La memoria de Pablo Benegas, de La Oreja de Van Gogh: ¡°Dile a tu padre que lo vamos a matar¡±
El guitarrista habla sobre su libro ¡®Memoria¡¯, en el que recuerda los or¨ªgenes de la banda y su ni?ez y juventud, marcadas por los a?os de plomo de ETA, siendo hijo del pol¨ªtico socialista ¡®Txiki¡¯ Benegas
¡ªDile a tu padre que lo vamos a matar.
Pablo ten¨ªa 14 a?os y se hab¨ªa acercado a un instituto cercano al suyo para ver un concierto cuando un chaval le espet¨® esta frase mir¨¢ndolo fijamente a los ojos a dos cent¨ªmetros de su cara. Era San Sebasti¨¢n. Era 1990. Y eran los tiempos de la kale borroka, de los autobuses quemados, de los coches bomba, de los asesinatos como forma de cotidianidad, de las dianas pintadas en los muros, de los escoltas por las calles, de las manifestaciones en las que se gritaba con tanta naturalidad como violencia ¡°ETA, m¨¢talos¡±; los tiempos, que parecen ahora tan lejanos pero que no lo son, del miedo y del terror en Euskadi. Y ¨¦l, Pablo, era el hijo de Jos¨¦ Mar¨ªa, Txiki, Benegas, el pol¨ªtico socialista al que un chaval de instituto sent¨ªa que quer¨ªa matar y que, adem¨¢s, ten¨ªa todo el derecho a decirlo.
Pablo Benegas tiene ahora 47 a?os, es miembro y fundador del grupo La Oreja de Van Gogh y en el libro Memoria (Plaza & Jan¨¦s) mira hacia atr¨¢s para recordar esos tiempos en los que mientras su inter¨¦s por la m¨²sica nac¨ªa y el grupo se iba formando, a su alrededor hab¨ªa un mundo lleno de oscuridad. ¡°Quer¨ªa contar c¨®mo me junto con cuatro amigos, empezamos a tocar y me sacan de ese ambiente de tanta tristeza y tanta presi¨®n¡±, recuerda en Madrid, donde este viernes estuvo firmando en la Feria del Libro. ¡°Empec¨¦ entonces a disfrutar de una vida llena de luz, antag¨®nica a lo que hab¨ªa vivido hasta ese momento¡±.
Memoria transcurre por una Euskadi en la que el terrorismo lo impregnaba todo, recordando esos detalles que ya casi han quedado en el olvido: c¨®mo no se pod¨ªa hablar libremente en los bares ni ir a determinados lugares; c¨®mo la est¨¦tica defin¨ªa perfectamente a un mundo y a un entorno que se sab¨ªan poderosos porque ten¨ªan detr¨¢s el poder de la violencia. Y lo dif¨ªcil que era todo no solo para las personas directamente amenazadas por ETA, pol¨ªticos, periodistas, jueces, polic¨ªas, guardias civiles..., sino para sus parejas, para sus hijos.
El libro describe un ambiente asfixiante: las muertes sucesivas de amigos y compa?eros a manos de ETA: Enrique Casas, Jos¨¦ Antonio Santamar¨ªa, Fernando M¨²gica¡; lo que supone para un ni?o peque?o ver a una madre destrozada, incapaz de contener un llanto inconsolable; que llamen hijo de puta a tu padre en medio de un tranquilo paseo familiar en g¨®ndola en Venecia; insultos constantes, agresiones verbales en los d¨ªas electorales¡ y el miedo, y tambi¨¦n la verg¨¹enza, que todo esto genera en un ni?o.
¡°Mi historia es tan solo una m¨¢s¡±, dice Benegas. ¡°Es la historia de todos los hijos de dirigentes o cargos electos de una determinada ¨¦poca en Euskadi, sobre todo del PP y del PSOE. Todo lo que cuento en el libro no era nada raro. Era habitual, e incluso en los pueblos se viv¨ªa con much¨ªsima m¨¢s intensidad que en San Sebasti¨¢n. Y creo que es importante que no se olvide¡±.
Benegas relata un mundo infantil relativamente tranquilo, en un colegio p¨²blico, y c¨®mo el paso al instituto se transforma en un ba?o de realidad de lo que supone ser el hijo de Txiki Benegas en un entorno pol¨ªtico y social en el que unos hablaban y otros se callaban. Cuenta que empez¨® a vivir en un ¡°estado de alerta permanente¡±. A ¨¦l le pintaron una diana con su apellido en el ba?o del instituto. ¡°La violencia y el odio que sent¨ªan daba mucha confianza y seguridad a los que simpatizaban con la izquierda abertzale¡±, recuerda. ¡°Ellos, claramente, eran los que mandaban: en el instituto, en la facultad. Se colocaban por encima porque estaban muy convencidos de su odio. Y no eran bravuconadas. Porque resulta que luego ve¨ªas detenidos por haber asesinado a alguien a chavales que ten¨ªas al lado, que estudiaban contigo¡±.
En una ocasi¨®n entabl¨® una cierta relaci¨®n con alguien que ven¨ªa de ese mundo. Quer¨ªa entender por qu¨¦ pensaba as¨ª. Se llevaban relativamente bien cuando se produjo esta conversaci¨®n:
¡ª?T¨² estar¨ªas de acuerdo con que mataran a mi padre?
¡ªS¨ª. Si fuera necesario, s¨ª.
¡°El entramado del odio empezaba a dejar sus huellas sobre m¨ª¡±, admite en el libro. ¡°Todas esas situaciones vividas en el cole y en el instituto, las pintadas, las miradas acusadoras por la calle, los insultos, las amenazas directas hacia mi padre, los asesinatos, los secuestros, fueron poco a poco consiguiendo que me sintiera inseguro y que condicionara mis h¨¢bitos de vida, mis pensamientos y mis emociones. La violencia de persecuci¨®n, t¨¦rmino que describe los efectos que tienen esas acciones intimidatorias de distinta intensidad sobre sus v¨ªctimas, estaba dando sus frutos conmigo: ten¨ªa miedo¡±.
Y el miedo, escribe, ¡°te mina la autoestima, te limita, te anula, ocupa tu tiempo y tus pensamientos¡±. Habla del miedo como sus ¡°cicatrices¡± que, aunque no est¨¦n presentes a diario, vuelven cuando uno menos se lo espera.
Benegas explica que al escribir el libro se dio cuenta de que hab¨ªa muchas cosas que no hab¨ªa procesado. ¡°En casa no habl¨¢bamos de todo esto. El amenazado no lo comparte, nadie quiere generar problemas. Hay muchas situaciones que cuento de las que mi madre y mi hermana se han enterado ahora, leyendo el libro. A veces puedes acabar convirtiendo en normal la anormalidad m¨¢s extrema solo para sobrevivir. Aprendes a convivir con la amenaza, con el odio, con los violentos¡±.
Mientras todo esto pasaba, muy poco a poco se fue formando un grupo improvisado de amigos que ¡ªa¨²n no lo sab¨ªan, ni probablemente jam¨¢s lo habr¨ªan sospechado entonces¡ª iba a vender casi un mill¨®n de copias de su primer disco e iba a sobrevivir incluso a que la cantante comenzara una carrera en solitario (ese momento que puede hundir, y de hecho ha hundido, a tantos y tantos grupos y del que La Oreja de Van Gogh sali¨® airoso con una nueva cantante). ¡°Cuando Amaia Montero se march¨®, la verdad es que no sab¨ªamos qu¨¦ iba a ser de nosotros¡±, admite Benegas. ¡°No ten¨ªamos ni idea. Volvimos al local de ensayo y a hacer canciones pensando: ¡®Pues a ver qu¨¦ pasa ahora¡±. Y lo que pas¨® fue que el ¨¦xito les sigui¨® acompa?ando ¡ªy de hecho les fue mucho mejor a ellos que a Montero¡ª.
Pero Memoria no habla de la etapa de ¨¦xito: se centra en aquellos chicos que por un lado se proteg¨ªan de ese entorno hostil tocando juntos, pero por otro segu¨ªan participando en actividades pacifistas como la creaci¨®n de la plataforma Basta ya (en su primera versi¨®n). ¡°Nos divertimos mucho en aquellos a?os¡±, relata Benegas. ¡°El local de ensayo era un refugio. Pero tambi¨¦n pasamos miedo juntos, nos han insultado cuando est¨¢bamos juntos, hemos pegado carteles juntos, hemos recogido firmas en la calle. Y todo eso gener¨® unos v¨ªnculos muy fuertes. Vi¨¦ndolo con perspectiva, el tipo de m¨²sica que hac¨ªamos, un canto a la esperanza y a la cotidianidad, tambi¨¦n tuvo que ver con el entorno oscuro del que sal¨ªamos¡±.
¡ª Por qu¨¦ ha tenido tanto ¨¦xito La Oreja de Van Gogh?
¡ªNo hab¨ªa un plan. Nosotros solo quer¨ªamos estar juntos y tocar, pero ni siquiera pens¨¢bamos que ¨ªbamos a poder vivir de la m¨²sica; mucho menos que ¨ªbamos a tener tanto ¨¦xito, y durante d¨¦cadas. Creo que conectamos con la sociedad con canciones que hablaban de que, a pesar de todo lo que pasaba, pod¨ªas coger el autob¨²s 28, mirar las estrellas y la luna, enamorarte. Era una m¨²sica sin odio, sin rabia. Adem¨¢s, pasaron cosas extraordinarias. Hicieron falta muchas casualidades para que todo pasara como pas¨®.
Benegas, con este libro, tambi¨¦n ha querido contar a sus hijos c¨®mo ha sido su vida, y lo que fue ETA. ¡°Creo que el odio a¨²n no se ha erradicado del todo¡±, opina. ¡°En los colegios hay padres que todav¨ªa transmiten ese odio a sus hijos. Por eso es tan dif¨ªcil crear un relato compartido sobre el pasado violento. Por otro lado, el odio al otro est¨¢ muy presente en la sociedad actual, no solo en Euskadi, y es algo que tenemos que combatir¡±.
¡ª?Qu¨¦ pensar¨ªa Txiki Benegas de la pol¨ªtica de 2024?
¡ªEstar¨ªa preocupado, intentando tender puentes y bajar el diapas¨®n. Antes hab¨ªa cocina, los pol¨ªticos arreglaban las cosas en privado. Ahora nadie se f¨ªa de nadie. Y as¨ª no podemos funcionar como sociedad.
Babelia
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