?Pincha¨²vas!
Una tarde de desencanto, con la plaza llena, en una sosa corrida de El Parralejo y toreros con muy mala punter¨ªa
Los tres toreros descolgaron el diploma de matadores de toros para decir bien alto que son unos consumados pincha¨²vas. Ni una sola estocada mediocre en toda la corrida; y no solo eso, bajonazos iban y ven¨ªan entre pinchazos y espadazos infamantes.
Tambi¨¦n es verdad, no obstante, que una mala tarde la tiene cualquiera, como el ganadero de El Parralejo, por poner el caso: seis toros bien presentados, descarados algunos de pitones, con buena planta todos, pero con escasa bravura en sus adentros. Solo los lidiados en segundo y quinto lugares cumplieron ante el picador, esperaron todos en banderillas y ninguno fue claro en el tercio final. Embistieron con desbordante soser¨ªa, rebrincados algunos, sin viaje largo ninguno y con muy escaso fondo y entrega. En fin, que entre la muy deficiente punter¨ªa de los se?ores de luces y la corrida, guapa de cara y complicado comportamiento, la esperanzada tarde deriv¨® en un pesti?o.
Y mira que se le ve a Perera en un momento de floreciente madurez. En el veinte aniversario de su alternativa y despu¨¦s de la muy merecida Puerta del Pr¨ªncipe en la pasada Feria de Abril, resulta cautivador comprobar la confianza, la seguridad y el poder¨ªo que desprende este torero delante de los toros. Ser¨¢ la madurez, pero tambi¨¦n sus excelentes condiciones como figura del toreo.
Estuvo francamente bien con sus dos toros. Al primero, muy noble, sin entrega, lo tore¨® a placer, sin mucho lucimiento, pero sobrado de conocimiento, y de toda su labor destacaron cuatro naturales de nota. De impresionante arboladura, un verdadero ¡°t¨ªo¡±, era el quinto, muy manso en varas, con el que se lucieron en banderillas Fini y Vicente Herrera, y que Perera brind¨® al p¨²blico en la creencia de que encerraba un l¨ªo. Lo recibi¨® de rodillas en los medios con la muleta en la mano derecha con un pase cambiado por la espalda ajustad¨ªsimo y seis derechazos que levantaron los ¨¢nimos. Pero ese inicio arrollador dur¨® poco, porque el animal pronto le perdi¨® el gusto a embestir y el triunfo se diluy¨® antes de lo previsto. Aun as¨ª, Perera alarg¨® en exceso ambas faenas y escuch¨® sendos avisos antes de entrar a matar. Es decir, mucho poder¨ªo y mando, pero poco sentido de la medida, y no digamos de la punter¨ªa.
Tambi¨¦n fall¨® Ure?a con la espada: dos pinchazos en su primero y un bajonazo en el otro. No est¨¢ mal. Estuvo el torero tan entregado como es habitual en ¨¦l, pero su lote no le permiti¨® una sola alegr¨ªa: el primero se derrumb¨® en la arena y hubo que levantarlo tir¨¢ndole del rabo, y el quinto derroch¨® soser¨ªa y dificultad.
Confirm¨® la alternativa un torero extreme?o, poco toreado y menos conocido, llamado Alejandro Ferm¨ªn. A pesar de su insuficiente oficio y de sentirse cohibido ante el exigente tribunal de Madrid, dijo que le adorna un buen concepto y que le interesa torear despacio y con elegancia. Qued¨® in¨¦dito ante el tercero, que dur¨® muy poco, y quiso darlo todo ante el sexto, que le permiti¨® pocos momentos para el lucimiento. Para no ser menos, tambi¨¦n ofreci¨® su mitin con la espada.
Al final, lo que son las cosas, lo que qued¨® en el fr¨ªo ambiente es que los tres se comportaron como verdaderos pincha¨²vas. Por cierto, faltaron 631 entradas para que se colgara el cartel de ¡°No hay billetes¡±, seg¨²n el dato ofrecido por la empresa Plaza 1, lo que no est¨¢ nada mal.
El Parralejo/Perera, Ure?a, Ferm¨ªn
Toros de El Parralejo, bien presentados, desiguales en los caballos, muy nobles, blandos y muy sosos.
Miguel Ángel Perera: aviso, estocada baja (palmas); aviso, pinchazo y estocada baja (silencio).
Paco Ureña: dos pinchazos (silencio); bajonazo (silencio).
Alejandro Fermín, que confirmó la alternativa: pinchazo y estocada baja -aviso- y un descabello (silencio); dos pinchazos -aviso- y estocada baja (silencio).
Plaza de Las Ventas. 15 de mayo. Quinta corrida de la Feria de San Isidro. Lleno (22.351 espectadores, según la empresa).
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