El robo de miles de piezas golpea duramente a la reputaci¨®n internacional del Museo Brit¨¢nico
La desaparici¨®n de peque?as piezas de escaso valor es m¨¢s normal de lo asumido en muchos museos, pero el caso del Brit¨¢nico ha tambaleado una instituci¨®n duramente criticada por su negativa a devolver a otros pa¨ªses las obras que acumula
La entrada en el majestuoso vest¨ªbulo central del Museo Brit¨¢nico (BM, en sus siglas en ingl¨¦s), en el barrio londinense de Bloomsbury, obliga de inmediato a alzar la vista, atra¨ªda por la luz que filtra su b¨®veda de cristal. Es f¨¢cil no prestar atenci¨®n a la inscripci¨®n del suelo, una cita del poeta victoriano que m¨¢s simboliza el esplendor sin complejos del Imperio Brit¨¢nico, Alfred Tennyson. ¡°Y deja que tus pies, de aqu¨ª a los milenios, se anclen en medio del conocimiento¡±. La pretensi¨®n de los sucesivos Gobiernos del Reino Unido de ser los custodios de ocho millones de piezas arqueol¨®gicas que narran la Historia Universal de la humanidad ¨Dlo que para muchos no es m¨¢s que la institucionalizaci¨®n de un expolio hist¨®rico¨D se ha dado de bruces con un episodio, el robo de m¨¢s de 2.000 objetos, que ha provocado el bochorno internacional y ha cuestionado seriamente el papel de guardi¨¢n que se atribuye a s¨ª mismo el museo.
¡°Los grandes museos enciclop¨¦dicos, a diferencia de las galer¨ªas nacionales de arte [pinacotecas], se enfrentan a retos muy precisos, dada la enorme cantidad de objetos que van adquiriendo a lo largo de los siglos y la exigencia de crear un sistema eficaz de acceso y catalogaci¨®n constantemente actualizado¡±, explica Alison Cole, la directora de The Art Newspaper, la publicaci¨®n mensual referente entre los profesionales del arte. ¡°Los hurtos y desapariciones de objetos de los museos pueden ser algo m¨¢s corriente de lo que asumimos, tanto aqu¨ª en el Reino Unido como en otros pa¨ªses. Suelen ser piezas de un valor econ¨®mico muy bajo, no se trata de obras con un valor incalculable. Por lo general son peque?as, f¨¢ciles de transportar y cuya ausencia no resulta llamativa¡±, detalla Cole.
Nadie se ha atrevido a poner un precio en dinero a todo lo desaparecido en el BM durante los ¨²ltimos a?os, pero el coste pol¨ªtico y en reputaci¨®n del museo ha sido elevad¨ªsimo. Su director, el alem¨¢n Hartwig Fischer, se ha visto obligado a dimitir. Su segundo, Jonathan Williams, el verdadero responsable de la falta de respuesta ante las primeras se?ales de alerta, ha sido abruptamente sustituido por Carl Heron, el director de Investigaciones Cient¨ªficas de la Instituci¨®n. Y el presidente del BM, el exministro de Econom¨ªa del Gobierno conservador de David Cameron, George Osborne, lleva una semana recorriendo las televisiones haciendo prop¨®sito de enmienda. ¡°Nuestra responsabilidad ahora es asegurarnos de haber aprendido la lecci¨®n, para que este tipo de sucesos sean mucho m¨¢s improbables en el futuro¡±, promete.
El empleado sospechoso de sacar del museo la mayor¨ªa de los objetos ya ha sido apartado e investigado por la polic¨ªa, y muchas de las piezas ¨Djoyas de oro, piedras preciosas y ornamentaci¨®n con m¨¢s de 3.500 a?os de antig¨¹edad¨D han vuelto al BM. La gran tragedia, sin embargo, reside en que gran parte de lo hurtado, que no estaba expuesto, sino que permanec¨ªa guardado en los dep¨®sitos, no hab¨ªa sido catalogado ni inventariado. La gran paradoja, que el hombre que promete un cambio es el mismo ministro que durante los a?os de austeridad redujo notablemente el presupuesto de las instituciones culturales brit¨¢nicas. ¡°No deber¨ªa sorprendernos tanto esta falta de catalogaci¨®n, porque el museo tiene bajo su custodia millones de objetos, y llevamos ya varias d¨¦cadas en las que las tareas administrativas y de conservaci¨®n han visto reducidos dr¨¢sticamente sus presupuestos¡±, denuncia Cole.
El mercado negro de piezas
Fue un anticuario holand¨¦s, Ittai Gradel, quien advirti¨® en 2021 al museo de los posibles hurtos. Hab¨ªa comprado algunas de las piezas a trav¨¦s de la red, en subastas de portales como eBay. El museo respondi¨® al anticuario que, despu¨¦s de revisar su inventario, no echaba en falta nada en concreto, e incluso lleg¨® a acusarle de quedarse con algunos de los objetos.
¡°Los anticuarios con una reputaci¨®n establecida y las casas de subastas con experiencia venden ya todos por internet, sobre todo despu¨¦s de que la pandemia obligara a cerrar las galer¨ªas y salas de subastas. Pero estos profesionales someten sus objetos a la debida diligencia, para asegurarse de que no son falsos ni robados. Suelen ser de absoluta confianza¡±, explica a EL PA?S Ivan Macquisten, escritor, analista, coleccionista y asesor en el mercado del arte, de cuya experiencia han echado mano tanto el Gobierno brit¨¢nico como la Uni¨®n Europea para redactar regulaci¨®n sobre la materia. ¡°Otra cosa son las plataformas en l¨ªnea como eBay o Facebook, donde solo alguien con tanta experiencia como el doctor Gradel puede ser capaz de negociar compraventas. Yo no recomendar¨ªa a nadie que comprara en esos foros antig¨¹edades o piezas de arte, porque corren el riesgo de acabar siendo explotados por vendedores sin escr¨²pulos¡±, advierte Macquisten.
La reputaci¨®n del Museo Brit¨¢nico
Con buena voluntad, pero tambi¨¦n con esa tendencia adanista de algunos pol¨ªticos que solo piensan en hacer historia, Osborne se hab¨ªa embarcado en los dos ¨²ltimos a?os en una serie de negociaciones secretas/discretas con el Gobierno griego, en busca de una soluci¨®n imaginativa que concluyera con el retorno de los m¨¢rmoles del Parten¨®n ¨Dlas figuras de las metopas, friso y frontones del simb¨®lico edificio, exhibidas desde hace m¨¢s de dos siglos en Londres¨D a la Acr¨®polis ateniense. Hubiera sido un gesto universal de reconocimiento de que no siempre fueron legales o leg¨ªtimos los modos en que el Imperio Brit¨¢nico amas¨® una colecci¨®n tan ingente de arte.
La noticia del robo de los objetos ha supuesto un golpe dur¨ªsimo a la reputaci¨®n de la instituci¨®n. ¡°Tienen que devolver ya los m¨¢rmoles del Parten¨®n, porque ha quedado claro que no est¨¢n en un lugar seguro¡±, exigi¨® la semana pasada Despina Koutsoumba, la directora de la Asociaci¨®n de Arque¨®logos Griegos. ¡°Los enormes agujeros en la custodia y seguridad de los objetos culturales del BM sacados a la luz con este esc¨¢ndalo han contribuido al desmoronamiento de la leyenda tan extendida de que todos estos objetos estaban mejor protegidos en ese museo¡±, ha escrito en sus p¨¢ginas editoriales The Global Times, un peri¨®dico chino bajo la propiedad y control del Gobierno de Pek¨ªn. Tambi¨¦n Nigeria, donde se situaba el reino medieval de Benin, reclama la BM los ¡°bronces de Benin¡±, las delicadas placas de bronce y lat¨®n con bajorrelieves de figuras humanas y animales.
¡°Desgraciadamente, lo sucedido ha tenido un impacto muy da?ino en la reputaci¨®n internacional del museo, y se ha utilizado para promover intereses pol¨ªticos particulares¡±, se lamenta Cole. ¡°Las cr¨ªticas griegas eran previsibles, aunque no necesariamente justas, pero China ha llegado a presentar al BM ?como ejemplo del declive de la civilizaci¨®n occidental!¡±, ironiza la editora.
¡°La repatriaci¨®n o restituci¨®n de objetos de arte es un asunto complejo, que se abre a debates m¨²ltiples. Pero est¨¢ claro que lo ocurrido dif¨ªcilmente refuerza la posici¨®n del BM¡±, coincide Macquisten.
¡°Este incidente sirve para reforzar la voluntad de reimaginar el museo en la que ya nos hab¨ªamos embarcado¡±, ha asegurado Osborne, con el lirismo y la frase hecha de un pol¨ªtico astuto. Queda pendiente, como se?alan expertos como Cole, el verdadero debate: c¨®mo dar un nuevo sentido a esa vocaci¨®n de ¡°ilustraci¨®n¡± universal que ten¨ªa el museo en el siglo XVIII. ¡°?Debe permanecer como un museo del mundo, y para el mundo, en el que se establece un di¨¢logo interactivo entre sus diferentes objetos y culturas? ?O la obligaci¨®n de restituci¨®n supone un nuevo enfoque?¡±, plantea Cole.
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