Sofia Coppola: ¡°No quer¨ªa convertir a Elvis en un villano¡±
La cineasta m¨¢s joven de la historia en optar a un Oscar a la mejor direcci¨®n filma la vida de la esposa de Elvis Presley en ¡®Priscilla¡¯ y repasa las ense?anzas de su familia y su propia lucha por la independencia
Hay quien sue?a toda la vida con llegar al cine. Sofia Coppola, al rev¨¦s, naci¨® en el s¨¦ptimo arte. Cuando se estren¨® ante la c¨¢mara de una pel¨ªcula no ten¨ªa ni 10 meses: antes de hablar y caminar, aprendi¨® a actuar. Algo sencillo, eso s¨ª: deb¨ªa aguantar que le cayera un poco de agua encima. Hac¨ªa de Michael Francis Rizzi, el beb¨¦ bautizado hacia el final de El padrino. Alguna vez cont¨® que su primer recuerdo de infancia es ¡°la jungla de Filipinas, durante el rodaje de Apocalypse Now¡±. Y que, de peque?a, sol¨ªa visitar la casa de Akira Kurosawa. Con tres a?os, en El padrino 2, interpret¨® a una ni?a a bordo de un barco. Y ya mayor de edad, en la tercera entrega, encarn¨® a Mary Corleone. Siempre ha dicho que la mejor ense?anza de pap¨¢ Francis Ford y mam¨¢ Eleanor, directores ambos, es ¡°una vida de creatividad¡±. Aunque, en su curso intensivo, descubri¨® pronto tambi¨¦n el lado m¨¢s oscuro del sue?o: en una reciente entrevista a¨²n recordaba la portada de una revista que acompa?¨® su joven cara con el titular ¡°?Ella arruin¨® El padrino?¡±.
Una chica de 18 a?os colocada bajo la lupa. Criticada. Intimidada por un mundo poderoso y masculino. Cuando hace un tiempo Coppola ley¨® Elvis y yo, la autobiograf¨ªa de Priscilla Beaulieu editada en 1985, encontr¨® un lugar familiar. Iba a ser una placentera lectura de verano. Se convirti¨® en su nueva pel¨ªcula. ¡°Es la historia de una mujer fuerte y su b¨²squeda de autonom¨ªa¡±, apuntaba la cineasta (Nueva York, 51 a?os) ante un grupo de periodistas internacionales en el pasado festival de Venecia, donde Priscilla debut¨®.
Puede que la pelea por la independencia sea otro punto de contacto entre ambas. Coppola se volc¨® en la pel¨ªcula despu¨¦s de que Apple renunciara a financiar su adaptaci¨®n a serie de la novela Las costumbres nacionales (Alba), de Edith Wharton. Pero, antes, dej¨® a la plataforma un recado p¨²blico: ¡°La idea de una mujer que no agrade no les interesaba¡±. Igual que no tuvo reparos en ponerle freno a su padre cuando visit¨® el primer rodaje de la hija. 1999. Las v¨ªrgenes suicidas ¡ªotro libro que, por cierto, la enamor¨® hasta el punto de filmarlo¡ª. El mito recomend¨® a la debutante: ¡°Deber¨ªas decir ¡®Acci¨®n¡¯ m¨¢s alto, desde el diafragma¡±. Ella, como recoge la web especializada Imdb, pens¨®: ¡°Ok. Ya te puedes marchar¡±.
Tal vez hoy las cosas se hayan dado la vuelta. Y a Francis le pregunten por Sofia m¨¢s que al rev¨¦s. Se trata, al fin y al cabo, de la m¨¢s joven cineasta de la historia ¡ªy la primera estadounidense¡ª en optar al Oscar a la mejor direcci¨®n (por Lost in Translation, 2003). De una artista fascinada por fotograf¨ªa y revistas de moda, sin miedo a reivindicar que se puede ¡°ser sustanciales y estar interesados en frivolidades¡±. De un s¨ªmbolo que inspira el imaginario de los adolescentes o firma aut¨®grafos a chicas llamadas Sofia por ella. De una creadora capaz de construir, de Mar¨ªa Antonieta a La seducci¨®n, pasando por Somewhere, su propio universo personal, siempre como ha querido y al margen de lo ¡°mainstream¡±, seg¨²n ha destacado ella misma. Una f¨®rmula que regresa en Priscilla. Junto con la misi¨®n de iluminar a otra mujer oculta bajo la sombra de un mito.
¡°Est¨¢ todo en el libro, no invent¨¦ nada. Quer¨ªa que se narrara a trav¨¦s de su punto de vista, que se viera con sus ojos¡±, se?alaba Coppola en Venecia. Es decir, una ni?a que tiene 14 a?os cuando un cantante y soldado de 24, dotado ya de cierta fama adem¨¢s de un atractivo irresistible, empieza a interesarse por ella. Casi no hay pel¨ªculas ni conciertos en Priscilla. Entre otras cosas, porque el fondo que gestiona los derechos de Elvis prohibi¨® usar sus temas. Otro indicio del enfoque distinto de Coppola. Se trata de contar al ser humano que viv¨ªa, se alegraba y sufr¨ªa justo al lado, durante 15 a?os de relaci¨®n. Un relato a medias entre idilio y terror. Aunque Priscilla Beaulieu, en el festival de Venecia, reiter¨® que Elvis fue el amor de su vida.
La propia leyenda, aqu¨ª, pasa por el filtro de su esposa y se vuelve hombre. A ratos eg¨®latra, inseguro, rabioso, hasta pat¨¦tico. ¡°Ciertamente, la pel¨ªcula no le deja en un pedestal. Fue interesante ver la realidad detr¨¢s del mito. Y descubrir cu¨¢nto le frustraba no ser tomado en serio como actor. Entiendo esa lucha. No quer¨ªa juzgarle o convertirle en un villano, sino acercarme con sensibilidad y empatizar con ¨¦l. Esta es la historia de ella¡±, describ¨ªa Coppola.
La cineasta describi¨® la sensaci¨®n in¨¦dita de que el sujeto de su filme estuviera viva, presente, y a tan solo una llamada de distancia. ¡°Uno de los mayores desaf¨ªos fue hallar un equilibrio entre el respeto hacia ella, que le gustara y se sintiera representada, y lo que quer¨ªa hacer como directora¡±, explicaba Coppola. Y a?ad¨ªa: ¡°Me conmueven las historias de gente que intenta entender qui¨¦n es¡±.
El veto al uso de las canciones apenas le import¨®: cree que termin¨® por venirle bien al filme. Ella, adem¨¢s, de joven era m¨¢s de escuchar a otro Elvis, Costello. Tampoco le preocup¨® el hecho de que, casi a la vez, Baz Luhrmann estuviera rodando y estrenando el biopic Elvis: al rev¨¦s, considera que el renovado inter¨¦s pod¨ªa beneficiar a su largo. Pero, en comparaci¨®n con esa superproducci¨®n, el presupuesto de Coppola sumaba menos de una cuarta parte. Y, poco antes de empezar a filmar, perdi¨® alg¨²n mill¨®n m¨¢s. De ah¨ª que se viera obligada a contener todo el rodaje en un solo mes. ¡°Es una de las cosas m¨¢s dif¨ªciles que he hecho jam¨¢s¡±, ha asegurado la directora. Aunque Priscilla Beaulieu le reconoci¨® que hab¨ªa hecho ¡°un trabajo fant¨¢stico¡±.
En Venecia, adem¨¢s, la protagonista, Cailee Spaeny, obtuvo la Copa Volpi a la mejor actriz. Lo que tambi¨¦n reconoc¨ªa el meticuloso casting de Coppola y Kirsten Dunst, su colaboradora habitual. La diferencia de tama?o entre la diminuta Spaeny y el enorme Jacob Elordi, el Elvis de la pantalla, sirvi¨® de met¨¢fora a?adida. Igual que el ruido y el caos en las secuencias con el m¨²sico, frente a la intimidad, a ratos claustrof¨®bica, cuando la joven se queda sola. Y, luego, Coppola despleg¨® su tradicional atenci¨®n milim¨¦trica a la puesta en escena, desde la paleta melanc¨®lica para retratar la estancia de Priscilla en Alemania, frente a la explosi¨®n de colores cuando visita a su adorado en EE UU, hasta el momento en que saca de la maleta un cepillo de dientes: ¡°Adoro todos esos detalles. Son lo que hace real un filme. Cuando empiezas, parte del proceso se centra en c¨®mo se ve y se siente¡±.
¡°Hacer una pel¨ªcula ocupa tanto tiempo y energ¨ªa que debes amarla de verdad. Lo ¨²nico con lo que tengo cuidado es evitar algo en lo que no pueda meterme con todo mi coraz¨®n¡±, apuntaba Coppola. A estas alturas, la cineasta sostiene que no piensa en el p¨²blico, sino que persigue filmar lo que a ella misma le gustar¨ªa. Y se dio cuenta de que Priscilla le hablaba tambi¨¦n por otro aspecto. ¡°Todav¨ªa veo a mujeres en relaciones donde dejan que los hombres tomen todas las decisiones. Fue estimulante mirar a la generaci¨®n de mi madre y ver qu¨¦ ha cambiado y qu¨¦ no. Y, a la vez, hablar con mis dos hijas que ante ciertas cosas respond¨ªan: ¡®Jam¨¢s le permitir¨ªa a un hombre decirme qu¨¦ debo hacer¡±.
Ella tampoco quiere indicarles el camino a Romy y Cosima ¡ªambas fruto de su uni¨®n con el m¨²sico Thomas Mars¡ª. Aunque la primera, de 17 a?os, se hizo viral hace unos meses con un celebrado v¨ªdeo en la red social TikTok. ?Madera de cineasta? A saber. De momento, la saga contin¨²a tambi¨¦n gracias al m¨¢s mayor. El abuelo Francis Ford prepara al fin su esperada pel¨ªcula Megal¨®polis, con la que lleva so?ando cuatro d¨¦cadas. A sus 84 a?os, se dispone a sujetar la c¨¢mara otra vez. Como en tantas obras maestras. Aunque ninguna como el v¨ªdeo casero que film¨® el 14 de marzo de 1971: Eleanor se puso de parto; Francis Ford le dio al bot¨®n de ¡°grabar¡±; Sofia vino al mundo. Y al cine.
Babelia
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