Muere Renata Scotto, la diva que afront¨® el ¡®fantasma¡¯ de Maria Callas, a los 89 a?os
Fue una soprano legendaria por su musicalidad y continua evoluci¨®n desde el ¡®bel canto¡¯ al verismo. Sus grabaciones de las protagonistas de ¡®La Traviata¡¯ y ¡®Madama Butterfly¡¯ siguen siendo referencias absolutas
La soprano Renata Scotto tuvo su bautismo de fuego el 3 de septiembre de 1957 en Edimburgo. Aquel d¨ªa sustituy¨® a una airada Maria Callas, que se hab¨ªa negado a cantar una funci¨®n adicional de La son¨¢mbula, tras encadenar cuatro noches consecutivas de ¨¦xito. Ten¨ªa 23 a?os y era su primera encarnaci¨®n de la ¨®pera de Bellini, pero fascin¨® a un p¨²blico que esperaba escuchar a la estrella grecoamericana. ¡°Me convert¨ª en una celebridad, pude elegir mis papeles, me sent¨ª m¨¢s responsable y comenc¨¦ a crecer como artista. Esa noche fue muy hermosa¡±, recordaba dentro de sus memorias, Scotto, more than a diva (1984).
El evento lanz¨® su legendaria trayectoria como cantante de ¨®pera. M¨¢s de cinco d¨¦cadas en las que evolucion¨® desde el bel canto al verismo. Una diva inquieta y musical que ejerci¨® adem¨¢s como directora de escena y profesora de canto. Pero la voz de la soprano de Liguria se apag¨® para siempre en la madrugada del pasado 16 de agosto, en su natal Savona, a sus 89 a?os, tal como inform¨® su hijo Filippo Anselmi.
Aquella noche de 1957, en Edimburgo, el p¨²blico no quer¨ªa dejar escapar del escenario a la joven soprano, con doce llamadas en solitario. El director de orquesta, Antonino Votto, tuvo que acudir en su ayuda, pues deb¨ªa coger un tren para Londres. De hecho, al d¨ªa siguiente inici¨® su primera grabaci¨®n comercial, donde cant¨® Glauco en Medea, de Cherubini, junto a Mar¨ªa Callas. Fue el primer encuentro entre ambas: ¡°Escuch¨¦ que lo hiciste muy bien anoche. Brava, molto brava. Bene¡±, fueron las palabras de la diva grecoamericana ante una emocionada Scotto. No por casualidad, Callas hab¨ªa sido un modelo para ella, al dotar de una vertiente humana al bel canto y alejarlo de los ruise?ores mec¨¢nicos y de las m¨¢quinas de coloratura. Una objetividad musical hacia el texto cantado y la notaci¨®n escrita que marcar¨ªan siempre su trayectoria.
Scotto nunca tuvo ning¨²n enfrentamiento con Callas. Y en sus memorias ventila toda pol¨¦mica: ¡°La ¨®pera no naci¨® con Maria Callas, y no muri¨® con ella. Tampoco muri¨® con Malibr¨¢n o Ponselle. Y no morir¨¢ cuando yo me haya ido. Vive, como debe ser, en nuevas voces. Callas bien podr¨ªa ser un hermoso recuerdo con el que comparar a muchas grandes sopranos, pero cada artista tiene su tiempo¡±. No obstante, la soprano italiana padeci¨® su ¡°fantasma¡± en varias ocasiones. Fue el caso del estreno de una nueva producci¨®n de Las v¨ªsperas sicilianas de Verdi, en 1970, con la propia Callas entre el p¨²blico. Una funci¨®n marcada por los loggionisti que gritaban ¡°Brava, Callas¡± o ¡°Maria, Maria¡±, cada vez que Scotto comparec¨ªa en escena.
Algo parecido le sucedi¨®, en 1979, dos a?os despu¨¦s de la muerte de Callas, y durante una nueva producci¨®n de Luisa Miller, de Verdi, en la Metropolitan Opera. Pero los exaltados consiguieron arruinar, en 1981, otro estreno de Norma, de Bellini, en el teatro neoyorquino. Antes de que abriera la boca y pudiera cantar una sola nota, cuatro espectadores gritaron el nombre de la diva grecoamericana varias veces y la Scotto se vino abajo. ¡°Fue la peor noche de toda mi carrera¡±, recuerda en sus memorias. No obstante, con la ayuda de su colega Pl¨¢cido Domingo, que cantaba Pollione, consigui¨® sobreponerse y culminar con ¨¦xito la funci¨®n.
En realidad, Scotto estaba predestinada para Norma y La son¨¢mbula. Se lo dijo la mism¨ªsima soprano predilecta del propio Bellini, a pesar de que hab¨ªa fallecido en 1836. En su libro cuenta que particip¨®, a mediados de los a?os cincuenta, en una sesi¨®n de espiritismo donde la m¨¦dium le dijo que deb¨ªa cantar lo que ella cantaba y confes¨® su tristeza por haber fallecido demasiado joven. Alguien le dio un bol¨ªgrafo y garabate¨® la firma de Mar¨ªa Malibr¨¢n. A?os despu¨¦s, Scotto adquiri¨® una carta original de la cantante y pudo comprobar que su caligraf¨ªa y la de la m¨¦dium eran id¨¦nticas.
La soprano de Liguria hab¨ªa nacido, en febrero de 1934, en una familia humilde, donde era la hija menor de un polic¨ªa y una costurera. Creci¨® marcada por la guerra y el hambre, aunque su t¨ªo Salvatore, un pescador calabr¨¦s aficionado a la ¨®pera, la llev¨® por vez primera al Teatro Chiabrera de Savona con doce a?os. Vio a Tito Gobbi cantando Rigoletto, de Verdi, y decidi¨® que ser¨ªa cantante de ¨®pera. Estudi¨® piano y se form¨® como mezzosoprano. Pero con catorce a?os se traslad¨® a Mil¨¢n, para estudiar con Emilio Ghirardini, y vivi¨® en un convento de monjas canosianas cerca del Duomo donde cos¨ªa y limpiaba. Descubri¨® su voz de soprano y frecuent¨® las funciones matinales de los domingos, en La Scala, donde escuch¨® a las principales voces del momento como Stignani y Callas, Schwarzkopf o Di Stefano.
En 1952 gan¨® un concurso que provoc¨® su debut como Violeta, de La Traviata, en el Teatro Nuovo de Mil¨¢n. Tras esa funci¨®n recibi¨® el asesoramiento de Mafalda Favero en su siguiente personaje, Cio-Cio San de Madama Buttefly, que cant¨® en La Fenice de Venecia. Ambos papeles los hab¨ªa cantado previamente en su Savona natal y ser¨ªan determinantes en su carrera. Pero termin¨® 1953 debutando en La Scala de Mil¨¢n, como Walter en La Wally, de Catalani, junto a Renata Tebaldi y Mario Del Monaco. Y lleg¨® a la conclusi¨®n de que no iba por buen camino. Su amistad con Alfredo Kraus le permiti¨® reconducir su carrera, al proponerle estudiar con su maestra, la catalana Mercedes Llopart, que le propuso dedicarse al repertorio belcantista. Lo combin¨® con varios papeles de Weber, Glinka, M¨²sorgski, Bizet y Massenet que cant¨® en italiano.
Scotto se asent¨® en los principales teatros de su pa¨ªs a finales de los cincuenta. E incluso hizo su debut discogr¨¢fico como protagonista de Lucia de Lammermoor, de Donizetti, en 1959, para el sello discogr¨¢fico que acababa de crear Casa Ricordi. Se cas¨®, al a?o siguiente, con el violinista Lorenzo Anselmi que se convirti¨® en su agente y compa?ero de vida. En los a?os sesenta lleg¨® su despegue internacional con sendos debuts en el Covent Garden de Londres y la Metropolitan ?pera de Nueva York cantando Madama Butterfly. Tras varios sinsabores profesionales con los gerentes de teatros italianos, y padecer dos robos en su domicilio en corto espacio de tiempo, decidi¨® trasladarse en los setenta a Nueva York, donde se convirti¨® en una estrella fundamental de la Metropolitan Opera. All¨ª ensanch¨® considerablemente su repertorio hasta 1987 en estrecha colaboraci¨®n con James Levine. Y lleg¨® a sumar 26 personajes desde el bel canto al verismo con alg¨²n reto famoso como ser la primera cantante que afront¨® en ese teatro los tres personajes de soprano de El tr¨ªptico, de Puccini (Giorgetta, Suor Angelica y Lauretta), en 1976.
Su estilo vocal siempre se caracteriz¨® por conseguir una rara combinaci¨®n de agilidad vocal, poder¨ªo dram¨¢tico y credibilidad musical. Desarroll¨® un instinto inconfundible para moldear frases y colorear palabras sin alterar la integridad de lo escrito en la partitura. Y aplic¨® esa misma l¨®gica a su labor como directora de escena, donde siempre trat¨® de alejarse de cualquier experimento. Entre sus m¨²ltiples grabaciones, aparte de varios registros en vivo de ¨®peras de Donizetti y Bellini, destac¨® en Verdi y Puccini con varios registros inolvidables en estudio. Es fundamental su grabaci¨®n de 1980, de La Traviata, de Verdi, bajo la direcci¨®n de Riccardo Muti (EMI/Warner Classics), donde imparte una lecci¨®n de estilo musical y refinamiento vocal sin contravenir nada de lo escrito por Verdi. Y quiz¨¢ su hito fonogr¨¢fico fue Madama Butterfly, en 1966, bajo la direcci¨®n de John Barbirolli (EMI/Warner Classics), donde convierte a la protagonista en una mujer que va de la felicidad forzada a la desesperaci¨®n y el miedo con una transici¨®n emocional y musical absolutamente impresionante.
Babelia
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