¡®El sucesor¡¯: ins¨®lita extravagancia sobre la gen¨¦tica del mal
La segunda pel¨ªcula de Xavier Legrand parece despe?arse en su disparatado relato sobre un modisto y las herencias emocionales, pero sale bien parado gracias a un giro de guion que salta del drama al terror
La mente es a veces un laberinto indescifrable. Hasta lo indecible, hasta lo demencial. Y el cine, en determinadas ocasiones, se hace eco de ello con propuestas tan extravagantes y desequilibradas, pero finalmente tan singulares, como El sucesor, segunda pel¨ªcula del franc¨¦s Xavier Legrand. Un oscuro y casi delirante paseo por la locura, la herencia de lo insano y el miedo a la enfermedad, protagonizada por un joven y prestigioso modisto que inicia su carrera como director art¨ªstico de una firma parisiense de alta costura, al tiempo que debe viajar a Montreal, en Canad¨¢, a las exequias de un padre del que llevaba separado muchos a?os. Un descendiente en una doble vertiente: la art¨ªstica y la consangu¨ªnea.
El sucesor se abre con un desfile de moda en el que el espectacular escenario est¨¢ compuesto por una especie de interminable laberinto circular que nos da una primera pista sobre el simbolismo de la propuesta. M¨¢s tarde, en el edificio de la lujosa funeraria que se encarga de la organizaci¨®n del entierro paterno, muerto a causa de un derrame cerebral, otra escalera de caracol marca de nuevo el creciente proceso de locura que va a sufrir el personaje, acosado por la hipertensi¨®n y por fuertes dolores en el pecho que no se sabe si son por un problema cardiaco o por simple angustia vital.
Cada vez m¨¢s tensionada por la actitud del personaje, ya en Canad¨¢, pendiente de mil detalles profesionales y de numerosa burocracia en torno al cad¨¢ver, a la organizaci¨®n del entierro, a la donaci¨®n de las cosas de su padre, del que nada quiere saber ni heredar, y a la venta de la casa, la pel¨ªcula, de todos modos, no deja de ser un drama en el n¨²cleo inicial, sin m¨¢s disquisiciones gen¨¦ricas. Sin embargo, a mitad del relato un inesperado giro en la informaci¨®n y la acci¨®n despliega la pel¨ªcula hacia una monta?a rusa dif¨ªcil de encajar. Sin desvelar demasiado, digamos que lo que ocurre no cabe en cabeza alguna, aunque sea totalmente real. Es entonces cuando el dise?ador tiene una actitud tan desconcertante, tan poco plausible, que El sucesor se hunde durante un buen rato.
Legrand, director de la formidable Custodia compartida (2017), una de las mejores inmersiones f¨ªsicas en las violencias de g¨¦nero y vicaria del cine reciente, parece despe?arse por la extravagancia en lugar de intentar ofrecer un verdadero estudio sobre el legado, en el m¨¢s amplio sentido: el dolor por el pasado, y el terror a la herencia gen¨¦tica y a la infecci¨®n del mal. Una disparatada huida hacia delante de la que, no obstante, logra salir gracias a otro original giro de guion que, al menos, la convierte en una historia distinta a las dem¨¢s. Y entonces, como ocurr¨ªa en su ¨®pera prima, ya no hay tanto drama como directamente terror.
La exactitud en la puesta en escena y el montaje de Custodia compartida en esta apenas se roza, y en un par de momentos, sobre todo en el llanto del funeral, se resquebraja. Aun as¨ª, en el instante postrero, con un final abierto en apariencia en cuanto al relato, son precisamente la planificaci¨®n y el montaje los encargados de cerrarlo a cal y canto, y adem¨¢s con rotundidad, culminando un tobog¨¢n de sensaciones entre la reflexi¨®n y el disparate, entre la rareza y la desmesura.
El sucesor
Dirección: Xavier Legrand.
Intérpretes: Marc-André Grondin, Yves Jacques, Louis Champagne, Anne-Élisabeth Bossé.
Género: intriga. Francia, 2023.
Duración: 112 minutos.
Estreno: 22 de marzo.
Babelia
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