El humorismo es cort¨¦s
De los tratados sobre el humor en la literatura y en la vida, mi preferido es un texto minimalista de Bioy Casares que con el tiempo se me ha vuelto imprescindible
S¨®lo me ha sido posible salvarme del malestar de las fiestas navide?as y de la zambomba parlamentaria vivi¨¦ndolas a fondo, identific¨¢ndome con ese malestar hasta convertirlo en la naturaleza de m¨ª mismo.
Habr¨ªa precisado de estrategia parecida para el siniestro 2023, del que s¨®lo algunos dispersos recuerdos impregnados de humor salvan el balance final. El recuerdo, por ejemplo, de un teatro de la Gran V¨ªa de Bilbao, entrada gratuita y lleno hasta la bandera. El variopinto p¨²blico del Ja! Festival sobre literatura y humor re¨ªa a carcajada limpia, como liber¨¢ndose de tantas tensiones diarias. Al recordar todo aquello, he pensado en la amiga Cristina Fern¨¢ndez Cubas, que sabe bien que en la vida cotidiana la combinaci¨®n entre imaginaci¨®n y humor ayuda a resolver un mont¨®n de escollos.
Est¨¢ claro que, si bien en el humorismo impera la alegr¨ªa, es posible que en tan solo unos segundos todo se complique, que es lo que sucede cuando la gente no comparte el mismo humor. Cuando eso ocurre, dec¨ªa Wittgenstein (apellido que impone, pero no hay para tanto), es como si entre ciertos individuos existiese la costumbre de que una persona arrojara un bal¨®n a otra, y se estableciera que la otra persona ten¨ªa que atraparlo y devolverlo, y que algunas, en lugar de devolverlo, se lo metieran en el bolsillo.
Entre las sensaciones m¨¢s desagradables est¨¢ la de ver que el bal¨®n va al bolsillo de quien tienes frente a ti, porque entonces ya puedes temerte lo peor. Y la m¨¢s agradable es observar que el humorismo es la m¨¢s alta forma de la cortes¨ªa. Ojo, porque ah¨ª est¨¢ la m¨¢s noble esencia del humor. Como ejemplo de cortes¨ªa vinculada a la risa, pongo el caso del escritor Italo Svevo, que, en Trieste, minutos antes de morir, pidi¨® un cigarrillo al yerno, que se lo neg¨®. Svevo murmur¨®: ¡°Ser¨ªa el ¨²ltimo¡±. No lo dijo con pena, sino como la continuaci¨®n de una vieja broma; una invitaci¨®n a re¨ªr como siempre de sus reiteradas resoluciones de abandonar el tabaco.
De los tratados sobre el humor en la literatura y en la vida, mi preferido es un texto minimalista de Bioy Casares que con el tiempo se me ha vuelto imprescindible, es lo m¨¢s parecido a mi Santo Grial. Ah¨ª Bioy dice haber comprendido que el humorismo es cort¨¦s porque al se?alar verdades recurre a la comicidad. Dicho de otro modo: muestra lo malo y mueve a la risa.
Un caso mucho m¨¢s reciente de pr¨¢ctica del humor, entendido como la m¨¢s alta forma de la cortes¨ªa, se produjo en un hospital de Par¨ªs, en enero de 2015, cuando Simon Fieschi, sobreviviente, en las m¨¢s monstruosas condiciones f¨ªsicas, de una bala de Kal¨¢shnikov en el ataque a la redacci¨®n de Charlie Hebdo, se despert¨® poco a poco y hubo que informarle de que ten¨ªa rota la columna vertebral, la cara invadida por m¨¢scaras, el torso abombado y la mitad inferior del cuerpo, a partir del diafragma, completamente inerte. ?Qu¨¦ pod¨ªa experimentar ¨¦l en esa situaci¨®n? Nunca lo sabremos, pero s¨ª que, al verse rodeado de compa?eros, en un gesto de cortes¨ªa en pleno centro de su Apocalipsis, dijo: ¡°Me da pereza morir¡±.
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