¡®El rapto¡¯: contundente cine hist¨®rico contra el fanatismo religioso

En menos de un a?o, el veterano cineasta italiano Marco Bellocchio (Bobbio, Italia, 84 a?os) ha mostrado la violenta espiral de dos secuestros. Primero, en la rotunda serie televisiva Exterior noche (2022), sobre el rapto y asesinato del primer ministro dem¨®crata cristiano Aldo Moro a manos de las Brigadas Rojas; casi seis horas en las que Bellocchio pormenorizaba los hechos de un suceso que traumatiz¨® a la sociedad italiana y europea y que ya hab¨ªa abordado en el cine en Buenos d¨ªas, noche (2003). El segundo secuestro, mucho menos conocido y documentado, ocurri¨® un siglo antes y su v¨ªctima fue un ni?o de seis a?os, Edgardo Mortara. Lo arranc¨® de su familia el Vaticano, que, por gracia del antisemita Pio IX, permiti¨® la sustracci¨®n y adoctrinamiento de ni?os jud¨ªos ante la impotencia de sus familias. La de Mortara se embarc¨® en una interminable lucha judicial para recuperar a su hijo.

Durante dos horas, Bellocchio ofrece una tragedia sin respiro, una pesadilla cuya contundencia expresiva remite a los grandes frescos hist¨®ricos. De la potencia dram¨¢tica de la pel¨ªcula a la espectacularidad de la puesta en escena, las interpretaciones, la elecci¨®n del ni?o Enea Sala o el en¨¦rgico ritmo: todo funciona en este gran ejercicio de cine hist¨®rico.

El rapto arranca en 1858, cuando el peque?o Edgardo es arrebatado por soldados del Vaticano de su acomodado hogar en el barrio jud¨ªo de la capital de la Emilia-Roma?a, Bolonia. Por orden papal, si un ni?o jud¨ªo recib¨ªa el bautismo (a escondidas de sus padres) ya no pod¨ªa seguir bajo el techo de su familia para ser debidamente cristianizado. Aunque Steven Spielberg tante¨® la posibilidad de llevar al cine esta misma historia a partir del libro de David Kertzer The Kidnapping of Edgardo Mortara (1997), finalmente ha sido Bellocchio, un cineasta que a sus 84 a?os sigue demostrando el vigor de un cine hist¨®rico capaz de reconstruir los hechos sin que olvidemos la inocente y aterrada mirada de la v¨ªctima principal ni la desquiciada lucha de su familia por recuperarlo.

Bellocchio no conoc¨ªa el caso Mortara, pero, seg¨²n ha explicado ¨¦l mismo, fue un libro del conservador Vittorio Messori el que lo puso sobre la pista de una historia en la que ni se mencionaba la palabra secuestro. Con un guion firmado junto a Susanna Nicchiarelli, el cineasta italiano nos introduce en un intenso thriller ¡ªhist¨®rico, judicial¡ª cuyos tonos remiten a la pintura del romanticismo m¨¢s oscura y dram¨¢tica. La pel¨ªcula se titulaba al principio La conversi¨®n, pero El rapto expresa mejor la violencia de una obra que muestra con toda su pompa los s¨®rdidos tent¨¢culos del fanatismo religioso.