Miradas que derriban el muro de silencio de la pederastia
La exposici¨®n ¡®Shame¡¯ sobre abusos sexuales a menores en instituciones estatales y de la Iglesia muestra los retratos de m¨¢s de medio centenar v¨ªctimas de 19 pa¨ªses europeos
EL PA?S puso en marcha en 2018 una investigaci¨®n de la pederastia en la Iglesia espa?ola y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce alg¨²n caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en Am¨¦rica Latina, la direcci¨®n es: abusosamerica@elpais.es.
©¤©¤©¤©¤©¤©¤©¤©¤©¤
Con la compa?¨ªa de su c¨¢mara, el fotoperiodista italiano Simone Padovani recorri¨® durante los primeros cinco meses del a?o pasado casi 25.000 kil¨®metros para encontrarse con v¨ªctimas de pederastia para retratarlas y entrevistarlas en v¨ªdeo. El objetivo era concienciar a la sociedad sobre el problema y actuar para evitar que estos hechos se repitan. El resultado de ese trabajo es Shame-European stories, la exposici¨®n que llega a Madrid sobre abusos sexuales a menores en instituciones estatales y en la Iglesia de 19 pa¨ªses europeos. Se encuentra dentro del centro O Lumen, una iglesia dominica transformada en un espacio art¨ªstico-cultural. All¨ª, colgados en las paredes, se exhiben los retratos de 54 v¨ªctimas que sufrieron abusos cuando eran ni?os. Observan al espectador con ojos vidriosos, miradas que se asemejan a unos espejos que reflejan el horror y la lucha constante de estas personas para derribar el muro silencio de la pederastia.
La muestra, gestada por el fil¨¢ntropo sueco Guido Fluri, es tambi¨¦n un repaso sobre c¨®mo en estos pa¨ªses se mir¨® para otro lado cuando estas personas decidieron denunciar su caso y c¨®mo la instituci¨®n competente encubri¨® el delito y protegi¨® al abusador. Junto a las im¨¢genes hay un breve texto, en primera persona, sobre la historia y el dolor de cada v¨ªctima. La entrada es gratuita y estar¨¢ abierta hasta el 21 de julio.
De pie, entre los marcos, est¨¢ Fernando Garc¨ªa-Salmones, una de las primeras v¨ªctimas que cont¨® su caso a EL PA?S y cuyo rostro aparece en una de las fotograf¨ªas. Garc¨ªa-Salmones se anim¨® a escribir a este peri¨®dico en 2018 para contar su historia. En ese momento solo se conoc¨ªan 36 casos de pederastia en la Iglesia, pero su testimonio ayud¨® a que otras v¨ªctimas salieran a la luz y que el silencio de la pederastia se disipase. Desde entonces, el n¨²mero de casos se eleva a 1.020 acusados y 2.137 v¨ªctimas, seg¨²n la contabilidad de este diario.
¡°Ojal¨¢ no estuvi¨¦ramos aqu¨ª. La iglesia ten¨ªa que estar del lado de los buenos. Estas fotos son el reflejo del dolor, de la soledad, de la injusticia de una vida que permite estas cosas¡±, as¨ª comienza la carta que Garc¨ªa-Salmones ley¨® ante los asistentes durante la inauguraci¨®n. Entre ellos se encontraba Jos¨¦ Cobo, el nuevo arzobispo de Madrid. Cobo, que impuls¨® como obispo auxiliar la oficina Repara de atenci¨®n a v¨ªctimas ¡ªde las pocas en la Iglesia espa?ola que aporta datos de los casos que recibe y atiende¡ª enton¨® el mea culpa: ¡°No queremos quedarnos solo en pedir perd¨®n. Queremos trabajar, compartiendo cicatrices y facilitando procesos de sanaci¨®n, donde cada v¨ªctima se ponga en el centro, sabiendo de nuestras pobrezas y de nuestros errores, para que el abuso no se encubra m¨¢s¡±.
Eso es precisamente lo que reclaman las v¨ªctimas como Garc¨ªa-Salmones, ¡°que esto no vuelva a pasar¡±. Est¨¢n recogiendo firmas para exigir a la Uni¨®n Europea que tome medidas concretas para prevenir el abuso sexual en l¨ªnea: ¡°Obligar a los proveedores de internet a denunciar los abusos sexuales a menores que se cometan en sus servicios¡±, ¡°intensificar la lucha¡± contra estos cr¨ªmenes y ¡°garantizar el apoyo y la justicia necesarios para las v¨ªctimas¡±.
Una idea aplaudida p¨²blicamente por Marija Pej?inovi?, secretaria general del Consejo de Europa: ¡°Este proyecto, iniciado en Suiza, aspira a acercar a una luz a la realidad de los abusos sexuales en la infancia con un ¨¦nfasis muy importante en experiencias individuales de primera mano¡±.
Otra de las impulsoras de la muestra en Espa?a ha sido la asociaci¨®n de v¨ªctimas Infancia Robadas, presidida por Juan Cuatrecasas, padre de un ni?o que sufri¨® abusos entre 2008 y 2011 por el pederasta Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªnez Sanz, miembro y profesor de un colegio del Opus Dei en Bizkaia. Cuatrecasas tambi¨¦n fue diputado socialista en el Congreso. Como lleva haciendo desde hace 15 a?os, el presidente de Infancia Robada pidi¨® el ¡°reconocimiento¡± a las v¨ªctimas y que las instituciones p¨²blicas destinen recursos para que los afectados sean reparados.
Los retratos expuestos son mucho m¨¢s que fotos. Cada una es una puerta a un infierno particular, una carrera de obst¨¢culos donde no existe la l¨ªnea de meta. Un ejemplo es la historia del hijo de Cuatrecasas, tambi¨¦n llamado Juan, de 26 a?os. Cuando sus padres denunciaron a Mart¨ªnez Sanz, el colegio ejerci¨® una campa?a de desprestigio abriendo un portal web para defender al profesor. A pesar de que Mart¨ªnez fue condenado en firme por el Supremo en 2018 por abusar de Juan, el Opus Dei nunca le ha pedido perd¨®n.
El texto que acompa?a la foto de Juan dice: ¡°Existe algo m¨¢s hiriente todav¨ªa que el abuso: el encubrimiento y la revictimizaci¨®n. La Iglesia deber¨ªa encargarse de atenuar el dolor que producen estos delitos y m¨¢s siendo la cara visible del buen¨ªsimo y del cristianismo. Alguien que presume de llevar la bandera de la bondad jam¨¢s puede cometer estos cr¨ªmenes y cuando los cometa se le debe castigar con mayor dureza¡±.
El Opus Dei abri¨® una investigaci¨®n can¨®nica que declar¨® inocente a Mart¨ªnez, pero el pasado septiembre el Papa orden¨® reabrir el caso. La prelatura emiti¨® un breve comunicado: ¡°Manifestamos una vez m¨¢s nuestra repulsa por cualquier tipo de abuso (...). Deseamos que este nuevo proceso ayude a sanar heridas y a arrojar una mayor claridad sobre el caso¡±.
De los 54 retratos que aparecen en la muestra, cuatro son de espa?oles. No todas son v¨ªctimas de pederastia en instituciones religiosas. Pepe, de 49, sufri¨® agresiones sexuales por parte de su entrenador de f¨²tbol, entre los ocho y 11 a?os. ¡°El a?o en que empezaron los abusos fue como un hachazo en mi vida. Hasta entonces era un ni?o valiente y feliz. Empec¨¦ a tener miedos. Empec¨¦ a tener terrores nocturnos. Empec¨¦ a tener man¨ªas. Una situaci¨®n que no me dejaba vivir, que me angustiaba, que me agobiaba¡±, reza en el texto bajo su foto.
Algunos de los protagonistas ya no est¨¢n. Es el caso de Emiliano ?lvarez, una de las primeras v¨ªctimas que cont¨® su historia en este diario en v¨ªdeo. Falleci¨® hace un a?o, en agosto. Inici¨® en 2017 una cruzada contra el obispado de Astorga, que encubri¨® durante d¨¦cadas a ?ngel S¨¢nchez Cao, el sacerdote que abus¨® de ¨¦l entre 1976 y 1978 en el Seminario Menor de La Ba?eza. En la fotograf¨ªa su mirada sigue viva, como el grito que tantas veces repet¨ªa ante las puertas del obispado: ¡°Justicia para las v¨ªctimas¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.