Fele Mart¨ªnez: ¡°Tengo una buena pedrada¡±
El actor, que se estrena en la direcci¨®n teatral con ¡®Animales de compa?¨ªa¡¯, confiesa, a la vez, estar m¨¢s entusiasmado que nunca con su oficio y padecer el s¨ªndrome del impostor despu¨¦s de casi 30 a?os de carrera
El entrevistado llega a la cita puntual¨ªsimo, pero el fot¨®grafo, a quien conoce de otras veces, tiene una prisa loca porque se le escapa la ¨²ltima luz de la tarde lluviosa y le azuza para resolver el retrato antes que la charla. Fele Mart¨ªnez acata ¨®rdenes y se pone a tiro de c¨¢mara, disciplinad¨ªsimo, que para algo es actor y director y sabe que la iluminaci¨®n importa, y mucho, en el resultado final del producto. Solo despu¨¦s de ser inmortalizado bajo el sirimiri con su gorra de rapado friolero, ofrece a cr¨¢neo descubierto a la grabadora una de las conversaciones m¨¢s ca¨®ticas y divertidas que recuerdo.
Se estrena en la direcci¨®n teatral, pero antes dirigi¨® cine, ?no?
Bueno, alguna cosita, unos cortos para el sector audiovisual.
?Y eso no es cine? ?Por qu¨¦ se baja usted mismo de categor¨ªa?
Por el s¨ªndrome del impostor, ni m¨¢s ni menos.
?A estas alturas de la pel¨ªcula?
Uy, y lo que me queda.
Ese s¨ªndrome es m¨¢s de mujeres. O, por lo menos, los se?ores, si lo tienen, no suelen confesarlo.
Pues ser¨¦ Fela Mart¨ªnez, pero ese s¨ªndrome me ha acompa?ado toda la vida, y es buen maestro, porque gestionarlo requiere un trabajito personal intenso y constante.
Igual es porque gan¨® el Goya demasiado pronto, a los 21 a?os.
Hostia, pude ser. Esto no lo he trabajado en terapia, se lo tengo que preguntar a Teresa, mi terapeuta, en la pr¨®xima sesi¨®n. Espera, que lo apunto, con permiso. [Saca una libretita de la mochila y lo apunta].
?Me lo est¨¢ diciendo en serio?
Absolutamente. Tengo una relaci¨®n profesional intermitente con mi terapeuta, pero no la dejo, por la cuenta que me tiene. Ahora ella vive en Oreg¨®n, y lo hacemos online. Me pide que me acerque mucho a la c¨¢mara del tel¨¦fono para verme bien la cara y las emociones.
?Y c¨®mo se ve usted mismo a los 48 a?os?
Como un madurito interesante. Soy el mismo que el del Goya, con menos pelo y m¨¢s entusiasmo. Se me ha quitado el estr¨¦s, un poco de tonter¨ªa y banalidad y tengo m¨¢s poso, una especie de sensatez que antes no ten¨ªa.
Como actor, le han dirigido Amen¨¢bar, Almod¨®var y Medem. ?Qu¨¦ ha copiado y qu¨¦ ha evitado de ellos ahora que es usted el director?
Uf, esto lo tendr¨ªa que pensar bastante. Lo que he intentado es tener pensadas la mayor cantidad de respuestas y herramientas posibles para los actores. Quiz¨¢ por una cuesti¨®n de empat¨ªa, de entenderlos, porque he estado ah¨ª.
?Y qu¨¦ siente ahora que, con la obra estrenada, los actores se le han independizado?
Eso ha sido muy fuerte, porque, como actor, cuando acabas los ensayos, empieza todo, y ahora ha sido acabarlos, y hacerte t¨² a un lado. S¨¦ que es lo que toca, y que la obra ir¨¢ creciendo con ellos, pero llevo m¨¢s de dos a?os implicado a muerte con este proyecto y esa separaci¨®n est¨¢ siendo un s¨ªndrome de nido vac¨ªo brutal.
?Lo ha hablado con Teresa?
Hostia, todav¨ªa no. Mira, otra pregunta [saca la libreta y apunta].
?Se contratar¨ªa a s¨ª mismo como actor siendo el director del proyecto?
S¨ª, absolutamente.
?Pues no dec¨ªa que era un impostor?
El impostor es Fele, pero el actor, no. O sea, yo me peleo con el impostor de espaldas al director.
?Por qu¨¦ se autocontratar¨ªa?
Porque soy bueno. Porque soy un actor d¨²ctil y maleable. Porque yo me lo curro por mi cuenta, pero con un buen director puedo crecer much¨ªsimo. Y, sobre todo, porque soy un gran catalizador de rodajes y hago equipo. Eso te lo puede decir todo el mundo.
En la desternillante serie Machos alfa, su personaje era el menos chulo de una panda de machirulos. ?Es usted as¨ª o eran exigencias del guion?
Era, es, porque la segunda temporada est¨¢ por estrenar, una panda de desnortados donde mi personaje es el ¨²nico que conciliaba y se deconstru¨ªa de verdad, pero que acompa?aba a sus amigos a clase de nueva masculinidad por pura amistad. Me gusta mucho ese concepto de solidaridad entre t¨ªos que tiene mi personaje.
?Usted tambi¨¦n lo tiene?
Tengo un punto gregario, pero me gusta tener mi punto de vista, mis absurdeces. No te voy a negar que tengo una buena pedrada.
Todos tenemos la nuestra.
S¨ª, pero a m¨ª me gusta la m¨ªa. Es una manera de ver las cosas que ni yo mismo entiendo. Soy un compuesto de muchas cosas que me han ido conformando desde que era adolescente en Alicante.
?Ser de all¨ª imprime car¨¢cter? ?Tiene que ver con la pedrada?
Much¨ªsimo, lo levantino tiene esa cosa como para afuera, como expuesto hacia el mar, esa cosa de vivir en la calle, esa cosa de la p¨®lvora, del boom. Pero no solo es eso. Mis a?os con Sexpeare, la compa?¨ªa de teatro que fund¨¦ al llegar a Madrid con cuatro t¨ªos, cada uno con su pedrada, fueron de los m¨¢s creativos de mi vida. Y luego acu¨¦rdate que Extremoduro tiene una canci¨®n que se llama Pedr¨¢ y dura 30 minutos. Todo cuadra.
Su hijo se llama Otto. Imagino que por su personaje en Los amantes del C¨ªrculo Polar, de Julio Medem. ?Tanto le marc¨®?
Mi hijo se llama Otto porque me gusta el nombre, porque me gusta la pel¨ªcula y porque mi se?ora, en la Universidad, llevaba una camiseta que pon¨ªa ¡°Julio Medem es Dios¡± y su trabajo de fin de carrera fue sobre la ¡°simbolog¨ªa blablabl¨¢ en la cinematograf¨ªa de Julio Medem¡±, o algo as¨ª. Entonces, cuando busc¨¢bamos nombres, solt¨¦ Otto, jugando sobre seguro. Ahora lo miro a la cara y no pod¨ªa tener otro nombre.
O sea que Medem es su talism¨¢n.
Bueno, digamos que yo he tenido tres momentos cruciales en mi vida. Con Alejandro [Amen¨¢bar], Julio [Medem] y Pedro [Almod¨®var]. El encuentro con cada uno de ellos me gir¨® la vida.
?Son su Sant¨ªsima Trinidad?
Absolutamente.
Y usted su profeta.
Ya me gustar¨ªa. Digamos que he sido uno de sus ap¨®stoles.
Algo tendr¨¢ el agua cuando la bendicen.
Mira, me ha gustado eso. Ya te digo que yo mismo me contratar¨ªa.
COLEGA DIRECTOR
"Mi abuelo era Rafael. Mi padre, Rafelo. Y yo, Rafelete, y de Rafelete, Fele". Fele Martínez (Alicante, 48 años) narra en estos términos la historia del diminutivo familiar que acabó siendo también su nombre artístico desde que ganara, en 1996, a los 21 años, el Goya al actor revelación por su papel en Tesis, de Alejandro Amenábar, cuando aún era un estudiante de la Escuela de Arte Dramático en Madrid. El primer sorprendido fue él. Tanto, que su hermano tuvo que darle un codazo para que subiera a recogerlo. Hoy, después de una carrera en la que ha alternado cine, teatro y televisión a las órdenes de algunos de los mejores directores del país, debuta como director teatral con Animales de compañía. "Quizá no esté en mi mejor momento de forma física, porque hace mucho que no voy al gimnasio, pero tengo más entusiasmo y más curiosidad que nunca", afirma.
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