Todo lo que siempre quiso saber sobre Stephen King
Se publica el monumental libro ilustrado que firm¨® un fan en 2022 con motivo del 75 aniversario del rey del terror, una enciclop¨¦dica inmersi¨®n en su vida y obra
Si es usted fan de Stephen King y tiene la fortuna de dejarse caer por Bangor, Maine, deber¨ªa saber que puede subirse a un autob¨²s y recorrer, durante tres horas, los principales escenarios de algunas de sus novelas. Pero no solo de sus novelas. Porque de la misma manera que la ruta pasa junto a la estatua de Paul Bunyan ¡ªel enorme le?ador que posee el payaso Pennywise en la novela It¡ª, lo hace junto a la lavander¨ªa en la que el escritor trabaj¨® despu¨¦s de la universidad, cuando las cosas a¨²n iban francamente mal y ¨¦l y Tabitha, su mujer, ten¨ªan ya dos cr¨ªos. En el rey del terror ¡ªy ahora tambi¨¦n del noir sobrenatural¡ª, vida y obra son una misma extra?a y apasionante cosa, como demuestra el exhaustivo trabajo de Bev Vincent, el m¨¢s que ilustre fan de King, autor desde 2001 de una columna en la que radiograf¨ªa al escritor llamada Stephen King: News from the Dead Zone. En 2022, coincidiendo con el 75 cumplea?os de King, Vincent public¨® adem¨¢s un libro ilustrado que repasa su trayectoria y que la editorial C¨²pula acaba de editar en espa?ol.
Su t¨ªtulo, Stephen King. Una gran celebraci¨®n de la vida y la obra del gran maestro del terror, podr¨ªa sustituirse por el m¨¢s simple He aqu¨ª todo lo que siempre quiso saber sobre King, una colecci¨®n de las piezas que exploran la figura de King, siempre un tanto esquiva ante la prensa. Incluye fotograf¨ªas en las que se ve al peque?o King amorrado a un biber¨®n, o sonriendo, junto a su hermano, en un jard¨ªn con casa de fondo, con seis a?os. Hay tambi¨¦n algunas nunca vistas, como la que le sit¨²a en Stratford, Connecticut, con un pu?ado de amigos que podr¨ªan pasar por los amigos de El cuerpo, el relato en el que se bas¨® la pel¨ªcula Cuenta conmigo (1986), de Rob Reiner. El libro detalla, un tanto sucintamente, sus primeros a?os ¡ªc¨®mo su padre se fue de casa cuando ¨¦l ten¨ªa dos a?os y su hermano, adoptado, uno m¨¢s, y c¨®mo su madre los crio sola, a veces yendo de ac¨¢ para all¨¢¡ª, pero sobre todo sumerge al lector en su obra y en c¨®mo de ¨ªntimamente est¨¢ relacionada con su siempre nada ostentosa, peque?a, vida.
¡°Podr¨ªa decirse que soy el equivalente literario de una Big Mac con patatas¡±, cuenta Vincent que dijo en una ocasi¨®n King y que probablemente jam¨¢s se ha arrepentido tanto de algo. Despu¨¦s de aquello, Harold Bloom, el cr¨ªtico e instigador del ¡°canon occidental¡±, un personal listado de filias que se dio por universal, lo despreci¨® abiertamente, asegurando que no hab¨ªa nada de ¡°dignamente est¨¦tico¡± en su escritura y que ser¨ªa recordado ¡°como un fen¨®meno sociol¨®gico¡±. Y siendo a¨²n m¨¢s cruel, apuntal¨® ¡°una imagen de la muerte del lector literato¡±. Bloom enfureci¨® ante el primero de los reconocimientos descaradamente ¡°literatos¡± que recibi¨® King ¡ªla medalla de la National Book Foundation, en 2003¡ª, al que seguir¨ªan m¨¢s ¡ªla Medalla Nacional de las Artes, en 2011, y el PEN American Literary Service, en 2018¡ª en la presente etapa hiperrevolucionaria y revolucionada de su carrera ¡ªsigue produciendo una cantidad ingente de p¨¢ginas por a?o, a un ritmo de al menos diez diarias, que escribe entre las nueve y la una del mediod¨ªa¡ª.
Vincent recorre cronol¨®gicamente en su enciclop¨¦dico volumen esa carrera, deteni¨¦ndose en cada novela y hasta en el libro que le dedic¨® a la temporada de 2004 del equipo de los Red Sox; s¨ª, King es un gran fan del b¨¦isbol y no es mala idea pasar por el campo en d¨ªa de partido si lo que se quiere es acabar con un ejemplar de sus libros firmado. El libro deja que sea el propio King quien hable, algo poco frecuente porque el escritor no acostumbra a conceder entrevistas. Su fama es tal que si lo hiciera, dice, no har¨ªa otra cosa. Tampoco es que haya hablado con Vincent sobre sus libros. Como un personaje del propio King ¡ªcomo una nada terrible Annie Wilkes, la fan¨¢tica protagonista de Misery, de quien, por cierto, se cuenta su origen, en el que hay una mezcla de Dostoievski, Evelyn Waugh y una pesadilla en un avi¨®n¡ª, Vincent recopila y ordena declaraciones y puntos de fuga, componiendo un gabinete de curiosidades tot¨¦mico. Est¨¢n ah¨ª sus poemas mecanografiados, entre ellos, el poema del que sali¨® su villano recurrente Randall Flagg. Tambi¨¦n sus p¨¢ginas manuscritas, porque escribe a mano a menudo, sobre todo despu¨¦s del accidente que casi le cost¨® la vida.
Entusiasmo narrativo
El volumen da cuenta tambi¨¦n del m¨²sculo de su entusiasmo narrativo: todos esos manuscritos acumulados, c¨®mo su cerebro desencripta la realidad en clave terror¨ªfica, o lo que ocurri¨® cuando fue a recoger el coche al mec¨¢nico y decidi¨® que el ruido que hac¨ªa el puente que cruz¨® caminando lo hab¨ªa hecho una criatura espeluznante (Pennywise), o cuando simplemente se pregunt¨® qu¨¦ pasar¨ªa si el cuentakil¨®metros de su coche empezara a ir hacia atr¨¢s (Christine). Pero tambi¨¦n subraya su influencia en la cultura popular. Aquellos que sepan de King por sus tuits ¡ªsu batalla contra las armas, Trump o la transfobia, o la generosidad con la que cambia la vida a todo aquel escritor debutante al que lee si le gusta¡ª tal vez no tengan idea de cu¨¢nto de motor ha supuesto para el sector editorial. No solo se adelant¨® con el audiolibro y el ebook o trat¨® de resucitar la novela por entregas con La milla verde; es que fue el primero en compartir un relato in¨¦dito en internet, abriendo una entonces impensable nueva puerta a la lectura.
Mont¨® una banda con Amy Tan y otros escritores, The Rock Bottom Remainders ¡ªque fue de gira por peque?as ciudades¡ª, compr¨® una emisora local para que el rock ¡ªcon el que tiende a escribir¡ª no abandonara nunca las ondas y tambi¨¦n para hacer programas con su mujer, a la que nunca deja de agradecer haber estado ah¨ª siempre, incluso en los momentos en que pod¨ªa escribir novelas de 400 p¨¢ginas sin recordar haberlo hecho porque beb¨ªa y se drogaba demasiado; lleg¨® a pesar 107 kilos y a fumar tanto que el m¨¦dico le asegur¨® que estaba en ¡°territorio de infarto¡± y, como respuesta, ¨¦l escribi¨® Maleficio. Cre¨® su propio sello, Philtrum Press ¡ªdise?ado por un compa?ero de universidad¡ª, y se rumorea que su casa en Bangor ¡ªla de la puerta forjada en hierro y murci¨¦lagos, que se abr¨ªa por Halloween, lo que le convert¨ªa en, dice, ¡°el Pap¨¢ Noel de Halloween¡±¡ª podr¨ªa convertirse en una residencia de escritores tarde o temprano.
El fest¨ªn del libro monumento de Vincent es inacabable en este tipo de inesperados y desconocidos detalles, como lo ha sido, desde el principio, el entusiasmo con el que King devuelve al mundo todo aquello que la lectura le dio de ni?o, cuando la vida que imaginaba era infinitamente superior a la real. Un magn¨¢nimo entusiasmo que acabar¨¢ cuando ¨¦l mismo se acabe. ¡°Sabr¨¦ cu¨¢ndo ha llegado la hora: o me desplomar¨¦ sobre mi mesa o se me acabar¨¢n las ideas. Lo que no quieres es avergonzarte a ti mismo. Mientras crea que sigo haciendo un buen trabajo, no me veo parando¡±, ha dicho el escritor, que si ostenta alg¨²n tipo de r¨¦cord de adaptaciones cinematogr¨¢ficas es tambi¨¦n porque, hasta hace un mes, y desde el principio, vend¨ªa los derechos de sus relatos por un d¨®lar a j¨®venes promesas, estudiantes y aspirantes a cineastas que, como el propio Bev Vincent, acaban un d¨ªa por convencerle de que son dignos, en cuanto a pasi¨®n por lo que hacen, de su Dollar Baby Program. La pasi¨®n, siempre.
Babelia
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