Alejandro Chicharro, el buen gusto

Debe ser muy inquietante, y desesperante tambi¨¦n, trazar muletazos limpios y largos y que la ¨²nica compa?¨ªa sea el silencio de los tendidos; por el contrario, debe saber a gloria sentir que tu toreo llega al p¨²blico, que lo tienes interesado y que espera que seas capaz de redondear una labor que est¨¢ surgiendo seg¨²n tu propio sue?o.

As¨ª ha debido sentirse esta tarde en Las Ventas el novillero Alejandro Chicharro, quien ya goz¨® de las mieles del triunfo al pasado 1 de mayo cuando sali¨® por la Puerta Grande, y hoy ha estado a punto de volver a ver a hombros la calle de Alcal¨¢, pero lo que ha visto ha sido la puerta de la furgoneta.

El cambio ha sido tan brusco porque al torero, que hizo gala en su anterior actuaci¨®n de un manejo certero del estoque, le ha fallado la punter¨ªa, y al pinchar en sus dos novillos se ha cerrado esa salida triunfal que, sin duda, se hab¨ªa ganado con su alto concepto taurino.

Porque Chicharro ha manejado con muy buen gusto el capote y la muleta, en ver¨®nicas airosas y en muletazos sentidos, muy bien trazados, hondos, cargados de sentimiento y gracia. Brind¨® al p¨²blico su primero, noble y repetidor, comenz¨® por bajo con la pierna genuflexa en una tanda ligada con un largo pase de pecho. Hasta otras tres por naturales surgieron despu¨¦s, templados, hermosos y ligados; trazo artista tambi¨¦n con la mano derecha y unas ce?idas manoletinas finales dieron paso al borr¨®n de la espada, y todo qued¨® en una solicitada vuelta al ruedo.

Muy blando fue el sexto, uno de esos novillos a los que hay que tratar con cabeza para mantenerlos en pie y gustar a la concurrencia. Y la labor de Chicharro, con el enga?o a media altura, fue una demostraci¨®n de temple e ideas claras, de modo que hubo estatuarios con la planta muy asentada, al menos tres naturales de verdadera categor¨ªa y lucidos pases de pecho gracias a su disposici¨®n y buen corte. Pero cuando el p¨²blico estaba convencido de sus art¨ªsticas maneras volvi¨® a pinchar, y el cerrojo de la Puerta Grande no se movi¨®.

Caso distinto ha sido el de sus compa?eros, ambos de considerable estatura, lo que no beneficia en principio la composici¨®n est¨¦tica ante los novillos.

Lalo de Mar¨ªa mostr¨® que posee oficio y que su evoluci¨®n t¨¦cnica es positiva, pero sus muchos pases al noble y codicioso primer novillo no encontraron el eco deseado en los tendidos. La faena fue limpia y larga, como el silencio que el novillero escuch¨®, quiz¨¢ sorprendido ante la actitud de la plaza. Pero existe un misterio que es el de la personalidad, que llega y hace mella o no. Tampoco le hicieron mucho caso en su labor al cuarto, un noble y blando novillo.

Y Pepe Luis Cirugeda se presentaba con picadores en esta plaza, y se le ha visto que le queda un largo camino por recorrer; es decir, que su oficio es corto, y que no maneja con soltura los enga?os, a pesar de que esper¨® al quinto con una larga cambiada de rodillas en los medios, frente a la puerta de toriles.

Le toc¨® el peor lote, desfondado y punteando en exceso el segundo, y muy parado el otro, con ambos estuvo animoso e insistente con la muleta, pero en los dos dijo en voz alta que, por el momento, la espada es una asignatura muy pendiente.