El Metropolitan de Nueva York ¡®descubre¡¯ las estrechas relaciones entre ?frica y el Imperio bizantino
Una exposici¨®n recorre siglos de historia, tradiciones e influencias art¨ªsticas entre las dos orillas del Mediterr¨¢neo a trav¨¦s de 200 piezas, algunas de ellas nunca expuestas
Entre la fastuosa programaci¨®n del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (Met), que cada a?o presenta una veintena de exposiciones may¨²sculas, pasan a veces desapercibidas muestras menores, esas que parecen escritas con min¨²scula entre grandes nombres propios de la historia del arte (el a?o pasado, por ejemplo, un monogr¨¢fico dedicado a los girasoles en la obra de Van Gogh, o un vibrante di¨¢logo entre Manet y Degas). M¨²sica de c¨¢mara frente a las colosales sinfon¨ªas que son las exposiciones m¨¢s visitadas. Pero esas muestras peque?as, como la dedicada a desvelar las relaciones art¨ªsticas entre ?frica y Bizancio, convierten al Met en lo que es: el buque insignia de las instituciones culturales de EE UU.
Africa & Byzantium, organizada en colaboraci¨®n con el Museo de Arte de Cleveland, es una joya en muchos aspectos. A lo largo de casi 200 obras, muchas de ellas in¨¦ditas en EE. UU., repasa la tradici¨®n del arte y la cultura bizantinos en el norte y el este de ?frica desde el siglo IV hasta el siglo XV y sus postrimer¨ªas. Africa & Byzantium arroja luz sobre un ¨¢rea de la historia del arte insuficientemente representada y muestra un nuevo campo de estudios interdisciplinares sobre el ?frica medieval, otro periodo casi inexplorado en las grandes galer¨ªas y museos. Aunque Bizancio fue un vasto imperio que abarc¨® partes de ?frica, Europa y Asia, sus estrechas conexiones con ?frica han sido poco estudiadas.
Hubo mucha m¨¢s relaci¨®n entre esos dos mundos de lo que se supone. El Mediterr¨¢neo que los separaba y a la vez un¨ªa fue testigo del tr¨¢fico de bienes y personas entre ambas orillas, igual que hoy del de migrantes que escapan de guerras y miserias rumbo a Europa. Desde su capital en Constantinopla, s¨ªmbolo temporal de intrigas, opacidad y opulencia, el imperio bizantino (331-1435) gobern¨® gran parte del norte de ?frica durante siglos, en los que el cristianismo primitivo se desarroll¨® en los reinos del cuerno de ?frica del IV al VII de nuestra era. Pero la religi¨®n oficial del imperio no impidi¨® el desarrollo de las distintas tradiciones religiosas ¨Dy art¨ªsticas¨D que florecieron en T¨²nez, Egipto, Sud¨¢n y Etiop¨ªa entre los siglos VIII al XV. Por eso, los s¨ªmbolos de las tres religiones del libro atraviesan la muestra como un hilo conductor de la convivencia: junto a cruces, hay candelabros de siete brazos y medias lunas; tambi¨¦n representaciones antropom¨®rficas anteriores a la prohibici¨®n de las im¨¢genes en el islam. Destacan las menoras de la sinagoga de Hammam Lif, en lo que hoy es el sur de T¨²nez.
La fe, la pol¨ªtica y el comercio por tierra y mar vincularon estas tradiciones a Bizancio, dando lugar a un fecundo intercambio de t¨¦cnicas art¨ªsticas y creencias. Las piezas que se muestran en la exposici¨®n abarcan casi 2.000 a?os en una amplia gama de soportes, desde frescos monumentales, mosaicos, pinturas sobre tabla y trabajos en metal, hasta joyas, cer¨¢micas y manuscritos iluminados, sin olvidar varios ejemplares de precioso mobiliario taraceado o puertas finamente labradas. Numerosos retratos en la tradici¨®n de Al Fayum (Egipto) animan la escuela iconogr¨¢fica cretense o los mosaicos de Cartago. Son alardes de belleza y rareza, de una fascinante Edad de Oro hasta ahora opacada, como el hermoso icono de San Jorge, del siglo XIII, en Egipto. O el mosaico de Nuestra Se?ora de Cartago (fechado entre el siglo IV y el V), que representa la personificaci¨®n de la ciudad tunecina.
Una muestra que dinamita el etnocentrismo
Africa & Byzantium es una exposici¨®n desafiante, no solo porque muchos de los objetos visitan por primera vez Nueva York, tambi¨¦n por dinamitar el etnocentrismo (o eurocentrismo, si la denominaci¨®n puede usarse para el rinc¨®n oriental de Bizancio): si alguno de los mejores iconos se pintaron en Egipto, ?d¨®nde queda el centro y d¨®nde la periferia? ?Qui¨¦n fue el maestro y qui¨¦nes los disc¨ªpulos? Preguntas muy pertinentes siempre que se habla de tradici¨®n y creaci¨®n culturales. La muestra derriba expectativas y plantea preguntas: ?cu¨¢ndo empieza y, sobre todo, d¨®nde termina Bizancio? San Agust¨ªn de Hipona, citado en la exposici¨®n, se interrog¨® sobre lo mismo en el a?o 416, ante su congregaci¨®n en Cartago: ¡°Qui¨¦n sabe ahora qu¨¦ es cada quien en el Imperio romano, ya que todos nos hemos convertido en romanos y todos nos llamamos romanos¡±.
¡°Esta impresionante exposici¨®n aporta un nuevo enfoque y erudici¨®n a un campo poco estudiado, ampliando nuestro conocimiento del arte bizantino y paleocristiano dentro de una visi¨®n m¨¢s amplia del mundo¡±, dijo Max Hollein, director y consejero delegado del Met, en la presentaci¨®n de la muestra. ¡°A trav¨¦s de obras de arte espectaculares y ampliamente desconocidas, Africa & Byzantium ilumina el desarrollo, la continuidad y la adaptaci¨®n del arte y la cultura bizantinos en el norte y el cuerno de ?frica, reenfocando las contribuciones art¨ªsticas africanas al periodo premoderno¡±.
Africa & Byzantium recorre las tres etapas de intercambio entre las dos orillas del imperio. Del siglo IV al VII, la cultura visual e intelectual bizantina temprana fue moldeada por ricos mecenas, artistas y l¨ªderes religiosos del norte de ?frica, la regi¨®n que albergaba algunas de las provincias m¨¢s ricas del Imperio romano tard¨ªo y el bizantino temprano. Del siglo VIII al XVI, en los reinos africanos florecieron tradiciones religiosas y art¨ªsticas cristianas espec¨ªficas y, en la ¨²ltima etapa, del siglo XVII al XX, los artistas et¨ªopes y coptos de ?frica oriental se inspiraron en el arte romano y bizantino.
Bizancio naci¨® cuando el primer gobernante cristiano de Roma, Constantino el Grande, traslad¨® la capital imperial al este, a la antigua ciudad de Bizancio, rebautizada Constantinopla (hoy Estambul). A partir de entonces, un nuevo arte, inspirado en las tradiciones griega y romana y transformado por los influjos intelectuales y espirituales del lejano oriente, evolucion¨® y se expandi¨® hacia el exterior, lo que aumenta los interrogantes respecto a d¨®nde empieza y termina Bizancio.
Para quienes no tengan la fortuna de visitar la exposici¨®n in situ, en un costado de la galer¨ªa griega del Met, un excelente v¨ªdeo de 20 minutos en el que Andrea Achi, conservadora de arte bizantino del Met, recorre y explica la muestra, puede ser un buen suced¨¢neo. ¡±Africa & Byzantium re¨²ne nuevas investigaciones de m¨¢s de 40 estudiosos de todo el mundo, aborda el modo en que diversas comunidades vinculadas a Bizancio florecieron en imperios y reinos lejanos durante m¨¢s de mil a?os y sin duda ampliar¨¢ la comprensi¨®n p¨²blica del mundo bizantino, su alcance y su autoridad transcultural, a la vez que analiza el papel fundamental de las primeras civilizaciones cristianas africanas en esta esfera creativa¡±, explic¨® Achi en la presentaci¨®n de la muestra. La exposici¨®n viajar¨¢ al Museo de Arte de Cleveland tras su clausura en Nueva York, el pr¨®ximo 3 de marzo.
Babelia
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