Los jefes de caballer¨ªa celt¨ªberos se regalaban ¡®caballitos de bronce¡¯ cuando sellaban un pacto entre tribus
Un estudio del CSIC y las universidades de Toledo y Complutense revela que este pueblo prerromano fabricaba ¡®in situ¡¯ y con el mismo molde las f¨ªbulas donadas en los acuerdos
Los principales responsables de los cuerpos de caballer¨ªa de los pueblos celt¨ªberos, vacceos y vetones sol¨ªan llevar prendidas de sus vestimentas unas f¨ªbulas con forma de caballito de unos cinco cent¨ªmetros de longitud. Al morir, pod¨ªan ser enterrados con ellas o guardadas por sus descendientes como recuerdo de viejas batallas. Ahora el estudio Las f¨ªbulas de caballito y jinete tipo Castellares. Un s¨ªmbolo compartido por los jefes de caballer¨ªa ¨Dfirmado por Juan Pereira, Teresa Chapa Brunet, Ignacio Montero Ruiz, Salvador Rovira Llorens, Cristina Charro Lobato, Alicia Rodero Riaza y Ana Cabrera D¨ªez¨D da a conocer el resultado del an¨¢lisis de siete de estos prendedores. As¨ª han comprobado que todos son ¡°extraordinariamente parecidos, tanto en el dise?o como en las dimensiones y decoraci¨®n¡±, lo que lleva a estos especialistas del CSIC y de las universidades de Toledo y Complutense a pensar en la existencia de un molde espec¨ªfico que permiti¨® la fabricaci¨®n de ejemplares iguales. Se basan para llegar a esta conclusi¨®n en ¡°los mismos procedimientos t¨¦cnicos empleados¡± y en las ¡°composiciones met¨¢licas similares¡±, a pesar de que fueron descubiertos a cientos de kil¨®metros de distancia, desde la Meseta norte al valle del Tajo. Creen, por tanto, que fueron intercambiados como regalos personales o que se transmiti¨® el molde para fabricarlos ¡°durante la celebraci¨®n de los acuerdos entre jefes¡±.
Las f¨ªbulas de caballito se elaboraron a principios del siglo III a. C. y eran uno de los elementos m¨¢s significativos de esta ¨¦poca. Estaban vinculadas a las ¨¦lites ecuestres y significaban ¡°reconocimiento y distinci¨®n¡±. Estaban formadas por el cuerpo del equino aplanado, un orificio para alojar la aguja que las sujetaba al tejido y en algunos casos (aproximadamente un 10%) un jinete.
Las siete piezas analizadas proceden de los yacimientos de Los Castellares de Herrera de los Navarros (Zaragoza) ¨Dun poblado celt¨ªbero destruido por el general romano Nobilior¨D, Arc¨®briga (Monreal de Ariza, Zaragoza), Numancia (Garray, Soria) ¨Dall¨ª se encontraron m¨¢s de 20 ejemplos¨D, Las Ruedas (Padilla de Duero, Valladolid), Paredes de Nava (Palencia), Cerro de la Mesa (Alcolea de Tajo, Toledo) y El Tercio I-La Coraja (Torrecilla de la Tiesa, Aldea Centenera, C¨¢ceres). Son conocidas como de tipo Castellares, ya que la hallada en este yacimiento zaragozano es la m¨¢s completa y mejor conservada de todo el conjunto.
Los expertos se sorprendieron al constatar que ¡°varias presentaban el mismo defecto de fabricaci¨®n, una burbuja o grieta (Castellares y Cerro de la Mesa) o una fractura en el punto de inserci¨®n del jinete (Las Ruedas o Arc¨®briga)¡±. Todo apuntaba, por tanto, a que hab¨ªan sido fabricadas ¡°a partir de un mismo modelo¡±.
Al analizar el metal con que fueron elaboradas ¨Den el Museo Arqueol¨®gico Nacional, el Servicio de Geocronolog¨ªa del Pa¨ªs Vasco (SGIker), el laboratorio de la Goethe University de Frankfurt y la Curt-Engelhorn-Zentrum Arch?ometrie gGmbH de Mannheim (Alemania)¨D, se constat¨® que todas eran de bronce plomado, aunque las proporciones de esta?o y plomo variaban sustancialmente entre ellas. ¡°Esta variabilidad sugiere que el metal procede de distintas coladas y que el empleado no fue el mismo en todas¡±, se?ala el estudio. El plomo se extrajo de minas del Sistema Ib¨¦rico, Nordeste peninsular y Sierra Morena.
Los especialistas consideran que lo m¨¢s probable es que ¡°las f¨ªbulas se fabricasen con un molde de cera¡± formado por una o varias piezas, como era lo com¨²n en las producciones de los objetos de joyer¨ªa en la ¨¦poca. ¡°Las coincidencias dimensionales parecen indicar que se est¨¢ copiando un modelo ¨²nico, lo cual refuerza la hip¨®tesis de la existencia de un modelo molde en madera que pudo circular entre distintos talleres. La copia en cera se cubr¨ªa con arcilla, y cuando se secaba, se calentaba para que la cera se derritiese y desapareciese, de ah¨ª el nombre de cera perdida, dejando un hueco que se ocupar¨¢ con el metal fundido. Una vez que se enfriaba el molde, se romp¨ªa y se recuperaba la figura. La superficie met¨¢lica obtenida se trataba en el taller para pulirla y, posteriormente, se decoraba¡±, apuntan los expertos.
Las f¨ªbulas del tipo Castellares aparecen en los territorios de celt¨ªberos, vacceos y vetones, comunidades prerromanas famosas por su capacidad b¨¦lica y sus luchas contra cartagineses y romanos entre finales del siglo III y principios del II a. C. ¡°Una caracter¨ªstica de las sociedades europeas de esta ¨¦poca fue la circulaci¨®n de bienes de prestigio, convertidos en instrumentos diplom¨¢ticos que reforzaban y consolidaban las prerrogativas de los individuos que conformaban las jefaturas de estas sociedades. Entre los diferentes tipos de interacci¨®n, destacan las transacciones econ¨®micas de producciones especializadas, pactos de hospitalidad evidenciados en alianzas, coaliciones militares, movilidad de personas, mercanc¨ªas y ganados¡±, describe el estudio.
Muchas de estas interacciones requer¨ªan no solo de una escenificaci¨®n ritual, sino tambi¨¦n una evidencia f¨ªsica concretada en dones o regalos de prestigio apreciados por el estamento guerrero, como armamento, bocados, arreos o las f¨ªbulas de tem¨¢tica equina. A ra¨ªz de las campa?as de An¨ªbal en Hispania, diversas etnias prerromanas se unieron en coaliciones. ¡°Estas alianzas protagonizadas por los dirigentes militares, apoyados o cumpliendo el mandato de las asambleas de sus comunidades, se debieron plasmar en encuentros rodeados de un cierto ceremonial. Entre sus dirigentes militares, de quienes conocemos algunos nombres, tendr¨ªan un destacado papel los jefes de los contingentes de caballer¨ªa. El tipo gen¨¦rico de f¨ªbulas de caballito y jinete debi¨® circular entre estos personajes junto con otros bienes de prestigio, como cierto tipo de armas ofensivas y defensivas o atalajes de caballo, que reforzaban materialmente el ceremonial de pactos, lo que explicar¨ªa su distribuci¨®n por un ¨¢mbito geogr¨¢fico amplio¡±, contin¨²a el estudio.
Lo llamativo es que las f¨ªbulas analizadas ¡°muestran una llamativa coincidencia en su forma, tama?o y decoraci¨®n. Esta sorprendente identidad es evidente cuando se superponen f¨ªsicamente algunos ejemplares, lo que revela que son pr¨¢cticamente indistinguibles entre s¨ª. Por tanto, resulta razonable pensar que, en el momento de su fabricaci¨®n, se utiliz¨® un mismo modelo para elaborar los moldes a la cera, la fundici¨®n similar y el sistema decorativo¡±.
No obstante, la principal diferencia entre ellas reside en la composici¨®n met¨¢lica, con distintas proporciones de plomo y procedencias, de lo que se deduce que hab¨ªa un ¨²nico ¡°proceso de manufactura¡±, aunque se emplearan minerales y materiales de diversos lugares. ¡°Esto conduce a pensar en distintos artesanos metal¨²rgicos que conoc¨ªan el modelo y repiten rigurosamente el sistema de fabricaci¨®n. Si tenemos en cuenta la extensa distribuci¨®n geogr¨¢fica de las piezas y su diferente composici¨®n met¨¢lica, el trabajo debi¨® realizarse en distintos lugares de los territorios celt¨ªberos, vacceos y vetones, alcanzando una notable amplitud geogr¨¢fica¡±, detallan los investigadores. ¡°Si realmente todas ellas se fabricaron a partir de un ¨²nico modelo o molde, debemos asumir que su producci¨®n tuvo lugar en un tiempo limitado, y que fueron la expresi¨®n material de pactos entre jefes que resid¨ªan a larga distancia¡±. Su periodo de producci¨®n ronda entre los a?os 210 y 133 a. C.
Los autores del informe concluyen que los receptores de estas f¨ªbulas eran ¡°guerreros de alto rango, probablemente jefes de caballer¨ªa, que usaban piezas singulares en las que se representaban con sus caballos y cabezas-trofeo¡±. ¡°Dada la identidad t¨¦cnica y formal de las piezas, todo apunta a que fueron intercambiadas como regalos personales o se transmiti¨® el molde ¡°durante la celebraci¨®n de acuerdos entre jefes, de manera que los artesanos asociados a los responsables de los pactos compart¨ªan y fabricaban un producto selecto, aunque similar en todos los casos, sellando as¨ª un reconocimiento de igualdad entre sus portadores¡±.
Finalmente, las f¨ªbulas pudieron formar parte de los ajuares funerarios de sus propietarios o guardarse en sus casas, donde sus descendientes las valoraban como s¨ªmbolo y recuerdo de viejas batallas que los ¡°enfrentaron a las primeras legiones romanas que pisaron la Meseta¡±.
Babelia
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