Jos¨¦ Sacrist¨¢n: Concha, mi amiga del alma
Qui¨¦n me iba a decir cuando ve¨ªa las pel¨ªculas de la Velasco durante la mili en Melilla que acabar¨ªamos siendo como un matrimonio en el inconsciente de los espa?oles
Concha fue alguien con una voluntad de vida realmente espectacular. Con un primer talento fuera de lo normal: fue Conchita, Concha, do?a Concha, la Velasco, fue a la vez la Eximia y La Chica del Barrio... Y en todos los g¨¦neros y en todos los medios se ha desenvuelto siempre de una manera prodigiosa.
En cuanto a la vida, con todos sus vaivenes, lo que yo recuerdo de ella siempre es su capacidad de supervivencia, de tirar para adelante en un alarde de fuerza y de energ¨ªa como pocas veces he visto. Realmente fue un ejemplar humano superlativo. Primero, insisto, por su talento. Pero adem¨¢s, por su capacidad de comunicaci¨®n. Que la gente se creyera todo lo que ella propon¨ªa es verdaderamente espectacular.
La primera vez que nos cruzamos, nos conocimos sin saber qui¨¦nes ¨¦ramos. Yo iba mucho a ver los espect¨¢culos de Lola Flores y Manolo Caracol, y ella estaba ya all¨ª. Concha dec¨ªa que recuerda cuando nos vimos ah¨ª, en el teatro Calder¨®n. De aquel momento no tengo memoria. Pero s¨ª de cuando empezamos en lo profesional, y fue como un flechazo desde entonces. Y m¨¢s all¨¢ de las coincidencias en el trabajo: en las cosas de la vida hemos estado muy unidos. Ella era hija de franquista y yo hijo de rojo, pero siempre unidos en la cosa com¨²n de aprender sobre la marcha. Concha, yo y al mismo tiempo otros y otros de mi generaci¨®n. Fuimos haci¨¦ndonos sobre el terreno, por las buenas. Hab¨ªa que conseguir que la gente se creyera lo que propon¨ªamos y en ese empe?o no valen ni Stanislavski ni el padre de Stanislavski.
Concha es un caso superlativo de artista. Cuando yo hice la mili en Melilla ya ve¨ªa pel¨ªculas de Concha Velasco. Era una estrella en los a?os 50. Y mi ilusi¨®n era: a ver si un d¨ªa coincido con ella. A ver si un d¨ªa... Y de repente ese d¨ªa lleg¨®. Y nos morreamos en La colmena, e hicimos cine como Mi mujer es muy decente, dentro de lo que cabe o Las largas vacaciones del 36... Ha sido un lujo en mi vida haberla conocido, haber trabajado con ella, haberla sentido como una de mis mejores amigas, porque intimamos durante la preparaci¨®n, ensayos y representaciones de Yo me bajo en la pr¨®xima, ?y usted? Primero en teatro, y luego cuando dirig¨ª la pel¨ªcula: ah¨ª cuaj¨® nuestra amistad.
S¨¦ que para el com¨²n de los espa?oles, Concha y yo estamos anclados en su inconsciente como si fu¨¦semos un matrimonio. Algo de eso hay. Concha contaba una cosa muy divertida: para ella hab¨ªa tres besos de cine que hab¨ªan pasado a la eternidad. Uno, el de Rhett Butler y Scarlett O¡¯Hara en Lo que el viento se llev¨®. Otro, el de Maureen O¡¯Hara y John Wayne en El hombre tranquilo. Y el tercero, el nuestro en La colmena. Esto hab¨ªa quedado ah¨ª para las siguientes generaciones. El d¨ªa en que mi nombre sali¨® junto al de ella, ese d¨ªa... Sent¨ª que ese Pepe ya hab¨ªa llegado. Ese d¨ªa en que ya nos habl¨¢bamos de t¨² a t¨² no pude m¨¢s que recordar cuando a?os antes yo marcaba el caqui en Melilla e iba a ver las pel¨ªculas de la Velasco, y mi ilusi¨®n de si en alg¨²n momento podr¨ªa estar a su lado... Y la ¨²ltima vez que la vi a¨²n hicimos risas con eso.
Delante de m¨ª, ahora mismo, tengo un disco que grabamos cuando hicimos Yo me bajo en la pr¨®xima, ?y usted? con ilustraci¨®n de Alberto Coraz¨®n, que ya tambi¨¦n ha desaparecido... Han sido tantas cosas, y en circunstancias para m¨ª muy emocionantes. Hoy le hemos dicho adi¨®s. No, nunca ser¨¢ una despedida porque la Velasco no nos va a dejar en paz ni por el forro.
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