Elisa Victoria: ¡°Hay gente que te dice que no hables con acento andaluz si eres del mundo de la cultura¡±
La autora de ¡®Vozdevieja¡¯ regresa con ¡®Otaberra¡¯, una audaz novela de tono postpunk que juega con los planos temporales y en la que atrapa a su protagonista en una especie de D¨ªa de la Marmota f¨²nebre
Elsa Victoria (Sevilla, 38 a?os) a veces fantasea con tenerlo todo: ¡°Un pisito en Madrid, un apartamento en Islandia¡ aunque esa flexibilidad no est¨¢ al alcance de cualquier clase social¡±. No es que quiera volver a la ciudad ni que conozca el pa¨ªs n¨®rdico, es que desde que se mud¨® a la Sierra de Huelva, a veces (solo a veces) echa de menos el Rastro y otras ¨Dcomo este t¨®rrido y seco verano¨D idealiza un Norte que en realidad no ha conocido. Como a Remi, la protagonista de su ¨²ltima novela, Otaberra (Blackie Books), a Elisa Victoria le resulta muy dif¨ªcil vivir en el presente y no obsesionarse con escenarios futuros y pasados. Esta entrevista, por ejemplo, la hizo ¡°en alerta m¨¢xima¡± sabiendo que lo que podr¨ªa haber dicho pero no dijo (y viceversa) le quitar¨ªa el sue?o durante d¨ªas.
Pregunta. Si tuviese mucho dinero, ?habr¨ªa escrito el libro en otro sitio?
Respuesta. Yo nac¨ª en unas condiciones peores que las que tengo ahora y he mejorado. Eso siempre es una haza?a, porque el sistema est¨¢ hecho para que no subas. Eso de ¡°si yo pudiera elegir¡± es que ni me lo planteo, porque yo vengo de esa tradici¨®n de mirar el precio del vestido antes de saber si me gusta el vestido. No quiero saber si me gusta, quiero saber primero si me lo puede permitir.
P. De su novela se podr¨ªa deducir que le obsesiona el paso del tiempo. ?Y eso por qu¨¦?
R. Desde peque?a me atorment¨® mucho por la incomprensi¨®n que implica, porque lo vemos, sabemos qu¨¦ va a ocurrir y a¨²n as¨ª, si te paras a pensarlo, no lo asimilas. Yo he sido joven y me ha parecido remoto el ser adulta. Era algo incre¨ªble. Si estoy aqu¨ª, ?c¨®mo puede llegar tan lejos el tiempo? Y llega, y eso, claro, tiene unas implicaciones funestas.
P. En el libro dos chicas de veinte a?os son crueles con un ¡°cuarent¨®n¡±. ?Le preocupa que le pase a usted, que ha sido ¡°joven promesa¡±?
R. La m¨ªa ha sido una generaci¨®n especialmente cruel con el envejecimiento porque el canon est¨¦tico ha sido duro y lo sigue siendo. Quiz¨¢ cuando yo ten¨ªa veinte a?os se hac¨ªa mucho body shaming y al menos ahora hay un movimiento que se?ala que eso est¨¢ muy mal. S¨ª puedo imaginarme a gente joven que me mire as¨ª, pero bueno, me lo tomo con ternura. Es una especie de inocencia pensar que nunca te va a llegar a ti.
P. ?Piensa ¡°menudo mamarracheo¡± cuando ve ahora ciertos comportamientos urbanos desde la distancia?
R. Cuando vuelvo a la ciudad y me quedo en hoteles veo que la gente de vacaciones tiene ese af¨¢n por vivir posando que me impacta. Pero bueno, tambi¨¦n lo veo cuando vienen de vacaciones al pueblo. Creo que hay gente muy aut¨¦ntica en la ciudad y gente muy aut¨¦ntica en los pueblos. Y luego hay gente que transita los dos sitios con una actitud similar.
P. La protagonista de su novela habla de dos novios, ambos muy distintos. ?Qu¨¦ quer¨ªa contar con cada uno de ellos?
R. En uno de ellos prima una especie de seguridad llena de capas oscuras. Hay un mont¨®n de hombres as¨ª porque es el modelo de masculinidad que lleva construy¨¦ndose muchos siglos, con peque?os ajustes. El otro es un tipo de masculinidad que se puede considerar m¨¢s afeminada. Mi intenci¨®n era mostrar c¨®mo se castiga tan duramente a esos hombres que no se adaptan al patr¨®n y el rechazo tan grande que tienen que padecer.
P. ?Lo ha basado en experiencias suyas?
R. La verg¨¹enza, la exclusi¨®n, la marginalidad, la risita, el escupitajo, pueden llegar m¨¢s o menos lejos, pero esos son los protocolos en general. Y un poco de peque?a y adolescente, por cuestiones que ten¨ªan que ver con no cumplir yo misma el patr¨®n oficial de mujer, he podido sufrir tambi¨¦n ciertos desprecios.
P. Como sevillana que ha formado parte de la escena underground, ?dir¨ªa que su ciudad est¨¢ m¨¢s conservadora que nunca?
R. Yo aprecio m¨¢s movimiento underground hoy que cuando yo era joven. La tradici¨®n se mantiene, pero la diversidad aumenta. Veo una juventud que se organiza, que monta cosas, se apoya y atrae p¨²blico.
P. ?Es usted de las que han disimulado el acento andaluz en alg¨²n momento de su vida?
R. Muy poquito, a esa presi¨®n he resistido [risas]. Pero es verdad que te persigue un estigma por el acento. Como escritora ya adulta, con libros publicados, me han llegado comentarios de gente que pregunta c¨®mo es que sigo hablando as¨ª, si estoy ya en la cultura. O gente que me ha dicho que ya que viv¨ª en Madrid por qu¨¦ no aprovech¨¦ para ¡°contagiarme¡± del acento neutro y causar mejor impresi¨®n. Hay gente que solo me ha le¨ªdo y me dice: ?Uy, no me esperaba que hablaras as¨ª! Y hay una connotaci¨®n negativa en ello. Y yo como forma de resistencia pol¨ªtica lo mantengo e incluso lo intensifico. Cuanto m¨¢s molesta me siento, m¨¢s callejera me pongo.
P. ?Y le tiene ojeriza a la Sevilla tradicional?
R. Tengo mis tensiones. Hay un gran movimiento de apreciaci¨®n de la Semana Santa desde un punto de vista queer con el que me identifico mucho. Tengo mucha capacidad de apreciar el sentimiento religioso y toda esa est¨¦tica a m¨ª me ha empapado desde peque?a tambi¨¦n. La feria, en cambio, me plantea otros conflictos porque ah¨ª hay maltrato animal. Entiendo la fiesta y la alegr¨ªa pero todo lo que implica coches de caballo me duele profundamente. Ojal¨¢ los ilegalizaran.
Babelia
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