantino fue fundado hacia 1238. En su artesonado, seg¨²n se cre¨ªa hasta ahora, las familias m¨¢s importantes de la ciudad pintaron alrededor de ciento cincuenta emblemas y escudos her¨¢ldicos para que la posteridad recordase su generosa aportaci¨®n a la erecci¨®n del edificio religioso. Pero en el siglo XVIII, las clarisas decidieron construir una nueva iglesia y ocultar entre una falsa b¨®veda y el tejado del convento aquella techumbre cuyo friso estaba decorado con leones, p¨¢jaros, castillos y blasones. Hace cincuenta a?os, durante unas obras, se descubri¨® lo tapado. El colorido artesonado hoy puede visitarse gracias a un sistema de pasarelas que permite ver la decoraci¨®n con todo detalle.
La interpretaci¨®n de que se trataba de elementos her¨¢ldicos de la ciudad se mantuvo hasta que el bi¨®logo y director de la Fundaci¨®n Tormes-EB, Ra¨²l de Tapia Mart¨ªn, hizo p¨²blico que el ave representada varias veces en el artesonado, una chova piquirroja, no era propia del ¨¢rea de Salamanca, sino m¨¢s bien de zonas monta?osas de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica y de los acantilados de las islas Brit¨¢nicas. Y as¨ª surgi¨® una l¨®gica pregunta: ?por qu¨¦ alguien pintar¨ªa precisamente esta ave en una iglesia de Salamanca?
Garc¨ªa de Arriba y Mart¨ªn Mas comenzaron a ¡°barajar opciones¡± que justificaran la presencia del c¨®rvido. Se dieron cuenta de que la chova piquirroja es el emblema de Santo Tom¨¢s de Canterbury, cuyo asesinato en 1170 fue inducido por Enrique II de Inglaterra, abuelo de Berenguela. Tras el crimen, arrepentido, el rey foment¨® la devoci¨®n al santo, misi¨®n que le encomend¨® a sus hijas y nietas en los lugares donde reinasen. Una especie de penitencia familiar. Una leyenda cuenta que, tras el homicidio del obispo, unos cuervos entraron en la catedral y, al posarse sobre el cad¨¢ver, se mancharon su pico y sus patas de sangre, convirti¨¦ndose as¨ª en c¨®rvidos de pico y patas encarnadas. Por ello, el escudo de la ciudad de Canterbury luce tres chovas piquirrojas sobre un campo de plata y por encima de ellas el le¨®n de oro de los Plantagenet sobre un campo de gules.
¡°A partir de ah¨ª empezamos a descubrir que el artesonado no conten¨ªa blasones aislados de nobles salmantinos, sino que todo el conjunto contaba una historia. Lo que ve¨ªamos encajaba con los avatares vividos por la reina Berenguela, la historia de las cr¨®nicas estaba ah¨ª, pero contada a trav¨¦s de im¨¢genes. Los leones nos marcaban el orden de las p¨¢ginas que hab¨ªamos de leer¡±, explica Mart¨ªn Mas.
El artesonado, indican los dos estudiosos, narra la historia de Berenguela desde 1204, a?o de la anulaci¨®n de su matrimonio con Alfonso IX, hasta 1245, el anterior a su fallecimiento. ¡°Todo apunta¡±, asevera Garc¨ªa de Arriba, ¡°a que la propia reina vino a Salamanca al final de su vida para dejar reflejada su historia y reivindicar su puesto como reina de Le¨®n, Se?ora de Salamanca y, sobre todo, esposa de Alfonso IX y madre de Fernando III el Santo, conquistador de C¨®rdoba y Sevilla¡±.
¡°Creemos que puede ser algo ¨²nico en el mundo. Se utiliza la her¨¢ldica para, entre otras cosas, representar la lucha por la sucesi¨®n del Reino de Le¨®n, la muerte de Alfonso IX, el ascenso de Fernando III al trono leon¨¦s en 1230 y la muerte de las dos esposas de este: Beatriz de Suabia, fallecida en 1235, cuya ¨¢guila negra se transforma en una banda para reflejar su ¨®bito, y Juana de Ponthieu, cuyos emblemas dan cuenta del dolor que siente por la p¨¦rdida de dos de sus cinco hijos¡±, se?alan. Tambi¨¦n hay un ¡°emotivo homenaje a su abuela, Leonor de Aquitania, a la que Berenguela ofrenda el fruto de la Concordia de Benavente, el Reino de Le¨®n¡±. Este pacto, firmado tras la muerte de Alfonso IX, despose¨ªa a las hijas de su primera esposa, Teresa de Portugal, de los derechos din¨¢sticos en favor de su hijo Fernando III.
El artesonado muestra, seg¨²n los estudiosos, ¡°la avanzada educaci¨®n y pensamiento de la reina¡±, que ¡°traza un programa iconogr¨¢fico para narrar circunstancias muy personales de su vida mediante emblemas y escudos parlantes. Es her¨¢ldica parlante en la m¨¢s amplia extensi¨®n del t¨¦rmino¡±.
Entre los s¨ªmbolos empleados destaca la gran cantidad de emblemas cuartelados diferentes, una innovaci¨®n introducida en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica por Berenguela y que usa para representarse a s¨ª misma de una forma velada con diez variantes distintas. Lo hace siguiendo c¨®digos impl¨ªcitos en el t¨®pico medieval del amor cort¨¦s, que tanto gustaba a su abuela.
¡°No es un homenaje a la reina Berenguela, sino un homenaje de la misma al Reino de Le¨®n, a su esposo y a la ascendencia materna, al imperio levantado por su abuela Leonor de Aquitania, reina de Inglaterra y promotora del llamado Imperio Angevino, que inclu¨ªa Inglaterra, Irlanda y el Oeste de Francia¡±.
Si se sigue el itinerario se?alado por los leones de la techumbre, se puede hacer un seguimiento cronol¨®gico de hechos hist¨®ricos que Garc¨ªa de Arriba y Mart¨ªn Mas detallan exhaustivamente en un blog. Entre ellos, la tormentosa pugna por la sucesi¨®n del reino de Le¨®n y los compromisos y matrimonios de los implicados. De hecho, la lucha por la corona leonesa se relata como una partida de ajedrez y una carrera de galgos. Adem¨¢s, en el friso trasero de la techumbre se ofrece un homenaje a los or¨ªgenes maternos y al Imperio Angevino de la familia Plantagenet-Aquitania. Entre los personajes hist¨®ricos que aparecen se encuentran las dos viudas de Fernando II de Le¨®n (Urraca de Portugal y Urraca L¨®pez de Haro), Teresa de Portugal, la propia Berenguela y su hermana Mafalda, Violante de Arag¨®n, Alfonso X¡
La reina Berenguela fue una mujer extremadamente inteligente y capaz, pero una de tantas olvidadas por la Historia en favor de sus esposos e hijos varones. Busc¨® la paz entre los reinos cristianos, uni¨® definitivamente, gracias a su ambici¨®n y a sus extraordinarias habilidades para la pol¨ªtica, los reinos de Le¨®n y de Castilla. Todo lo dej¨® escrito en los maderos de la techumbre de un convento.