Muere a los 92 a?os la escritora Alice Munro, maestra del relato breve y ganadora del Nobel en 2013
La narradora canadiense alcanz¨® la fama con sus cuentos, de gran profundidad psicol¨®gica
La escritora canadiense Alice Munro, maestra del relato breve y ganadora del Premio Nobel de Literatura en 2013, ha muerto la noche de este lunes en Ontario a los 92 a?os, informa el peri¨®dico canadiense The Globe and Mail. Seg¨²n este medio, que ha adelantado la noticia, padec¨ªa demencia desde hace al menos una d¨¦cada.
Ganadora tambi¨¦n del prestigioso premio Booker en 2009, la autora de libros de cuentos como Las lunas de J¨²piter, Escapada o Demasiada felicidad era la gran ¡°maestra del cue...
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La escritora canadiense Alice Munro, maestra del relato breve y ganadora del Premio Nobel de Literatura en 2013, ha muerto la noche de este lunes en Ontario a los 92 a?os, informa el peri¨®dico canadiense The Globe and Mail. Seg¨²n este medio, que ha adelantado la noticia, padec¨ªa demencia desde hace al menos una d¨¦cada.
Ganadora tambi¨¦n del prestigioso premio Booker en 2009, la autora de libros de cuentos como Las lunas de J¨²piter, Escapada o Demasiada felicidad era la gran ¡°maestra del cuento corto contempor¨¢neo¡±, como la defini¨® la Academia Sueca al entregarle el m¨¢ximo galard¨®n de las letras universales. Munro, que empez¨® a cultivar su escritura en la d¨¦cada de los cincuenta (su primer relato publicado, Las Dimensiones de una sombra, es de 1950), usaba el tiempo libre que le dejaba la crianza de sus hijos para tramar sus historias, generalmente enclavadas en pueblos peque?os.
Primera canadiense en recibir el Nobel de Literatura, contaba entre sus grandes influencias con maestros como Tolst¨®i, John Cheever, Carson McCullers o Flannery O¡¯Connor, aunque siempre se compararon sus obras con las de Ant¨®n Ch¨¦jov. Como las del gran escritor ruso, las historias de Munro se centraban siempre en los senderos m¨¢s oscuros de las relaciones entre personas, especialmente entre madres e hijas, un tema especialmente recurrente en su obra.
¡°?Era importante que la historia se contara desde la perspectiva de una mujer?¡±, se preguntaba en su discurso de aceptaci¨®n del Nobel. En realidad no hizo discurso, pero s¨ª una entrevista, en la que reflexionaba sobre su escritura, marcada, en su estilo, por la mirada femenina y, en su fondo, por las historias de las mujeres en un medio hostil como era el Ontario en el que vivi¨® gran parte de su vida. ¡°Quiero que mis historias emocionen a las personas¡±, repasaba la autora.
¡°Quiero que mis historias sean algo que lleve a los dem¨¢s a decir no solo ¡®oh, eso es verdad¡¯, sino que sientan una recompensa de mi escritura, y eso no quiere decir que tenga que haber un final feliz ni mucho menos, sino que todo en la historia mueva al lector de tal manera que sientas que eres diferente cuando termines de leerla¡±, reflexionaba en aquella entrevista. A lo largo de los ¨²ltimos a?os, muchos han confesado sentirse, como ella dir¨ªa, ¡°diferentes¡± tras leerla. No solo escritores (aunque Margaret Atwood, Julian Barnes o Joyce Carol Oates han confesado a menudo su admiraci¨®n por ella), tambi¨¦n todo tipo de artistas: un ejemplo cercano es el de Pedro Almod¨®var, que en su Julieta (2016) amalgam¨® tres relatos de la canadiense.
Esa ¡°verdad¡± a la que hac¨ªa referencia la consegu¨ªa con personajes genuinamente normales, no embarcados en grandes gestas sino atravesados por dudas cotidianas, por malentendidos, por discusiones, por peque?as obsesiones o problemas m¨¦dicos, en una suerte de odiseas ¨ªntimas que se convirtieron en marca de la casa. Munro siempre defendi¨® ese estilo de vida ¨ªntimo y calmado en la superficie como el gran pozo del que sacaba su inspiraci¨®n. ¡°Cuando vives en un pueblo peque?o escuchas muchas cosas, historias sobre todo tipo de personas¡±, confesaba en una entrevista a Paris Review en 1994. ¡°La historia [del relato] Fits la saqu¨¦ de un incidente real y terrible que ocurri¨® aqu¨ª: el asesinato y suicidio de una pareja de sesenta a?os. En una ciudad, solo habr¨ªa le¨ªdo sobre ello en el peri¨®dico¡±.
En 2013 fue su hija Jenny, pintora, la que viaj¨® a Estocolmo a recoger el premio de la Academia Sueca, debido al ya entonces fr¨¢gil estado de salud de la autora. El entonces secretario permanente del comit¨¦ literario de la Academia, Peter Englund, dijo una frase que ya para siempre quedar¨¢ asociada a Munro: ¡°Es capaz de decir en 30 p¨¢ginas m¨¢s que un novelista corriente en 300¡å. La capacidad de s¨ªntesis eclipsaba un halago mayor: la aceptaci¨®n del hecho de que Munro no era una escritora ¡°corriente¡±.
El gran premio de las letras ayud¨® a desvelar para el mundo en general el prodigio literario que la canadiense ven¨ªa tejiendo para sus lectores. ¡°Puede mover personajes a trav¨¦s del tiempo como ning¨²n otro escritor puede hacerlo. Nadie m¨¢s puede (o se le debe permitir) escribir como la gran Alice Munro¡±, dijo de ella Juli¨¢n Barnes. ¡°No juzga abiertamente, especialmente la crueldad humana, pero permite que los encuentros humanos hablen por s¨ª mismos. Honra el misterio y es una espectadora neutral ante lo impredecible¡±, describi¨® su arte Lorri Moore.
Nacida Alice Ann Laidlaw, la escritora se cas¨® con James Munro, de quien tom¨® su apellido, en 1951, y se mud¨® a Victoria, en la Columbia Brit¨¢nica, donde regentaron una librer¨ªa y tuvieron cuatro hijas ¡ªuna muri¨® pocas horas despu¨¦s de nacer¡ª. Se divorciaron en 1972 y Munro regres¨® a Ontario. Se cas¨® por segunda vez con el ge¨®grafo Gerald Fremlin, quien muri¨® en 2013.
Las condolencias del mundo de la cultura se han sucedido desde que se ha sabido la noticia. ¡°Estoy devastada. El mes pasado rele¨ª todos sus libros. Cada vez que la leo es una experiencia nueva. Cada vez me cambia. Ella vivir¨¢ para siempre¡±, ha escrito la novelista canadiense Heather O¡¯Neill. Tambi¨¦n los halagos del mundo pol¨ªtico: ¡°Alice Munro fue un icono literario canadiense. Durante seis d¨¦cadas, sus historias cortas cautivaron corazones en todo Canad¨¢ y el mundo¡±, ha comentado la ministra de Patrimonio canadiense, Pascale St-Onge, en la red social X.
A pesar de ser una maestra incontestable de la literatura, en sus entrevistas sol¨ªa, sin embargo, toparse con una ceja levantada y la sempiterna pregunta de si escribir¨ªa una novela. ¡°Realmente no entiendo el g¨¦nero de la novela¡±, confes¨® en una entrevista a The Times en 1986. ¡°No entiendo de d¨®nde se supone que viene la emoci¨®n en una novela, pero s¨ª en una historia corta. Hay una especie de tensi¨®n que, si escribo bien una historia corta, puedo sentirla de inmediato¡±. ¡°Veo el cuento como un arte importante, no como algo con lo que se practica hasta que se escribe una novela¡±, confes¨® en otra ocasi¨®n.
Maestra de la forma, en palabras de Salman Rushdie, muchas de sus frases han quedado ya para la posteridad. Una de ellas no solo coron¨® su vida, sino que ha quedado cincelada en muchas conciencias (y, entre otros lugares, en las paredes de la sede de EL PA?S): ¡°La felicidad constante es la curiosidad¡±. Pero quiz¨¢ la clave de todo la diera en una frase de un relato de Escapada: ¡°Pocas personas, muy pocas, tienen un tesoro, y si lo tienes debes aferrarte a ¨¦l. No debes dejarte asaltar y que te lo roben¡±. Alice Munro ten¨ªa el tesoro del relato, pero no se lo robaron: se lo cedi¨® al mundo.