Emil Ferris, tras el ¨¦xito de ¡®Lo que m¨¢s me gusta son los monstruos¡¯: ¡°Solo quiero estar en casa y trabajar¡±
La influyente autora de c¨®mic vuelve con el cierre de su revolucionaria obra: ¡°No me importa que me copien. Cuando creas algo es para que tenga impacto¡±
Emil Ferris se muda. Detr¨¢s de ella, en la pantalla a trav¨¦s de la cual tiene lugar la entrevista, hay decenas de cajas y alg¨²n peluche en el despacho de su casa de Chicago. Bueno, en las afueras de Chicago. Aunque no demasiado a las afueras. ¡°Si lanzas una pelota de b¨¦isbol, llegar¨¢ a la ciudad¡±, se r¨ªe la autora de c¨®mic (Chicago, 62 a?os).
En 2017 complet¨® otra mudanza, la que va del anonimato a la fama. Impedida tras contraer la fiebre del Nilo Occidental, de la que se recuper¨® muy poco a poco, durante esa convalecencia perge?¨® un c¨®mic sobre una ni?a-lobo, dibujado con bol¨ªgrafos sobre un cuaderno, titulado Lo que m¨¢s me gusta son los monstruos. Contra todo pron¨®stico, aquel primer libro dio la vuelta al mundo, se cubri¨® de premios y se col¨® en todas las listas de mejores c¨®mics del siglo XXI. ¡°Por una parte, fui bendecida. Los ojos del mundo se volvieron hacia m¨ª. Literalmente sent¨ª la energ¨ªa de la gente; nunca hab¨ªa sentido tanta atenci¨®n hacia mi persona¡±, reflexiona sobre aquel inesperado ¨¦xito. ¡°Por otra parte, yo soy una persona t¨ªmida; solo quiero estar en mi casa y trabajar. As¨ª que¡ me retraje¡±, confiesa. ¡°En mi interior, hay gratitud por c¨®mo el libro fue recibido y por c¨®mo influy¨® en tanta gente¡±, dice Ferris cuando se le pregunta c¨®mo le ha cambiado la experiencia de la fama. ¡°Pero, por otra parte, es muy raro, por ejemplo, cuando firmaba libros. Esas cosas no significan nada si no puedes hablar con la gente, ?pero all¨ª es imposible hablar con los lectores! No es el mejor sistema del mundo... pero debo hacerlo. Aunque sea para honrar la conexi¨®n que tantos lectores tuvieron con el libro¡±.
Lo que m¨¢s me gusta son los monstruos desentra?aba la cultura americana de los 60 y conjuraba las tribulaciones de una ni?a (Karen Reyes) y su hermano Deeze con la misteriosa muerte de su vecina Anka, una jud¨ªa superviviente del horror nazi. Ahora su segunda parte (editada por Reservoir books) cierra (aunque deja muchos frentes abiertos) la historia de Karen. ?Ve Ferris la influencia de su criatura en los c¨®mics posteriores que han salido de EE UU? ¡°?Bueno, en EE UU y en todo el mundo!¡±, r¨ªe. ¡°Solo en los ¨²ltimos meses, mi mejor amiga me ense?¨® tres c¨®mics recientes que ten¨ªan un estilo similar o hablaban de temas parecidos. Muchos autores me lo confiesan¡±. ?Y eso le molesta? ¡°No, no me importa que me copien. Es como una cena de familia: si sueltas un tema no quieres que lo ignoren; quieres influir, que la gente reaccione, que se forme una conversaci¨®n¡±.
?Y c¨®mo ha evolucionado ese estilo tan personal? ¡°Est¨¢ bien que mi estilo crezca porque tambi¨¦n lo hace el de Karen [en teor¨ªa, el c¨®mic es lo que Karen dibuja en sus diarios]¡±. El libro es visualmente m¨¢s ordenado y florido y las contorsiones del bol¨ªgrafo asaltan al lector casi a cada p¨¢gina. ¡°Por ejemplo, dibuja muchas m¨¢s mujeres¡±, apunta Ferris. Y es cierto: Karen va viviendo su primer inter¨¦s amoroso con Shelley, una chica, como ella, ¡°rara¡±. Pero, aunque el fondo cuente un primer amor, lo importante del estilo de Ferris es la forma: subconscientemente, el lector percibe el cambio interior de Karen a trav¨¦s de los dibujos que hace.
¡°Karen ha crecido, claro. Se da cuenta de que debe tener m¨¢s voz en su propia vida tras la muerte su madre, de que debe tomar decisiones dif¨ªciles¡±, cuenta Ferris. ¡°Es algo que no deber¨ªa pasar, pero pasa: muchos ni?os son empujados a tomar decisiones dif¨ªciles de repente. La muerte de un padre, las dificultades econ¨®micas, o un divorcio... todo eso te aleja de la infancia de repente. Y todos podemos sentirnos identificados con ello de alguna manera¡±, sostiene. ¡°Me alegra que haya tenido la oportunidad de encontrar el amor. Pero en cierto modo asusta: quer¨ªa a su madre y su madre se fue. Al final, imagino que la vida es como una de esas historias de misterio en las que los personajes van desapareciendo. ?Es injusto!¡±, lamenta. ¡°Pero s¨ª. Cuando experimentas la p¨¦rdida de alguien a quien amas, amar se convierte en un reto. El amor es peligroso, esa es la verdad¡±.
Adem¨¢s de los pasajes de la Segunda Guerra Mundial, el c¨®mic bucea en las problem¨¢ticas pol¨ªticas de la ¨¦poca en EE UU, como el movimiento por los derechos civiles, la cultura hippy o las revueltas contra la guerra de Vietnam. En la vida real, basta darse un paseo por sus redes sociales para ver que Ferris no esquiva los temas espinosos de hoy. ¡°Nuestra guerra no es entre nosotros, es contra las fuerzas que nos enfrentan y saquean. Si la gente tiene oro o petr¨®leo bajo sus piernas, eso es peligroso. Yo no puedo callar cuando veo a la gente morir en Gaza, cuando veo tanto sufrimiento causado por la codicia¡±, dice.
?Debe entonces un artista del siglo XXI usar, adem¨¢s de su arte, su propia voz para intentar cambiar el mundo? ¡°Bueno, es que yo siempre hablo de eso. No importa tu religi¨®n, ni nada de eso, solo importa una m¨¢xima: trata a los dem¨¢s como quieras que te traten. Cuando no veo eso, lo denuncio. Cuando vea ni?os sufriendo, lo dir¨¦. Porque frente a ese sufrimiento el arte, mis libros, yo misma, eso deja de importar, porque lo que importa son ellos. S¨ª, hay que hablar. Si la gente buena no hace nada, el mal gana¡±.
Muy aficionada a la astrolog¨ªa, Ferris no puede evitar preguntar al entrevistado por su signo del zodiaco y sacar sus conclusiones sobre ello. Confiesa, eso s¨ª, que est¨¢ renunciando a eso de intentar ver el futuro. ¡°Lo he dejado. Decid¨ª que quer¨ªa crear mi propio camino emocional, interpretar las cosas a mi propio modo. A veces, cuando alguien interpreta tu destino, sigues, aunque sea de forma inconsciente, esa interpretaci¨®n. Y yo ahora quiero seguir mi propio camino¡±. Justo lo que, al concluir la segunda parte de su d¨ªptico, hace Karen Reyes, ni?a-lobo, detective aficionada y dibujante obsesionada con los monstruos. Seguir adelante, a ver qu¨¦ demonios pone la vida en su camino.
Babelia
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