El jurado del Goncourt, dividido pero no polarizado, premia la imaginaci¨®n novelesca de Jean-Baptiste Andr¨¦a
¡®Veiller sur elle¡¯, relato hist¨®rico sobre un escultor, una arist¨®crata, una estatua y el trasfondo de la Italia fascista, se impone a obras de metaficci¨®n, el realismo contempor¨¢neo y el testimonio autobiogr¨¢fico
Como el a?o pasado, fueron necesarias 14 votaciones y finalmente el voto de calidad del presidente, Didier Decoin, para que la Academia Goncourt decidiese el nombre del ganador del premio m¨¢s prestigioso de las letras francesas. Pero, al contrario que el a?o pasado, la novela ganadora, Veiller sur elle (Cuidar de ella), del cineasta Jean-Baptiste Andr¨¦a (Saint-Germain-en-Laye, 52 a?os), gustaba a los diez miembros del jurado y no hubo ni desaires ni protestas, pese a las distintas preferen...
Como el a?o pasado, fueron necesarias 14 votaciones y finalmente el voto de calidad del presidente, Didier Decoin, para que la Academia Goncourt decidiese el nombre del ganador del premio m¨¢s prestigioso de las letras francesas. Pero, al contrario que el a?o pasado, la novela ganadora, Veiller sur elle (Cuidar de ella), del cineasta Jean-Baptiste Andr¨¦a (Saint-Germain-en-Laye, 52 a?os), gustaba a los diez miembros del jurado y no hubo ni desaires ni protestas, pese a las distintas preferencias. Las aguas han vuelto a calmarse en el Goncourt.
Nada m¨¢s anunciarse el resultado, y en el reservado del restaurante Drouant donde el jurado acababa de deliberar, uno de sus miembros, el escritor franco-marroqu¨ª Tahar Ben Jelloun, describ¨ªa as¨ª la novela ganadora: ¡°Es una bella historia, con personajes muy sorprendentes, un enano que va a Tur¨ªn para aprender a ser escultor y que se enamora de una mujer inaccesible. Y sucede durante el fascismo. Es una bella historia de amor y al mismo tiempo de amor al arte y de la expresi¨®n art¨ªstica m¨¢s absoluta, la escultura¡±.
Ben Jelloun declar¨® a EL PA?S: ¡°No hemos querido dar el premio a un documento o una autoficci¨®n, sino m¨¢s bien a una verdadera novela que congrega adhesiones y que sin duda gustar¨¢ porque uno queda atrapado en seguida¡±.
Veiller sur elle, que en Espa?a publicar¨¢ la editorial AdN en primavera de 2024, se impuso a Sarah, Susanne et l¡¯¨¦crivain (Sarah, Susanne y el escritor), un virtuoso ejercicio de metaficci¨®n de ?ric Reinhardt. Las otras dos finalistas eran Humus, de Gaspard Koenig, una novela realista con un trasfondo cient¨ªfico sobre el papel de las lombrices y gusanos para el futuro de la humanidad. La cuarta en liza era Triste Tigre, de Neige Sinno, relato en primera persona de alto voltaje literario y ensay¨ªstico sobre los abusos sexuales que siendo ni?a sufri¨® a manos de su padrastro.
El libro de Neige Sinno ha sido sin duda el libro de la rentr¨¦e, pero chocaba con dos obst¨¢culos para llevarse el Goncourt. El primero es que no era una ¡°obra de imaginaci¨®n¡±, como prescrib¨ªa el testamento de Edmond de Goncourt al instaurar el premio a principios del siglo XX. Debido a esta cl¨¢usula, en a?os recientes han quedado excluidos libros de indudable valor literario como los de Emmanuel Carr¨¨re o El colgajo, de Philippe Lan?on.
En la Academia Goncourt, estos ¨²ltimos d¨ªas, se perfilaba un nuevo consenso: quiz¨¢ hab¨ªa llegado el momento de ignorar la cl¨¢usula. O aceptar que en la no ficci¨®n tambi¨¦n puede haber imaginaci¨®n. Sinno podr¨ªa haber ganado, pero el lunes apareci¨® otro obst¨¢culo. Ese d¨ªa Triste Tigre gan¨® el F¨¦mina, otro gran premio de la rentr¨¦e. Y el jurado del Goncourt es reticente a repetir. Por el deseo de distinguirse. Y porque los premios del oto?o ¡ªtodos ellos concedidos a libros publicados el mismo a?o¡ª disparan las ventas en las librer¨ªas. Por eso, dos premios distintos a un mismo autor puede ser una mala jugada para los libreros: solo se promociona un libro y no dos.
Tambi¨¦n son premios para el autor, auque la remumeraci¨®n suele ser anecd¨®tica. El ganador del Goncourt recibe un cheque de 10 euros, pero autom¨¢ticamente se convierte en superventas y se traduce a decenas de lenguas.
¡°Fuese cual fuese de los cuatro, yo hubiese estado contento¡±, dec¨ªa, sentado en la mesa de Drouant donde se re¨²ne el jurado, el escritor Pierre Assouline. ¡°Yo ten¨ªa una preferencia, pero cada libro tiene una calidad que el otro no tiene¡±. Todo estaba a punto en la mesa para que se sentase el vencedor, quien hab¨ªa acudido a toda prisa al m¨¢s literario de los restaurantes parisinos tras saber que era ¨¦l el elegido.
¡°Las cualidades de Andrea¡±, observ¨® Assouline, ¡°son lo imaginario y lo novelesco. Son cualidades m¨¢s raras de lo que se cree. Porque muchos libros y novelas hoy se inspiran de cosas reales, de la vida de alguien, de un suceso. Aqu¨ª es puramente imaginario. No vale la pena buscar claves, no hay claves. Es puramente novelesco.¡±
¡°Es lo que dice Pierre¡±, asent¨ªa a su lado otro acad¨¦mico Goncourt, el pensador Pascal Bruckner. ¡°Es lo novelesco en estado puro, a la antigua, es una novela de evasi¨®n que probablemente encontrar¨¢ muchos lectores¡±. Ambos coinciden en que puede comaprarse al galardonado este a?o con Pierre Lema?tre, Goncourt en 2013 y autor de trepidantes frescos hist¨®ricos, ¡°buena literatura popular, en el mejor sentido del t¨¦rmino¡±, seg¨²n Assouline.
Ambiente de concordia
El ambiente era de concordia en Drouant, al contrario que el a?o pasado. Entonces, acad¨¦micos como Ben Jelloun expresaron su disconformidad con la decisi¨®n, tambi¨¦n gracias al doble voto del presidente Decoin, para Vivir deprisa, de Brigitte Giraud, en vez de El mago del Kremlin, de Giuliano da Empoli.
Un a?o despu¨¦s, el voto de calidad del presidente era motivo de bromas. Se le comparaba al pol¨¦mico uso, por parte de Emmanuel Macron, del art¨ªculo 49.3 de la Constituci¨®n para adoptar la reforma de las pensiones. Este art¨ªculo permite esquivar el bloqueo en la Asamblea Nacional por la v¨ªa del decreto. Varios miembros del jurado repitieron el chascarrillo: Ya llevamos dos 49.3 en el Goncourt¡±.