¡®La contadora de pel¨ªculas¡¯: de todo un poco. Resultado, a medias

Todo resulta ex¨®tico, lo cual no implica que sea bueno o malo, en esta pel¨ªcula extra?a. Es una coproducci¨®n ambientada en el desierto de Atacama, lugar que describen aquellos que lo han visitado como un territorio con algo m¨¢gico, con una atm¨®sfera y un paisaje en posesi¨®n de hipnosis aunque complicado de explicar. Est¨¢ ambientada desde los a?os sesenta, a principios de los setenta. La dirige una se?ora danesa llamada Lone Scherfig, part¨ªcipe del movimiento Dogma (all¨ª hubo de todo, desde lo mejor a lo peor) y autora entre otras pel¨ªculas de las atractivas Italiano para principiantes y An Education. Est¨¢ basada en una novela que desconozco del escritor chileno Hern¨¢n Rivera Letelier. El guion lo firman los espa?oles Isabel Coixet y Rafa Russo y el brasile?o Walter Sales. Y la protagonizan el espa?ol Antonio de la Torre, la francoargentina B¨¦r¨¦nice Bejo y el hispanoalem¨¢n Daniel Br¨¹hl. Con la particularidad de que los dos primeros interpretan a personajes chilenos que hablan con el acento cerrado de los habitantes de Atacama. A veces aparecen subt¨ªtulos en castellano traduciendo lo que ellos hablan. Otras no. Y en ocasiones hay que afinar el o¨ªdo para entender cristalinamente lo que dicen.

En su argumento se mezclan temas variados. A ratos tiene vocaci¨®n de melodrama, tambi¨¦n de neorrealismo entre ¨¢spero y azucarado, y en los peores momentos asoma el culebr¨®n. Pero igualmente destaca su intenci¨®n l¨ªrica. Se presta a ello la vocaci¨®n de una ni?a, en el inicio, y, con el paso del tiempo, adolescente y joven, consistente en contarle las pel¨ªculas que ha visto a su angustiada familia y m¨¢s tarde a los fascinados vecinos del pueblo, a cambio de que estos le aporten unas monedas. Una forma peculiar y hermosa de ganarse la vida. Ocurre en un pueblo depauperado cuyo moradores trabajan casi todos en la explotaci¨®n de minas de salitre. En su familia el padre ha quedado incapacitado por una explosi¨®n, la madre les abandona para vivir su libertina vida en la ciudad, ya no tienen dinero ni para acceder todos ellos a su ritual semanal, al ensue?o de ver juntos una pel¨ªcula los domingos en el cine local. Todo es problem¨¢tica supervivencia. Excepto cuando la cr¨ªa les narra pel¨ªculas y ellos las viven con intensidad. Afortunadamente, existe buen gusto y poco folclore al hacer la selecci¨®n. El tributo cin¨¦filo se centra en El apartamento, Con faldas y a lo loco, Espartaco, Senderos de gloria, El hombre que mat¨® a Liberty Valance, Desayuno con diamantes y otros t¨ªtulos memorables.

Y no me ocurre nada malo viendo esta pel¨ªcula (aunque me pongo nervioso con la abusiva utilizaci¨®n de m¨²sica simplona y repetitiva para que el espectador se conmueva en las secuencias dram¨¢ticas o pretendidamente po¨¦ticas); tampoco me ocurre que se despierten mis fibras sensibles. Y no pretenden edulcorar bobaliconamente a los personajes y sus circunstancias. Esa gente lo pasa mal casi siempre. Y la directora tampoco les ofrece esperanzas falsas. La llegada de la televisi¨®n no les servir¨¢ para reemplazar al cine, a su ¨²nico lujo. Y si su existencia estaba jodida: con el golpe militar del siniestro Pinochet el panorama se tornar¨¢ sombr¨ªo para muchos chilenos, incluidos los obreros que reclamaban inaplazables derechos. Imagino que esta digna pel¨ªcula tendr¨¢ su determinado p¨²blico. Esperaba m¨¢s de Scherfig. De quedarme con algo lo har¨ªa con la presencia luminosa de las actrices que interpretan a la narradora de pel¨ªculas Mar¨ªa Margarita. En su ni?ez y en su juventud. Se llaman Sara Becker y Alondra Valenzuela.