Maridaje del paso y la baqueta
¡®Manifesto¡¯, de la compa?¨ªa australiana Stephanie Lake Company, cierra la edici¨®n de 2024 del festival Madrid en Danza
La edici¨®n de 2024 del festival Madrid en Danza se cierra con los espect¨¢culos de la compa?¨ªa australiana Stephanie Lake Company, una energ¨¦tica y muy ruidosa sesi¨®n de danza acrob¨¢tica respaldada por el sonido, a veces concertante, de nueve bater¨ªas. La percusi¨®n manda aqu¨ª sobre todas las cosas y sobre el baile mismo, una imposici¨®n r¨ªtmica y sonora para la que se necesita cierta preparaci¨®n. No es sencillo buscar -y encontrar- las motivaciones din¨¢micas que estructuran la pieza. Surge la sospecha de cierta gratuidad, unan concesi¨®n al divertimento, que por qu¨¦ no (se preguntar¨¢ alguno) puede ser un l¨ªcito objetivo.
No hay nada que una lo visto en Manifesto con evocaciones ancestrales o de recreaci¨®n primitivista, del mundo tradicional o folcl¨®rico; si algo de esto aflora por s¨ª mismo, es tan indirecto como breve y es r¨¢pidamente asimilado a lo estricto contempor¨¢neo. En eso la core¨®grafa ejerce un control que se percibe f¨¦rreo y estructurado.
La core¨®grafa Stephanie Lake (Saskatoon, Canad¨¢, 1977) ha ganado r¨¢pidamente fama y prestigio por su originalidad y arrojo en el trabajo creador; su obra Colossus (para 50 bailarines) ha sido de gran impacto; despu¨¦s vino Manifesto, una coreograf¨ªa liberada de toda timidez y que quiere poner en relaci¨®n directa, literal, la fuerza motora del percutir con el despliegue b¨¢sicamente atl¨¦tico y duro (por intenso) de los artistas. Los bailarines, de muy diversa procedencia, parecen haber sido entrenados, en cuerpo y mente, con la idea de transgredir y comunicar, de exaltar y brillar en lo a¨¦reo y en lo terrenal. Quiz¨¢s en otro sitio asombre m¨¢s esa atm¨®sfera de saturaci¨®n auditiva, aqu¨ª no, que ya tenemos los tambores de Calanda para eso; Lake no usa amplificaci¨®n para la m¨²sica, lo que se agradece en varios sentidos: hay m¨¢s matices y se despeja lo agresivo. No podemos a¨²n hablar de un estilo, sino de ciertas sugerencias formales que se repiten en la lectura: humor, pantomima comunicativa, gestaci¨®n del grupo, su atomizaci¨®n (en una ¨²nica escena donde se percibe violencia o catarsis); el t¨ªtulo puede evocar esta idea, aquello de que la danza, por s¨ª misma, lucha y obtiene su supervivencia y aceptaci¨®n.
Hay muchos antecedentes en la coreograf¨ªa moderna y contempor¨¢nea de esa forzada familia est¨¦tica entre percusi¨®n y bailar¨ªn, desde Vicente Nebrada con su Percusi¨®n para seis hombres (1969, m¨²sica: Lee Gurst) a Vittorio Biagi con Pulsazione, en sus diversas versiones entre los a?os 70 del siglo XX y la filmaci¨®n de 2011. En Manifesto nueve bailarines dan la r¨¦plica y se esfuerzan a fondo para empastar una imagen ¨²nica.
La sesi¨®n de Manifesto empieza con algo de formalidad, y poco a poco, gana en libertad expresiva hasta dar a toda la presentaci¨®n un sentido de despliegue inonoclasta, de po¨¦tica busca expansiva. Quiz¨¢s una hora es mucha percusi¨®n, pues no deja de ser machacona por muy sutil que quiera ser el redoblante. Los ¨²ltimos 15 minutos tienen una respiraci¨®n m¨¢s abierta y dicen mucho m¨¢s que todo el resto del tiempo anterior, como si all¨ª se concentrara todo el planteamiento, lo bueno por decir.
Hay un tratamiento igualitario de toda la plantilla, abordado en secuencias de d¨²o o peque?os grupos y una secci¨®n de breves variaciones individuales que hacen justicia de calidades a cada int¨¦rprete. Ellas est¨¢n, muy evidentemente, mejor que ellos, en forma y en fondo.
Manifesto
De Stephanie Lake Company. Coreografía. Stephanie Lake; música: Robin Fox, luces: Bosco Shaw; vestuario: Paula Levis; escenografía: Charles Davi. Sala verde. Teatros del Canal. Hasta el 26 de mayo
Babelia
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