Muere la escritora guadalupe?a Maryse Cond¨¦ a los 90 a?os
La autora de ¡®Yo, Tituba, la bruja negra de Salem¡¯ y de ¡®S¨¦gou¡¯, premiada en 2018 con el Nobel alternativo, explor¨® en su obra las conexiones profundas entre sus Antillas natales, ?frica y Europa
Ha muerto Maryse Cond¨¦, la escritora guadalupe?a que en su obra explor¨® las conexiones profundas entre sus Antillas natales, la historia de la esclavitud, el colonialismo y la descolonizaci¨®n, y su propia vida n¨®mada y agitada entre Am¨¦rica, Europa y ?frica. Ten¨ªa 90 a?os y desde hac¨ªa tiempo hab¨ªa perdido la vista y ten¨ªa dificultades para moverse y no pod¨ªa escribir, aunque en una entrevista hace tres a?os en su mas¨ªa en la Provenza confesaba haber alcanzado una especie de estado zen, una forma de plenitud. ¡°Es ahora, cu...
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Ha muerto Maryse Cond¨¦, la escritora guadalupe?a que en su obra explor¨® las conexiones profundas entre sus Antillas natales, la historia de la esclavitud, el colonialismo y la descolonizaci¨®n, y su propia vida n¨®mada y agitada entre Am¨¦rica, Europa y ?frica. Ten¨ªa 90 a?os y desde hac¨ªa tiempo hab¨ªa perdido la vista y ten¨ªa dificultades para moverse y no pod¨ªa escribir, aunque en una entrevista hace tres a?os en su mas¨ªa en la Provenza confesaba haber alcanzado una especie de estado zen, una forma de plenitud. ¡°Es ahora, cuando soy vieja, que la vida es f¨¢cil¡±, dec¨ªa. ¡°No tengo problemas de dinero. Mis hijos son adultos. Para m¨ª, vivir significa ser un poco infeliz y pelear, todo el tiempo¡±.
Cond¨¦ muri¨® en la noche del lunes al martes en un hospital de Apt, cerca de su casa en el sur de Francia, seg¨²n inform¨® su marido a la agencia France Presse. Autora de una treintena de ensayos, obras de teatro, memorias y sobre todo novelas ¨Dentre ellas las celebrados S¨¦gou y Yo, Tituba, la bruja negra de Salem¨D, y directora durante a?os del departamento de Estudios franceses y franc¨®fonos de la Universidad de Columbia Cond¨¦ pertenec¨ªa a una estirpe inclasificable. Nacida en Guadalupe, territorio ultraperif¨¦rico de la Rep¨²blica, era francesa por el pasaporte, pero militaba por la independencia de su archipi¨¦lago natal. Escrib¨ªa en franc¨¦s y nominalmente pertenec¨ªa a la francofon¨ªa como sus mayores, el poeta tambi¨¦n antillano Aim¨¦ C¨¦saire, y el senegal¨¦s L¨¦opold S¨¦dar Senghor, pero ella afirmaba que en realidad no escrib¨ªa ¡°ni franc¨¦s ni criollo¡±, sino ¡°en Maryse Cond¨¦¡±.
En esta lengua particular, el marysecond¨¦, y lejos de los circuitos del poder literario parisino, construy¨® una obra poderosa y popular que obtuvo m¨¢s reconocimiento en pa¨ªses como Estados Unidos que en Francia, donde habr¨¢ muerto sin obtener ninguno de los grandes premios literarios. Su nombre son¨® repetidamente para el Premio Nobel de literatura. Recibi¨® en 2018, a?o en que por un esc¨¢ndalo sexual este se suspendi¨®, el Nobel alternativo. El presidente Emmanuel Macron le entreg¨® en 2020 la Orden del M¨¦rito de la Rep¨²blica francesa. ¡°Giganta de las letras, Maryse Cond¨¦ supo pintar las penas y las esperanzas, de Guadalupe a ?frica, del Caribe a la Provenza¡±, declar¨® el martes el presidente. ¡°En una lengua de lucha y esplendor, ¨²nica, universal. Libre.¡±
Maryse Cond¨¦, cuando la visitamos en enero de 2021, mostraba con orgullo la fotograf¨ªa junto a Macron y dedicada por el presidente. La pandemia todav¨ªa asolaba el mundo, pero ella ya no llevaba mascarilla, al contrario que el fot¨®grafo y el redactor, adem¨¢s de su marido y traductor al ingl¨¦s, Richard Philcox, presente en la entrevista. Ya no pod¨ªa leer: escuchaba audiolibros. Ni escribir: se los dictaba a Richard o a una amiga. Pero en esta casa en las afueras de Gordes, un pintoresco pueblo en las monta?as provenzales del Luberon, lejos de ?frica y del Caribe, dec¨ªa haber hallado ¡°un cierto reposo¡± tras una vida hecha de idas y venidas por varios continentes, de combates y decepciones pol¨ªticas y separaciones familiares entre continentes e identidades.
Su padre era banquero; su madre, maestra. Ella era la menor de ocho hermanos en una familia de la burgues¨ªa negra de Pointe-¨¤-Pitre, en Guadalupe. Se consideraban ¡°supernegros¡±. ¡°Mis padres eran v¨ªctimas de las ideas coloniales, pero no se daban cuenta¡±, explicaba en la citada entrevista, publicada en Babelia. ¡°Quer¨ªan demostrar que los negros como ellos pod¨ªan comportarse bien y dar ejemplo¡±. ¡°Piel negra, m¨¢scara blanca¡±, dec¨ªa el intelectual de la descolonizaci¨®n Frantz Fanon para referirse a este tipo de colonizados que no sab¨ªan que lo eran.
Fue durante sus estudios en Par¨ªs que Maryse Cond¨¦ descubri¨® su negritud: ¡°Francia era profundamente racista... All¨ª me di cuenta de que yo no era como los franceses.¡± M¨¢s tarde, en ?frica, donde aterriz¨® en pleno proceso de descolonizaci¨®n, la futura escritora se liber¨® definitivamente de las ra¨ªces familiares y model¨® su identidad en unos a?os de dificultades econ¨®micas y persecuciones pol¨ªticas. Vivi¨® en Costa de Marfil, Guinea, Ghana, Senegal. Fue profesora y periodista, y tuvo cuatro hijos, con el periodista haitiano Jean Dominique y con el actor Mamadou Cond¨¦. ¡°Las mujeres africanas¡±, dec¨ªa, me ense?aron mucho. Son fuertes y bellas. Aguantan mucho¡±. ?Los hombres? No tanto: ¡°En el ambiente en el que viv¨ª, los hombres no eran realmente pilares s¨®lidos en los que apoyarse¡±. Su visi¨®n de ?frica no era nada idealista: ¡°Jam¨¢s me consider¨® su hija, una prima rarita como mucho¡±. Reconstruy¨® aquella etapa en La vida sin maquillaje, publicado en castellano, como buena parte de su obra, por Impedimenta, y traducida por Martha Asunci¨®n Alonso.
¡°Empec¨¦ [a escribir] a los 40 a?os¡±, rememoraba en el sal¨®n de su casa. ¡°?Antes no pod¨ªa! Ten¨ªa cuatro hijos, deb¨ªa criarlos sin marido¡±. Fue al conocer a Richard, un ingl¨¦s blanco, cuando encontr¨® ¡°una calma y un equilibrio¡± para escribir. Ella defend¨ªa, inspir¨¢ndose en el brasile?o Oswald de Andrade, el ¡°canibalismo literario¡±, que permit¨ªa mezclar tradiciones y continentes: ¡°Un colonizado jam¨¢s puede ser enteramente libre del pa¨ªs colonizador. Yo, por ejemplo, amo la m¨²sica cl¨¢sica. Hacemos como los indios: nos comemos lo que m¨¢s nos parece mejor de los otros e intentamos integrarlo¡±.
Cuando la visitamos, acababa de publicarse la novela La Deseada en espa?ol y en franc¨¦s hab¨ªa publicado unos a?os antes El fabuloso y triste destino de Iv¨¢n e Ivana. Explic¨® que estaba ultimando una nueva novela, El evangelio del nuevo mundo. Parec¨ªa en paz, despu¨¦s de todo. ¡°Yo buscaba algo, y esto me llev¨® a viajar. Nunca lo encontr¨¦¡±, dijo. ¡°Y creo que no me he encontrado totalmente. Es complejo llegar a conocerse y a saber qui¨¦n es una. A m¨ª me ha llevado toda una vida¡±.
'Isla Maryse Cond¨¦'
Maryse Condé nació en una isla. Aunque quizá lo más acertado sea decir que fue una isla. Una isla a la deriva por el proceloso mar de los cánones literarios europeístas, masculinos, blancos y eurocéntricos. Pero vivir a la deriva no necesariamente significa ignorar la dirección del horizonte. En cada etapa de su odisea nómada, la escritora sin “domicilio fijo” que -en sus propias palabras- fue nunca ignoró hacia dónde navegaba. Su brújula fue siempre la verdad. Maryse Condé miró y vivió el mundo de frente, sin coraza ni rastro de maquillaje, temblando con el arrojo propio de las valientes. Y así nos lo contó.
Lo repitió hasta la saciedad: no escribía en francés, tampoco en criollo. Maryse Condé cantó todas sus vidas en el inimitable idioma Maryse Condé. ¿Qué significa? Nunca he dejado de hacerme la pregunta, ni de encontrarle nuevas respuestas. Porque tal vez la lengua Maryse Condé sea precisamente eso: un infinito juego de matrioskas abiertas de par en par.
Generosidad inmortal
Maryse Condé llegó a Impedimenta en otoño de 2018, de la mano de su traductora, Martha Asunción Alonso. Ella nos habló de una escritora guadalupeña que no conocíamos. Nos pasó la traducción de la que sería su primera obra en Impedimenta, Corazón que ríe, corazón que llora. Nos enamoró al instante. Desde 2019, y hasta ahora, cada enero se ha abierto con una obra de Maryse. Escribía desde la periferia de la francofonía, pero es una figura central de ese movimiento. En ella, una mujer de lecturas y procedente de una familia de "súper negros", que siempre se sintió francesa y también rechazada por Francia, se escuchan los ecos de Rousseau, de Genet y de los grandes escritores africanos. Fue feminista cuando nadie lo era, madre soltera y catedrática en la Sorbona especializándose en el tema de la esclavitud.
Estaba muy enferma desde hace años, presa de lo que ella misma llamaba "el síndrome Boucolon" (su apellido familiar de soltera), una enfermedad degenerativa que se cobró la vida de parte de su familia, y ya con 90 años recién cumplidos no veía, no oía y apenas podía sostener objetos en la mano. Aun así, estuvo escribiendo hasta el último día, dictando sus textos a su marido y traductor al inglés, Richard Philcox, y era esa fuerza, esa inmensa generosidad creativa, la que hizo que pareciera casi inmortal para nosotros.