El desconocido fot¨®grafo sueco que retrat¨® las calles de la Espa?a de Franco
Una retrospectiva de Christer Str?mholm en la Fundaci¨®n Mapfre de Madrid muestra la obra documental de un autor marcado por el suicidio de su padre y las tres guerras en que particip¨®
El sueco Christer Str?mholm (Estocolmo, 1918-2002) es un fot¨®grafo pr¨¢cticamente desconocido en Espa?a, a pesar de que la visit¨® en tres ocasiones y de su fant¨¢stica obra en blanco y negro, que incluye im¨¢genes de guardias civiles, prostitutas, ni?os y marineros estadounidenses en las calles espa?olas de la ¨¦poca franquista. Sin embargo, la primera vez que lleg¨® a Espa?a no hac¨ªa fotos. Fue en 1938 y el joven Str?mholm hizo de correo para los republicanos durante la Guerra Civil, atravesando la frontera desde Francia, explica Estelle af Malmborg, comisaria de la retrospectiva que dedica a este autor la Fundaci¨®n Mapfre, en Madrid, hasta el 5 de mayo. Son m¨¢s de 150 im¨¢genes, todas con t¨¦cnica anal¨®gica, del que Malmborg califica como ¡°el padre de la fotograf¨ªa sueca de hoy¡±.
Espa?a, de una u otra forma, estuvo presente en su vida desde pronto. En 1937 visit¨® por primera vez Par¨ªs por la Exposici¨®n Universal, en la que contempl¨® el Guernica, de Picasso. Una estancia que reafirm¨® su vocaci¨®n para el arte. Por eso, como explica la comisaria en el recorrido por la exposici¨®n con este periodista, Str?mholm ¡°empez¨® como pintor cuando volvi¨® a Par¨ªs, en 1947, para estudiar en la Academia de Bellas Artes, pero lo que finalmente le atrajo fue la fotograf¨ªa¡±.
En la capital francesa conoci¨® a Cartier-Bresson y a Brassa?, y como este, fotografi¨® fragmentos de paredes y vallas publicitarias. Hasta aqu¨ª su lado m¨¢s luminoso, el de alguien con alma de artista y nacido en una familia de banqueros (¡°Fui un ni?o repeinado con traje de marinero¡±, dec¨ªa de su infancia). Sin embargo, la oscuridad le persigui¨® toda su vida, por el recuerdo del suicidio de su padre cuando ¨¦l ten¨ªa solo 16 a?os (sus progenitores ya estaban divorciados), la mala relaci¨®n con su padrastro y la participaci¨®n en tres contiendas: en la espa?ola y, luego, en la mundial, primero junto a los finlandeses para frenar a los rusos y luego en Noruega en la resistencia contra los nazis.
Quiz¨¢s por todo ello quienes lo conocieron lo describen como un hombre de porte militar y car¨¢cter explosivo. ?l mismo comentaba de sus experiencias b¨¦licas: ¡°Despu¨¦s de un periodo tan infernal tiendes a aislarte mucho. Te conviertes en alguien que cuenta an¨¦cdotas entretenidas, pero nunca revelas realmente nada¡±.
Con Europa por fin en paz, se uni¨® durante unos a?os al colectivo de fot¨®grafos alemanes Fotoform, herederos de la Bauhaus, con los que particip¨® en exposiciones colectivas en Europa y Estados Unidos. Era un grupo que buscaba la experimentaci¨®n con las im¨¢genes. Los a?os siguientes, Str?mholm viaj¨® por numerosas ciudades, Tokio, Hiroshima, Calcuta, Nairobi, Los ?ngeles, Nueva York, hasta que regres¨® a Espa?a como gu¨ªa tur¨ªstico de compatriotas suyos llegados en autob¨²s (¡°Le encantaba la vida nocturna de Madrid¡±). Su tercera vez en suelo espa?ol fue en 1962, acompa?ando a su amigo el poeta Lasse S?derberg. De aquella estancia naci¨® el libro Viaje en blanco y negro, que no se publicar¨ªa hasta 2013.
Al comienzo de la exposici¨®n pueden verse precisamente sus fotos espa?olas, potentes retratos de ni?os que encontraba por las calles, un tema que le interes¨® mucho. Los fotografi¨® por todo el planeta porque, de alguna manera, se identificaba con ellos. ¡°Los trata como adultos en sus fotos¡±, se?ala Malmborg. Tambi¨¦n, im¨¢genes del Barrio chino en Barcelona, de calles de Valencia y Palma. Por su objetivo pasaron adem¨¢s guardias civiles, prostitutas, curas...
Con un estilo en el que ¡°acentuaba muchos los blancos y negros, con fuertes contrastes¡±, apunta la comisaria, ¨¦l no hac¨ªa sus copias, no ten¨ªa paciencia, para eso estaban los que, en broma, llamaba ¡°mis esclavos¡±, alumnos que trabajaban para ¨¦l. Str?mholm defin¨ªa su trabajo como ¡°fotograf¨ªa documental subjetiva¡±, aunque en sus im¨¢genes ¡°revisita su propio pasado, de alguna forma son autorretratos¡±, explica Malmborg. Dirigi¨® una escuela de fotograf¨ªa en su ciudad natal entre 1962 y 1972, donde transmiti¨® su idea de que hab¨ªa que incidir m¨¢s en el an¨¢lisis de las im¨¢genes que en la t¨¦cnica.
Su serie m¨¢s conocida es Place Blanche ¡ªla plaza parisiense presidida por el famoso Moulin Rouge¡ª, sobre los travestis y transexuales que trabajaban en cabar¨¦s y se prostitu¨ªan. ?l se aloj¨® en un hotel donde viv¨ªan varios de ellos, con los que trab¨® amistad. Str?mholm escribi¨® sobre ello: ¡°Nunca hac¨ªa fotos robadas. Trabajaba sin flash; solo utilizaba la luz disponible, a menudo la de los neones¡±. Los retrat¨® con cari?o, elegantes, huyendo de lo s¨®rdido que les tocaba vivir, como las felaciones a polic¨ªas para que les dejaran en paz, como cont¨® el sueco. Una vivencia de la que public¨® el libro Las amigas de la place Blanche (1983): ¡°Lo ¨²nico que exig¨ªan era el derecho a ser ellas mismas, a no verse obligadas a reprimir sus sentimientos¡±.
Otra sala est¨¢ dedicada a sus originales retratos de personajes de la cultura, un encargo de dos peri¨®dicos brasile?os que empez¨® en 1949: Marcel Duchamp con un puro en la mano, Giacometti tras la sucia ventana de su estudio, Andr¨¦ Breton, Le Corbusier... tambi¨¦n los que conoci¨® en Espa?a, como Antonio Saura, serio y con las manos en los bolsillos del pantal¨®n; Chillida o T¨¤pies. Los organizadores de la exposici¨®n subrayan que su conocimiento del arte le facilitaba que los retratados bajasen la guardia cuando posaban para ¨¦l.
Su libro m¨¢s importante es Poste restante (Lista de correos), de 1967, una miscel¨¢nea de sus viajes desde finales de los cuarenta, con numerosas estampas que causan desaz¨®n, incluso a veces son sobrecogedoras, como las que hizo en cementerios. ¡°Son fotos que remiten al dolor de sus participaciones en guerras y a la muerte de su padre¡±, apunta Malmborg.
El reconocimiento en Suecia lo logr¨® por fin con la exposici¨®n 9 segundos de mi vida, en el Moderna Museet de arte contempor¨¢neo de Estocolmo, en 1986. Una valoraci¨®n tard¨ªa, con 68 a?os, porque el tipo de fotograf¨ªa que hab¨ªa hecho no fue muy apreciada durante mucho tiempo. El aplauso fuera de su pa¨ªs lleg¨® una d¨¦cada despu¨¦s, en 1997, con el Premio Hasselblad, el m¨¢s prestigioso de la fotograf¨ªa internacional. Fue el final feliz para quien dec¨ªa de su obra: ¡°Yo no hago fotograf¨ªas, hago im¨¢genes. Es lo que he hecho toda mi vida¡±.
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