Cristina Fern¨¢ndez Cubas: la realidad sorprendida en un descuido
La ganadora del Premio Nacional de las Letras injert¨® el g¨¦nero fant¨¢stico en la emergente literatura de la Transici¨®n espa?ola
Los premios, ya se sabe, valen lo que vale su tino, y el Nacional de las Letras acierta de pleno al distinguir a Cristina Fern¨¢ndez Cubas. El a?o que se instituy¨® el premio, en 1984, la autora catalana ya hab¨ªa publicado dos colecciones de cuentos de misterio, Mi hermana Elba (1980) y Los altillos de Brumal (1983). Con ellos injert¨® en la emergente literatura de la Transici¨®n un g¨¦nero, el fant¨¢stico, que se remontab...
Los premios, ya se sabe, valen lo que vale su tino, y el Nacional de las Letras acierta de pleno al distinguir a Cristina Fern¨¢ndez Cubas. El a?o que se instituy¨® el premio, en 1984, la autora catalana ya hab¨ªa publicado dos colecciones de cuentos de misterio, Mi hermana Elba (1980) y Los altillos de Brumal (1983). Con ellos injert¨® en la emergente literatura de la Transici¨®n un g¨¦nero, el fant¨¢stico, que se remontaba a Edgar Allan Poe y contaba con maestros latinoamericanos como Borges y Cort¨¢zar pero tambi¨¦n como Felisberto Hern¨¢ndez o Silvina Ocampo.
Aquellos libros establecieron la posibilidad en Espa?a de una narrativa de lo ins¨®lito desasosegante, una ficci¨®n destinada a avivar en el lector miedos at¨¢vicos o explotar sus aprensiones e inseguridades y que oscilaba entre lo fant¨¢stico y lo terror¨ªfico (g¨®tico o no), entre lo siniestro cotidiano y la amenaza de lo oculto. Eran, adem¨¢s, toda una osad¨ªa (o una temeridad) en un mercado literario en el que el cuento segu¨ªa siendo un pariente muy pobre.
Tras un desv¨ªo novelesco con El a?o de Gracia (1985), en 1990 ya regres¨® a sus impecables historias extra?as con El ¨¢ngulo del horror, en el que arrinconaba a sus lectores sin necesidad de recurrir a la parafernalia de lo sobrenatural. La b¨²squeda del efecto inquietante en mundos veros¨ªmiles, sin graves transgresiones de su normalidad, continuar¨ªa en los cuentos de Con ?gata en Estambul (1994) y, doce a?os despu¨¦s, en las tres nouvelles de Parientes pobres del diablo (2006), que, al obtener el premio Setenil, dieron inicio al reconocimiento del supremo talento de esta escritora despaciosa y concienzuda.
Sin prisa, el nuevo volumen de cuentos, La habitaci¨®n de Nona, sali¨® en 2015; era un libro org¨¢nico ¡ªcomo todos, perfectamente estibado, en expresi¨®n suya¡ª donde los relatos dialogaban entre s¨ª. Mereci¨® el premio de la Cr¨ªtica y un a?o despu¨¦s lleg¨® el Nacional de Narrativa. Desde entonces la escritora ha mantenido un discreto retiro, apenas roto por la recuperaci¨®n este a?o de El columpio, una novela corta de 1995 que subvierte el motivo del retorno a la infancia como epifan¨ªa.
El premio Nacional de las Letras vuelve, pues, a dar en la diana y es para celebrarlo. En Cristina Fern¨¢ndez Cubas distingue a una narradora minuciosa que ha escudri?ado como nadie los ademanes ominosos, las inesperadas contravenciones de la realidad, y ha contado con una rara pericia c¨®mo a veces nuestra normalidad descuadra, c¨®mo parece haber conspiraciones en la sombra que ponen en cuesti¨®n nuestras certezas. Incluida la de nuestra identidad individual.