Juan Ortega reivindica su alta dimensi¨®n art¨ªstica
El torero sevillano cort¨® dos orejas en una tarde de ¡®no hay billetes¡¯ ante el ¨²nico toro con clase y profundidad
El diestro sevillano Juan Ortega, que sali¨® a hombros tras cortar dos orejas al quinto de la tarde, reivindic¨® en la feria de Valdemorillo su aut¨¦ntica fama como torero despu¨¦s de varios meses de ocupar, sin pretenderlo, los titulares de la prensa rosa por motivos ajenos a su profesi¨®n, informa Paco Aguado.
Y para mostrar que es la del ruedo la ¨²nica fama que busca, Ortega hizo al quinto de la tarde una faena plagada de momentos de gran est¨¦tica, que es lo que fueron buscando a Valdemorillo no los paparazzis que le esperaban en la puerta, sino los miles de aficionados que llenaron la plaza del pueblo serrano.
Claro que para poder reivindicarse as¨ª le ayud¨® sobremanera ese pen¨²ltimo toro de la terciada corrida de Cuvillo, un fino casta?o chorreado que derroch¨® clase y profundidad en sus embestidas desde que sali¨® al ruedo galopando y que se vino arriba en banderillas tras recibir el puyazo m¨¢s fuerte, casi el ¨²nico, de la tarde.
Ortega ya le meci¨® por el lado izquierdo en las ver¨®nicas de recibo y a¨²n le hizo un airoso quite por chicuelinas antes de bordarle una soberbia apertura de faena con la muleta, con ayudados cl¨¢sicos y con recreados y lentos cambios de mano, en la que fue una excelente conjunci¨®n de ritmos entre uno y otro.
Aun as¨ª, el resto del trasteo result¨® menos compacto, pues Ortega, dentro de las mismas tandas, altern¨® un pu?ado de momentos deslumbrantes, con una morosa cadencia en el trazo, con muletazos menos limpios y algunos enganchones, aunque mantuviera siempre esa tensi¨®n est¨¦tica con la que tuvo al p¨²blico atento y propenso al aplauso.
Y, entre las desigualdades, lo mejor lleg¨® al natural, por el mejor pit¨®n de ¡®Asustado¡¯, que as¨ª se llamaba ese toro que no dej¨® de ¡°hacer el avi¨®n¡± con largo recorrido hasta en el remate final de otro excelente manojo de pases ayudados con la rodilla flexionada, previos a una un¨¢nime petici¨®n de esas dos orejas que propiciaron la ¨²nica foto que interesaba al torero: la de su salida a hombros vestido de luces.
El resto de la corrida tuvo menos brillo, pues el mismo Ortega no sac¨® mucho en claro de un segundo sin celo, y Gin¨¦s Mar¨ªn se dilat¨® en dos deslucidos pulsos con los dos de su lote, dos torillos mediocres pero manejables con los que puso m¨¢s empe?o que compromiso, y con los que lo m¨¢s notable a destacar de la labor del extreme?o fue la excelente estocada con que tumb¨® a su primero.
Los dos ¡°cuvillos¡± de menos fondo fueron los que correspondieron a Alejandro Talavante, que los lidi¨® con asiento y temple, buscando aprovechar sus m¨ªnimas opciones pero sin lograr contrarrestar las protestas del p¨²blico por la debilidad del primero y sin llegar a alargar las apenas medias arrancadas del cuarto.
N¨²?ez del Cuvillo/Talavante, Ortega, Mar¨ªn
Seis toros de Núñez del Cuvillo, con el trapío justo y escaso cuajo. En conjunto, medidos de raza y de fuerzas, aunque manejables, pero con un quinto que derrochó clase y profundidad en sus embestidas.
Alejandro Talavante: estocada trasera (silencio); estocada trasera desprendida y dos descabellos (silencio).
Juan Ortega: golletazo (ovación tras leve petición): estocada tendida desprendida (dos orejas). Salió a hombros.
Ginés Marín: estocada (palmas); estocada desprendida (palmas).
Entre las cuadrillas, Javier Ambel y Antonio Chacón saludaron en banderillas. Al final del paseíllo se guardó un minuto de silencio por la muerte de los dos guardias civiles en aguas gaditanas.
Plaza de Valdemorillo (Madrid). Feria de San Blas y la Candelaria. 10 de febrero. Lleno de "no hay billetes" (5.000 espectadores).
Babelia
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