Una emblem¨¢tica librer¨ªa de viejo de Salamanca cierra porque su edificio se vende para viviendas tur¨ªsticas
La Galatea cesa su actividad despu¨¦s de 14 a?os tras la orden del propietario del edificio
La Galatea a¨²n vive. Los goznes de los portones chirr¨ªan y el suelo de madera se expresa con crujidos al dirigirse al coraz¨®n de la emblem¨¢tica tienda de libros antiguos. Las estanter¨ªas exhiben un variado abanico de t¨ªtulos y autores, desde el siglo XVI hasta la actualidad. Pero muchos de ellos ser¨¢n encerrados pronto en cajas de cart¨®n si ning¨²n comprador se los lleva antes a su casa. A la sede f¨ªsica de La Galatea, en Salamanca, en la calle de los Libreros, le quedan unos d¨ªas de latido antes de sucumbir a la especulaci¨®n: el due?o del edificio lo vende para uso tur¨ªstico. Se va el cuerpo, pero queda el alma, subraya la librera Bego?a Ripoll: ¡°La librer¨ªa no son los libros¡±.
La Galatea se ha convertido en un cementerio de libros. La avalancha de clientes fieles y de visitantes oportunistas ha menguado las existencias, pero siguen quedando cosas por embalar a puerta cerrada. Bego?a Ripoll responde agachada, preparando paquetes, sobre los porqu¨¦s. ¡°Tengo 62 a?os y no soy la Juana de Arco de las librer¨ªas anticuarias¡±, argumenta sobre el desenlace de esta tienda que regenta desde hace 14 a?os.
Ella alquil¨® el local por una d¨¦cada y desde entonces ha combatido el anhelo de los propietarios por lucrarse con el inmueble, contiguo a la sede de la Universidad de Salamanca, donde infinitos turistas, cuello en alto y m¨®vil desenvainado, intentan descubrir la famosa rana labrada sobre la fachada. La orden final de desalojo lleg¨® en febrero, despu¨¦s de que caducaran las pr¨®rrogas del contrato inicial de 10 a?os. ¡°Sospecho que lo han vendido o que tienen comprador interesado, pero solo si dejo el local¡±, esgrime esta fil¨®loga reconvertida en anticuaria y bibli¨®fila. Un anuncio digital lo confirma: ¡°Edificio residencial hist¨®rico en venta, en el centro de Salamanca, buen estado de conservaci¨®n, ideal para inversores para poder hacerlo hotel o viviendas tur¨ªsticas. Sin inquilinos¡±. 770.000 euros. Desde entonces se ha desvivido por vender la mercanc¨ªa a precio de saldo, regalarla casi por volquetes y guardar los vol¨²menes ic¨®nicos, aunque quedar¨¢ la web y la relaci¨®n con esa segunda familia: ¡°No estoy cerrando La Galatea como librer¨ªa¡±, aclara.
La librera solo interrumpe su actividad de desvestir prenda a prenda La Galatea cuando la conversaci¨®n sobre asuntos econ¨®micos vira hacia el tema de la lectura. Elude hablar sobre precios, importes de piezas ¨²nicas o coste del alquiler mensual, pero aparca las cajas de cart¨®n cuando se le pregunta por la intrahistoria del refugio. De origen alicantino y fil¨®loga, Ripoll acab¨® en Salamanca como profesora universitaria y con la ¡°chaladura¡± en mente de montar una librer¨ªa-anticuario. Hace 28 a?os se lanz¨® a la aventura sin experiencia personal ni familiar y forj¨® su instinto a base de sufrir timos o comprar caro. Ensayo-error, m¨¦todo cient¨ªfico para la administraci¨®n literaria. ¡°La librer¨ªa es como el amor, una entelequia; el enamoramiento y el amor no coinciden en el tiempo¡±, sostiene, enamorada de una idea y amante del resultado. ¡°Pensaba que la quer¨ªa, pero eso solo lo sabes cuando la conoces¡±, cita sobre su querida creaci¨®n, donde ella y sus adeptos han sido ¡°absolutamente felices¡±.
Ripoll se queda con el cari?o: un cliente virtual de Girona, al conocer la noticia del cierre, acudi¨® a Salamanca por vez primera junto a su esposa para invitar a comer a Bego?a y regalarle flores y champ¨¢n como pago tangible por tanto v¨ªnculo invisible. Otros compradores, ahora amigos, han cultivado sus bibliotecas particulares gracias a La Galatea; muchos se iniciaron en el arte del coleccionismo gracias a esta emprendedora con vocaci¨®n docente: ¡°Yo creo en ense?ar a la gente¡±.
La experta explica c¨®mo un ¡°libro raro¡± debe conjugar rareza en la tem¨¢tica, antig¨¹edad, escasez de ejemplares y buena conservaci¨®n, como acreditan sus manos periciales cuando revisa sus posesiones. Comienza el desfile. Un volumen del impresor Johanns Baskerville de 1770, cosido a mano y de crujiente papel, con dorso dorado con pan de oro y no el ¡°brilli-brilli¡± moderno; misivas originales de P¨ªo Baroja desde el hotel Oriente de Barcelona; primeras ediciones de Hemingway en castellano; dedicatorias de Pedro Salinas o de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez a Luis Cernuda¡
¡°Este es de mi Lorca¡±, dice. Ripoll, adusta para algunos y entra?able para otros, sonr¨ªe al mentar al poeta. Discret¨ªsima, narra una historia que el periodista no puede reproducir (bajo amenaza) sobre c¨®mo lleg¨® hasta ella ese tesoro, custodiado en un sobre de papel. Secreto de confesi¨®n, como tantas leyendas sobre el origen y final de ejemplares ¨²nicos, ¡°inveros¨ªmiles¡±.
¡°Prima la librer¨ªa sobre m¨ª¡±, asegura. Tanto, que ante su inminente jubilaci¨®n, ahora acuciada, lleva a?os ofreciendo a los j¨®venes regalarles la librer¨ªa y simplemente cambiar el emplazamiento, quiz¨¢ cumpliendo el sue?o de instalarse en la plaza Mayor de Salamanca. Nadie quiso. ¡°Un amigo dice que les hubiera fastidiado la vida¡±, suspira quien desconoce las vacaciones u horarios de oficina. A cambio, ha recorrido ¨¦pocas y experiencias entre esas paredes que ahora se ve forzada a abandonar: ¡°La gente no termina de entender que no puedo con todo, lo que quede se va a destruir¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.