Eduardo Rosales, un cl¨¢sico de la pintura espa?ola pese a morir con 36 a?os
El Museo del Prado inaugura una retrospectiva con 17 obras del artista, algunas de las cuales fueron adquiridas con la herencia de la profesora Carmen S¨¢nchez
Eduardo Rosales (Madrid, 1836-1873) muri¨® con solo 36 a?os. Una tuberculosis cr¨®nica que padec¨ªa desde los 20 acab¨® con una carrera que ya estaba en lo m¨¢s alto. Elegido por sus compa?eros para dirigir la Academia de Espa?a en Roma, no pudo tomar posesi¨®n, pero dej¨® un conjunto de obras que certifican su importancia e influencia entre los artistas espa?oles del XIX por su inmensa aportaci¨®n a la pintura hist¨®rica. A prop¨®sito del 150 aniversario de su muerte, el Museo del Prado ha inaugurado una retrospectiva en homenaje a su legado en la que a trav¨¦s de 17 obras (14 pinturas y 3 dibujos) se analizan sus ra¨ªces creativas, influencias y manera de entender el arte. La muestra est¨¢ situada en la sala 60 del edificio Villanueva y se podr¨¢ ver hasta el 29 de enero de 2024. Es una ubicaci¨®n vecina a la sala 61B en la que est¨¢n colgadas los siete ¨®leos m¨¢s famosos de Rosales, incluidos en la colecci¨®n permanente: Do?a Isabel la Cat¨®lica dictando su testamento (1864), Muerte de Lucrecia (1871) o Presentaci¨®n de don Juan de Austria al emperador Carlos V en Yuste (1869).
Javier Bar¨®n, jefe de Conservaci¨®n de Pintura del Siglo XIX del Museo del Prado, ha comisariado esta exposici¨®n reducida en n¨²mero de obras (17) pero densa en contenido. Las dos salas forman un mismo ambiente con el que entender la personalidad creadora del artista, sus referencias y la modernidad que, junto a Mariano Fortuny, transmiti¨® a generaciones posteriores.
Por la sala que ahora ocupa Rosales ya han pasado 23 artistas en 23 exposiciones que se han centrado en un aspecto u otro de la obra. Al igual que en otras convocatorias, el comisario ha reunido obras que podr¨ªan ser calificadas de in¨¦ditas por proceder de recientes donaciones y legados y por haber sido meticulosamente revisadas para la exposici¨®n. Como dijo Andr¨¦s ?beda, director adjunto de Conservaci¨®n e Investigaci¨®n, ¡°est¨¢n todas como en la mili, incluidos los marcos, en perfecto estado de revista¡±. ?beda aprovech¨® la presentaci¨®n para hacer un homenaje p¨²blico a Eva Perales, restauradora especialista en el XIX que ahora se jubila despu¨¦s de cuatro d¨¦cadas de trabajo.
Bar¨®n record¨® las pinturas que proceden de la famosa herencia de la maestra Carmen S¨¢nchez, amiga del Museo del Prado, fallecida en Madrid en 2016 a los 86 a?os de edad. La profesora dej¨® todos sus bienes al Museo del Prado y la pinacoteca adquiri¨®, entre otras cosas, dos obras de pintura de historia que se encontraban en paradero desconocido. Eran Do?a Blanca de Navarra entregada al captal de Buch y La reina do?a Juana en los adarves del castillo de la Mota, as¨ª como el estudio, a¨²n menos conocido, de Sala de Constantino en el Vaticano, preparatorio para la Presentaci¨®n de Juan de Austria al emperador Carlos V, en Yuste. Tambi¨¦n pudo comprarse el boceto de su ¨²ltimo gran cuadro de historia, La muerte de Lucrecia. Las dos donaciones m¨¢s recientes, Paisaje de Rocamora y el retrato de Mar¨ªa Isabel Manuel de Villena, IX condesa de la Granja de Rocamora, se exponen ahora por vez primera.
Mientras se?ala detalles de cada una de las piezas, Andr¨¦s ?beda recuerda los duros or¨ªgenes de Eduardo Rosales. Hijo de una familia muy humilde, qued¨® hu¨¦rfano siendo adolescente. Unos parientes m¨¢s solventes que sus padres, se hicieron cargo del chico. Le dieron un hogar, le facilitaron el aprendizaje de la pintura y le permitieron casarse con su hija Maximina. Las cr¨®nicas de aquellos a?os hablan de problemas econ¨®micos y amorosos porque parece ser que el artista era muy enamoradizo. Sea como fuere su vida personal, lo cierto es que muy pronto se destac¨® por su forma de narrar acontecimientos hist¨®ricos. Seg¨²n asegura Javier Solana, presidente del patronato del Prado, el museo tiene la mayor y mejor colecci¨®n de obras de Rosales: 36 pinturas y 104 dibujos.
Babelia
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