¡®Pol¨ªticamente incorrectos¡¯: el consenso pol¨ªtico est¨¢ en un calent¨®n sexual mutuo

Se podr¨ªa decir que Pol¨ªticamente incorrectos es una s¨¢tira pol¨ªtica, pero el concepto le viene tan enorme que habr¨¢ que reducirlo. Para gozar de tal calificaci¨®n tendr¨ªa que haber un discurso, provocar un debate, tener unas intenciones subversivas y una capacidad para la iron¨ªa y la mordacidad, ser incisiva e incluso hiriente, adem¨¢s de lograr encontrar el entretenimiento y, por supuesto, el humor. Pero la nueva pel¨ªcula de Arantxa Echevarr¨ªa, escrita por Olatz Arroyo, carece de todo ello.

?Una astracanada pol¨ªtica, entonces? Algo m¨¢s cerca, sobre todo en lo de la astracanada, aunque el apellido ¡°pol¨ªtica¡± habr¨ªa que sustituirlo por ¡°ambientada en la pol¨ªtica¡±, lo que no es lo mismo. Porque aqu¨ª, a pesar de que la pel¨ªcula se desarrolle alrededor de la campa?a electoral de los dos principales partidos pol¨ªticos de nuestro pa¨ªs, rebautizados como Espa?a Liberal y Nueva Izquierda, de la presidenta del Gobierno y del l¨ªder de la oposici¨®n, y principalmente de sus nuevos y j¨®venes n¨²meros dos, procedentes ambos de la base juvenil de cada uno de los partidos, apenas hay reflexi¨®n pol¨ªtica ni social m¨¢s all¨¢ de un cargamento de clich¨¦s que podr¨ªa soltar cualquier troll en una mala tarde de redes sociales.

?Una comedia rom¨¢ntica con tintes de astracanada, desarrollada en torno a la pol¨ªtica, los medios de comunicaci¨®n y la opini¨®n p¨²blica, volcada esta en redes sociales? Por ah¨ª vamos mejor. Como tambi¨¦n se podr¨ªa hablar de oportunidad perdida. Una m¨¢s, como tantas otras cuando el cine espa?ol reciente se ha acercado desde la comedia pura a las alturas del poder pol¨ªtico, a la polarizaci¨®n, a la debilidad de los ideales y a la pr¨¢ctica de la corrupci¨®n: Atilano, presidente (1998) y alguna m¨¢s, siempre en la memoria.

¡°Una roja¡± que no pronuncia en toda la pel¨ªcula una sola idea y ¡°un facha¡± al que solo se le distingue por el chaleco y el cintur¨®n con la bandera de Espa?a se convierten, por obra y gracia de un entuerto que no acaba de entenderse en el guion, en los n¨²meros dos de cada uno de sus partidos de cara a las elecciones y a los debates televisivos. Hasta aqu¨ª, la pol¨ªtica. Mientras, por culpa de otro asunto a¨²n m¨¢s rebuscado e inveros¨ªmil (la astracanada lo es por naturaleza), acaban sintiendo entre ellos una abrumadora atracci¨®n sexual despu¨¦s de quedar atrapados durante una noche en un paraje solitario que los obliga a ayudarse mutuamente. Y hasta aqu¨ª, el romance.

La primera media hora, justo la que ocupa el inicio de la relaci¨®n en un bosque junto a un pantano, que para ellos es como una isla desierta, es infame. Resulta incluso chocante que todo este pasaje haya superado alg¨²n filtro de calidad en el proceso de producci¨®n de la pel¨ªcula. Despu¨¦s, una retah¨ªla de lugares comunes sobre ¡°la libertad¡±, los conflictos con el entorno abertzale, la herencia franquista o el obligado borrado de tuits, sin gracia ni imaginaci¨®n. A Elena Irureta, la presidenta, la han vestido y maquillado para que parezca Esperanza Aguirre, y el resto de int¨¦rpretes hace lo que puede con unas l¨ªneas de guion y unas situaciones desquiciantes (Pepa Aniorte es la que mejor parada sale). Entre decenas de chistes verbales y de gags f¨ªsicos, apenas un par de ellos hacen diana: uno sobre la distancia entre generaciones, en torno a los dos rombos; y otro sobre las cacas de los perros.

Lejos de sus pel¨ªculas m¨¢s personales (Carmen y Lola, y la estupenda Chinas), Arantxa Echevarr¨ªa tampoco logra nada salvable con la puesta en escena y el montaje, en la segunda de sus vertientes profesionales, la de obras de encargo como La familia perfecta, tambi¨¦n escrita por Arroyo. En un pa¨ªs polarizado, se supone que con Pol¨ªticamente incorrectos se busca la cohesi¨®n a trav¨¦s de la risa y de lo que quiz¨¢ pueda ser el mejor pegamento entre los espa?oles de uno y otro extremo: el consenso pol¨ªtico est¨¢ en un calent¨®n sexual mutuo.