Los vikingos tomaron el Capitolio ante la amenaza de una invasi¨®n extraterrestre
?Qui¨¦n nos asegura que no hemos sido gobernados por una hegemon¨ªa ideol¨®gica, probablemente alien¨ªgena, encarnada en cuerpos humanos como los de ¡®La invasi¨®n de los ladrones de cuerpos¡¯?
Yo he estado calladita todo el mes para no fastidiarles a ustedes el verano, pero ya no puedo aguantar m¨¢s. Llevo todo agosto reconcomida. Seg¨²n Ana Higuera, en una noticia publicada por 20 minutos el 24 de julio: ¡°Un detector de IA asegura que la Constituci¨®n de EE UU est¨¢ ¡®escrita en su totalidad¡¯ por una inteligencia artificial¡±. Este titular nos sit¨²a, como se dice ahora, frente a dos escenarios posibles. Ninguno de los dos es esperanzador. En el primero, partimos de la hip¨®tesis de que la inteligencia artificial haya fallado en su asignaci¨®n de autor¨ªa y podamos respirar con cierta tranquilidad ante la idea de que la Constituci¨®n de los Estados Unidos fue el fruto del trabajo de comisionados reunidos en convenciones como la de Annapolis y Filadelfia cuyas conclusiones sobre estados federales, confederaci¨®n y poderes legislativo, ejecutivo y judicial cuajaron en un documento refrendado por ¡°We, the People¡±. O sea, ¡°Nosotros, el Pueblo¡±.
Si esto es as¨ª, los pilares de nuestra civilizaci¨®n no se tambalean a¨²n, pero la falibilidad en la capacidad de diagn¨®stico de las inteligencias artificiales nos hace desconfiar, por ejemplo, de sus aplicaciones en el campo de la guerra o de la medicina. Imag¨ªnense la diferencia entre un cuartel y una escuela como objetivo de esas preciosas bombas de racimo a las que EEUU tiene que dar salida. Imag¨ªnense la diferencia entre un bultito benigno o maligno. Susto o muerte. Seguro privado de salud o seguro privado de decesos, una elecci¨®n en la que se asienta nuestra libertad. La de tomar ca?as, digo.
El segundo escenario no es m¨¢s halag¨¹e?o. Porque, si la inteligencia artificial ha descubierto un fraude semejante, ?qui¨¦n nos asegura que no hemos sido gobernados, al menos desde finales del siglo XVIII, por una hegemon¨ªa ideol¨®gica, probablemente alien¨ªgena, encarnada en cuerpos humanos como los de La Invasi¨®n de los ladrones de cuerpos o V? A la cruel¨ªsima Diana le sal¨ªa su lado reptiliano cuando la pillaban deglutiendo ratoncitos vivos. Si esa hip¨®tesis es la correcta, es decir, si la Constituci¨®n de los Estados Unidos ha sido redactada por una inteligencia artificial, como muchos de los Trabajos de Fin de Grado de la poblaci¨®n universitaria; si Siri, Alexa, Robocop y R2D2 han redactado la Constituci¨®n de los Estados Unidos, nos resulta menos extra?o que un t¨ªo, acompa?ado de muchos otros t¨ªos y de t¨ªas que no se creen el patriarcado y piensan que ser una mujer como Dios manda es aspirar al trono de Miss Universo o a la voladora naturaleza del ¨¢ngel del hogar, entonces, es m¨¢s l¨®gico que un t¨ªo comedor de hamburguesas XXL, un se?or que no soporta ver pezones en la Superbowl y reza cada noche el Jesusito de mi vida y que, si fuera espa?ol, tachar¨ªa las tetas de Amaral, firmar¨ªa un manifiesto de apoyo a Rubiales y meter¨ªa en la c¨¢rcel a Jenni Hermoso por provocadora, no ser¨ªa extra?o que ese t¨ªo que odia a alien¨ªgenas y a diferentes se hubiera colocado en 2021 un casco de vikingo en la cabeza para asaltar el Capitolio.
Estos vikingos, con informaci¨®n privilegiada que les llega directamente a los cuernos gracias al sistema de emisiones instalado en los pisos altos de la Trump Tower, hicieron lo que ten¨ªan que hacer para librar a este gran planeta plano de esos cabrones invasores. Lo de menos es la igualdad, libertad, fraternidad; lo de m¨¢s: erradicar, como dice Milei, ese guerrero, la horrible pesadilla de la justicia social. El tercer escenario, el m¨¢s espeluznante y plausible, carece de la alegr¨ªa fantasiosa de la ciencia ficci¨®n: Siri y el vikingo, el algoritmo de los bulos y Milei, Diana la de V y Elon Musk resultan inquietantemente similares.
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