Moderna Puerta del Pr¨ªncipe para Roca Rey
El torero peruano cort¨® tres generosas orejas en una tarde de valor y casta, en la que cont¨® con el apoyo de un p¨²blico rumboso. Aguado pase¨® un trofeo y Juan Ortega fue silenciado ante una corrida muy blanda de Victoriano del R¨ªo
No se puede poner en duda la contrastada capacidad torera de Roca Rey y que goza del privilegio de gran figura por m¨¦ritos propios. Lleg¨® este s¨¢bado a La Maestranza dispuesto a romper la frialdad de la tarde de los victorianos y ofreci¨® un derroche de valor, casta y verg¨¹enza torera. Lleg¨® con la Puerta del Pr¨ªncipe entre ceja y ceja y la consigui¨® gracias a una presidencia dadivosa, que no supo aguantar la presi¨®n de un p¨²blico tan moderno como generoso, que vio en las dos faenas del torero una obra grande merecedora de tan prestigioso galard¨®n.
Pero, no. Roca Rey no hizo m¨¦ritos para cortarle las dos orejas a su primer toro, el ¨²nico victoriano que acudi¨® con largura y alegr¨ªa a la muleta. Tras brindar al p¨²blico se plant¨® de rodillas en los medios y de tal modo ejecut¨® dos pases cambiados por la espalda, un singular¨ªsimo molinete mientras recobraba la verticalidad y dos largos pases de mucho, que pusieron la plaza a reventar.
Lo que vino despu¨¦s tiene otra lectura. Dos tandas primeras con la mano derecha, al hilo del pit¨®n, despegadas y sin hondura. Con la muleta en la zurda, el toro le descubri¨® su calidad y Roca lleg¨® a dibujar dos naturales largos que no le convencieron para continuar. De vuelta a la mano derecha, su toreo no dijo nada, superficial y destemplado, hasta que lleg¨® el arrim¨®n, metido entre los pitones, que le cost¨® un derrote en el muslo izquierdo, y unas jaleadas bernadinas finales. Una buena estocada llev¨® el delirio a los tendidos y el presidente no dud¨® en sacar los dos pa?uelos.
Como era previsible, Roca Rey sali¨® decidido a comerse al quinto fuera como fuera. Comenz¨® la faena de muleta -antes no hubo nada- con estatuarios cerca de las tablas y bas¨® toda su labor en un derroche de amor propio y suficiencia ante un animal que embest¨ªa sin humillar. El toreo brill¨® por su ausencia, pero s¨ª su entrega y pundonor. Ya se sabe que la Puerta del Pr¨ªncipe debe ser el premio a una tarde redonda, especial, extraordinaria y asombrosa, y as¨ª no se puede calificar la del poderoso Roca Rey.
Otra oreja cort¨® Pablo Aguado en el sexto, al que clav¨® un excelente par de banderillas Juan Sierra. El toro ten¨ªa calidad, pero hab¨ªa nacido sin fortaleza y sus embestidas tuvieron el color de una dormida elegancia. La misma -la elegancia, claro- que desparram¨® Aguado en detalles primorosos por ambas manos, obra de un torero privilegiado que hoy se olvid¨® de su ¨¢nimo corto. Se luci¨® a la ver¨®nica en el recibo a su primero, de clase irregular en el tercio final, ante el que destac¨® m¨¢s por el suave acompa?amiento de la embestida que por su toreo. La faena no alcanz¨® la altura deseado y todo qued¨® en una ovaci¨®n.
As¨ª, con una cerrada ovaci¨®n, recibi¨® la plaza a Juan Ortega, al que oblig¨® a saludar tras romperse el pase¨ªllo en recuerdo de su triunfo de dos orejas el pasado lunes, pero no hubo m¨¢s. Bueno, s¨ª, algo m¨¢s. Como no pudo veroniquear a ninguno de sus dos toros, dibuj¨® un quite bell¨ªsimo por delantales al tercero, y lo cerr¨® con una media de cartel que dej¨® a La Maestranza con la boca abierta.
Apareci¨® Juan Ortega en el albero con una cara distinta a la que suele mostrar, m¨¢s alegre y con un esbozo de sonrisa en los labios, pero no pudo ser. Su primer toro fue un triste, sin empuje ni casta, y la suave galanura del enga?o de Ortega no fue suficiente para levantar los ¨¢nimos. Y el cuarto se par¨® en seco y no le permiti¨® detalle alguno.
Por cierto, la afamada corrida de Victoriano del R¨ªo, una birria. Desigualmente presentada, mansa, sin fortaleza ni casta. Solo destac¨® el anovillado segundo, que le entreabri¨® la moderna gloria a Roca Rey.
Del R¨ªo / Ortega, Roca, Aguado
Cuatro toros de Victoriano del Río y dos, tercero y quinto, de Toros de Cortés, desiguales de presentación, mansurrones, muy blandos, nobles, sosos y descastados; destacó el segundo por su movilidad y nobleza.
Juan Ortega: estocada atravesada (silencio); estocada (silencio).
Roca Rey: gran estocada (dos orejas); estocada tendida y atravesada -aviso- (oreja). Salió a hombros por la Puerta del Príncipe.
Pablo Aguado: pinchazo y gran estocada (ovación); estocada (oreja).
Plaza de La Maestranza. 20 de abril. Decimocuarta corrida de abono de la Feria de Abril. Lleno de ‘no hay billetes’.
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