Las deportivas cumplen con la poes¨ªa de bailar
Joaqu¨ªn de Luz propone una coreograf¨ªa donde hay muchos gui?os sutiles y mensajes en torno a la est¨¦tica del ballet contempor¨¢neo
Como jugoso aperitivo de su temporada invernal, la Compa?¨ªa Nacional de Danza [CND] propone un dinamizado programa mixto, y cuyo mayor reclamo est¨¢ en el estreno absoluto de una coreograf¨ªa del director art¨ªstico Joaqu¨ªn de Luz (Swoosh) y en la recuperaci¨®n de otra miniatura cor¨¦utica (K¨¹bler-Ross) que en su d¨ªa fue creada expresamente para De Luz y Maria Kotchekova. No hay piezas de repertorio hist¨®rico, sino obras de ballet contempor¨¢neo, y ser¨¢ apenas dentro de un mes exacto, que en el Teatro de La Zarzu...
Como jugoso aperitivo de su temporada invernal, la Compa?¨ªa Nacional de Danza [CND] propone un dinamizado programa mixto, y cuyo mayor reclamo est¨¢ en el estreno absoluto de una coreograf¨ªa del director art¨ªstico Joaqu¨ªn de Luz (Swoosh) y en la recuperaci¨®n de otra miniatura cor¨¦utica (K¨¹bler-Ross) que en su d¨ªa fue creada expresamente para De Luz y Maria Kotchekova. No hay piezas de repertorio hist¨®rico, sino obras de ballet contempor¨¢neo, y ser¨¢ apenas dentro de un mes exacto, que en el Teatro de La Zarzuela veamos La Sylphide (Bournonville), en una nueva y esperada producci¨®n. Con este cuadrante, la compa?¨ªa estatal mantiene su voluntad de seguir siendo un conjunto capaz de afrontar registros muy distintos, todos muy demandados por el p¨²blico de danza, que no es estrecho y quiere ver de todo. Tanto es as¨ª, que la botica debe estar surtida y surtirse de novedades, unas que miran en su f¨®rmula magistral al pasado (que sigue vivo y necesario) y al futuro (que se muestra complejo y abigarrado).
El ballet no es una religi¨®n, sino muchas religiones convivientes; su particular ecumenismo empez¨® a fines del siglo XIX con dos hechos (que luego fueron senderos, a su vez, a bifurcarse): los primeros experimentos con m¨²sica no escrita expresamente para la danza, para bailar en el escenario, y la idea concreta de que se puede (y hasta debe) bailar por bailar, sin la presi¨®n de contar una historia o narrar una trama. J. G. Frazer, Gino Tani y Marcel Mauss sostuvieron que esa intenci¨®n est¨¦tica ya estuvo en la danza de representaci¨®n y ritualista desde la antig¨¹edad, de modo que se tratar¨ªa de reverdecimiento, una recuperaci¨®n, y cabr¨ªa en el cuadrante neoclasicista. Hoy vamos m¨¢s lejos.
La nueva coreograf¨ªa de Joaqu¨ªn de Luz m¨¢s que un experimento, se trata de una recapitulaci¨®n amorosa de su experiencia neoyorkina, una ojeada a la manera de enfrentar la escena donde est¨¢n, sin duda alguna y germinalmente, Foss como ide¨®logo, en primer lugar, luego Tarp y su intuitiva y eficaz explotaci¨®n de los bailarines de formaci¨®n acad¨¦mica y por fin una generaci¨®n liberada de quienes ven el ballet en su nuevo caldo, donde todav¨ªa respira la tradici¨®n r¨ªtmica (jazz) y la pl¨¢stica donde se estilizan los est¨¢ndares (oop) en la que ya destacan nombres como Justin Peck y Tyler Peck. ?D¨®nde entonces est¨¢ lo nuevo en Swoosh? Hay que entreverlo. Se mantiene el humor, el tono comunicativo y chic, pero a la vez, se baila rigurosamente y mucho. De Luz cita el un¨ªsono y el canon, el complejo ajuste afiligranado del fraseo con la bater¨ªa y el piano, para crear una exigencia que permite a los bailarines brillar. Y los tres estuvieron bien en sus din¨¢micas y caracter¨ªsticas, Mario Galindo el primero y por delante, bien respondido por YaeGee Park y Anthony Pina. El uso de las zapatillas deportivas es un alarde con fondo. Ese calzado, muy evolucionado tambi¨¦n, est¨¢ en el cotidiano del ballet y de hecho, algunas firmas fabrican unos artefactos espec¨ªficos, h¨ªbridos, que salen de este instrumento.
La recuperaci¨®n del breve pero intenso d¨²o de Andrea Schermoly, que se inspira en la reputada propuesta de K¨¹bler-Ross de c¨®mo gestionar el duelo, es otro acierto. Bailado por Joaqu¨ªn y Maria [Kotchekova] ten¨ªa, obviamente, otro cariz y otra densidad. Kayoko Everthart y ?lvaro Madrigal se entregan a fondo para convencer, dar visos de autenticidad a una coreograf¨ªa cuyo marco es bastante estrecho en tiempo y en recursos expresivos; la obra es sutil en narrativa, juega a la abstracci¨®n sensitiva apoy¨¢ndose en la belleza inmarcesible de una m¨²sica que se impone, que casi comanda.
Arriaga es un ballet que, como pasa con ciertas obras, se organiza a s¨ª mismo con el tiempo. Aunque es verdad que la costumbre no es un buen ingrediente para la interpretaci¨®n del ballet; a veces, el bailar¨ªn o la bailarina debe estar muy atento a despejar de su ejecuci¨®n lo que en principio induce al mecanicismo o la repetici¨®n forzosa de una lectura. La pieza se ve muy perjudicada por su vestuario, unos pijamas que no hay que perder tiempo en comentar, simplemente son absurdos y feos.
Morgen de Duato abri¨® el programa; no mucho que agregar entonces a una obra redactada a base de tirar de oficio y recursos, algunos propios, otros ajenos. La m¨²sica de Alcalde, concebida a ciclos cortos, se oye y se degusta en sus propios valores. Ser¨¢ que sucede aquello mismo que le escribi¨® Arnold Schoenberg a Thomas Mann en torno a que, cierta m¨²sica, debe ser escuchada, sobre ella misma, varias o muchas veces hasta asimilarla con liquidez, recordemos que ellos, compositor y novelista, estaban inmersos en otra cosa que result¨® en la portentosa novela de Mann: Doktor Faustus y en la posterior pol¨¦mica nunca resuelta y que a¨²n hoy destapa pasiones y r¨ªos de tinta.
La CND, y esto es evidente, est¨¢ trabajando a fondo hacia conseguir un mejor empaque colectivo; en varios aspectos, vuelve a estar en una etapa crucial, como gran parte de la cultura espa?ola, no s¨®lo la del espect¨¢culo. Hay caras nuevas, hay talento, y se les debe mirar y seguir de cerca.
Programa mixto. Compa?¨ªa Nacional de Danza. Director art¨ªstico: Joaqu¨ªn de Luz. ¡®Morgen¡¯: Nacho Duato/ Pedro Alcalde; ¡®K¨¹bler-Ross¡¯: Andrea Schermoly / A. Vivaldi; ¡®Swoosh¡¯: Joaqu¨ªn de Luz / Borja Barrueta, Hoagi Carmichael y otros; Arriaga: Mar Aguil¨®, Pino Alosa y J. de Luz / Juan Cris¨®stomo Arriaga. Matadero Madrid. Naves del Espa?ol. Hasta el 12 de noviembre.