Concha Velasco, la chica yey¨¦ (que no lo era)
Una canci¨®n no destinada para ella marc¨® la trayectoria de la actriz
Fue una carambola. Seg¨²n la leyenda, Concha (entonces, Conchita) Velasco ¡ªfallecida este s¨¢bado 2 de diciembre¡ª no iba a cantar La chica ye-y¨¦, pero termin¨® interpretando un tema que determinar¨ªa hasta hoy su imagen p¨²blica. Hablamos de una creaci¨®n del compositor Augusto Alguer¨® y el letrista Antonio Guijarro, verdadera f¨¢brica de ¨¦xitos durante los a?os sesenta. Se trataba de un encargo del realizador Jos¨¦ Luis S¨¢enz de Heredia para su pel¨ªcula de 1965, Historias de la televisi¨®n, que retomaba el concepto de uno de sus mayores ¨¦xitos, Historias de la radio (1955), con un reparto extenso y la presencia de locutores populares.
Curioso: mientras Hollywood, muy consciente de la competencia, evitaba en lo posible reflejar la penetraci¨®n social de la televisi¨®n, aqu¨ª se cont¨® con el apoyo del Ministerio de Informaci¨®n y Turismo, encabezado por Manuel Fraga. Historias de la televisi¨®n era un acercamiento propagand¨ªstico al nuevo medio audiovisual, concebido como s¨ªmbolo de modernidad. Part¨ªa de las aventuras de Katy, una chica de provincias que frecuentaba los estudios de TVE en Prado del Rey y participaba finalmente en un festival tipo Eurovisi¨®n, donde iba a cantar Oh John, otra pieza de Guijarro-Alguer¨®.
Durante el rodaje se evidenci¨® que La chica ye-y¨¦ (inicialmente reservada para el vocalista argentino Luis Aguil¨¦) era un verdadero caramelo para Conchita. Ella manten¨ªa una secreta relaci¨®n amorosa con S¨¢enz de Heredia y no hubo problema: se cambi¨® el guion para, por ejemplo, insertar una escena donde Katy aparec¨ªa interpret¨¢ndola en el jard¨ªn de un hotel, acompa?ada por miembros de Los Botines y Los Brincos.
La chica ye-y¨¦ fue grabada tambi¨¦n por Gelu y Rosal¨ªa, dos artistas m¨¢s acostumbradas a esos ritmos. Aunque el br¨ªo de Conchita Velasco disimul¨® la paradoja de la canci¨®n: la letra deploraba la frivolidad de las chicas modernas con sus ¡°pelos alborotados¡± y apostaba por la lealtad tradicional de la mujer espa?ola. Editada por Belter, se convirti¨® en uno de los mayores impactos comerciales de 1965. Conchita publicar¨ªa media docena de discos en la compa?¨ªa barcelonesa, incluyendo alg¨²n dueto con su estrella principal, Manolo Escobar.
La revelaci¨®n de que la Velasco pod¨ªa cantar la llev¨® a papeles inesperados: aparecer¨ªa tocando el bajo el¨¦ctrico como parte del grupo Los Hippy-Loyas en un disparate titulado Una vez al a?o ser hippy no hace da?o (1969). M¨¢s seriamente, facilit¨® que se integrara como protagonista en el g¨¦nero de la revista musical, con t¨ªtulos como Carmen, Carmen o Mam¨¢, quiero ser artista.
Babelia
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