¡®Verano en rojo¡¯: pederastia pero, sobre todo, acci¨®n
La intriga no se centra solo en esa vieja tortura. Pretende ser una pel¨ªcula polic¨ªaca, de suspense. Y posee cierta solvencia, est¨¢ bien rodada, se ve y se escucha sin la tentaci¨®n de mirar el reloj
El tema es s¨®rdido. Y lo peor es que no fue creado por inventores de ficciones, de gente con afici¨®n al terror que dise?aba monstruos y v¨ªctimas indefensas al relatar historias. Esa bestialidad se practic¨® impunemente en la vida real durante infinito tiempo. Esa pr¨¢ctica salvaje, ese abuso intolerable, esas violaciones clandestinas y sistem¨¢ticas, ocurrieron ancestralmente en la Iglesia. Lo hicieron porque les gustaba pero, ante todo, porque pod¨ªan.
Hablo de los incontables casos de pederastia ejercidos por demasiados curas, buitres ensotanados y provistos de inagotable hambre sexual hacia los d¨¦biles, ni?os a los que presuntamente deb¨ªan cuidar, ense?ar y educar. Y cuando despu¨¦s de tanto tiempo algunos de los antiguos masacrados confesaron la barbarie que hab¨ªan sufrido en su infancia o adolescencia y los medios de comunicaci¨®n investigaron esos cr¨ªmenes, chocaron con el silencio o la negaci¨®n de los gerifaltes de ese negocio eternamente sabroso llamado Iglesia. Ante la incontestable realidad de esos curas depredadores les cambiaron de parroquia, de colegios, de ciudad e incluso de pa¨ªs. E imagino que cuando sus aficiones er¨®ticas perduraron, pretendieron que se las tragara el olvido. Pero parece ser que ahora lo tienen crudo. Muchos torturados y sodomizados est¨¢n narrando el viejo infierno que les machac¨®.
El cine se ha acercado venturosamente al tema con dos pel¨ªculas terribles y excepcionales. Fueron la chilena El club, dirigida por Pablo Larra¨ªn y la estadounidense Spotlight, dirigida por Thomas McCarthy. Una habla del retiro a una geograf¨ªa desolada y la forzada convivencia en una casa de un grupo de antiguos depredadores. La otra de la investigaci¨®n del peri¨®dico The Boston Globe sobre v¨ªctimas y verdugos a lo largo del tiempo en su muy hip¨®crita ciudad, con los grandes poderes mirando para otra parte o protegiendo a los culpables.
Como el asqueroso fen¨®meno ha sido universal, imagino que todas las cinematograf¨ªas se ocuparan de ¨¦l. Esperemos que lo hagan con cierto arte, con inteligencia y complejidad ajenos al panfleto previsible, al sectarismo bobo. No he le¨ªdo la novela de Berna Gonz¨¢lez Harbour que pone en im¨¢genes Verano en rojo. No puedo establecer comparaciones. Aunque el tel¨®n de fondo sea la pederastia curil, aqu¨ª una polic¨ªa que siente respeto por la profesionalidad y un periodista inmerso en el naufragio personal y a punto de desahucio en su trabajo (aunque no entiendo que su cabeza y su f¨ªsico puedan currar tanto en permanente compa?¨ªa del alcohol) siguen las pistas de dos asesinatos sin conexiones aparentes. Husmeando laboriosamente, y adentr¨¢ndose en el pasado, encontrar¨¢n pistas que aseguran que los cr¨ªmenes actuales vienen de heridas y traumas de infancia, de sucesos capaces de trastornar a perpetuidad la personalidad de la v¨ªctima.
Pero la intriga no se centra en esa vieja tortura. Pretende ser una pel¨ªcula polic¨ªaca, cine de acci¨®n y de suspense. Y posee cierta solvencia, est¨¢ bien rodada, se ve y se escucha sin la tentaci¨®n de mirar el reloj, es cine digno. La dirige Bel¨¦n Mac¨ªas. S¨¦ que ha rodado varias pel¨ªculas y que ha trabajado frecuentemente en series de televisi¨®n. Pero al repasar su filmograf¨ªa descubro algo tan extra?o en mi oficio como no haber visto nada de lo que ha hecho. Verano en rojo demuestra competencia.
Marta Nieto es una actriz atractiva y sobria, sin ninguna huella de histrionismo, de pasote. Y no recuerdo ninguna pel¨ªcula en la que aparezca el excelente Luis Callejo en la que no me crea su actuaci¨®n. Siempre tiene un punto inquietante.
Verano en rojo
Dirección: Belén Macías.
Intérpretes: Marta Nieto, José Coronado, Francesco Carril, Luis Callejo, Tomás del Estal, Marc Martínez.
Género: thriller. España, 2023.
Duración: 101 minutos.
Estreno: 8 de septiembre.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.