Mar¨ªa Galiana: ¡°En el Teatro Real la reina soy yo¡±
La actriz y exprofesora sigue en escena a los 89 a?os con ¡®La reina de la belleza de Leenane¡¯, dirigida por Juan Echanove, su compa?ero en la serie ¡®Cu¨¦ntame c¨®mo pas¨®'. ¡°Lo que m¨¢s me entusiasma es el trabajo¡±, confiesa
Al ambig¨² del teatro Infanta Isabel de Madrid, donde se representa La reina de la belleza de Leenane, de Martin McDonagh, se sube por unas empinad¨ªsimas y angostas escaleras. Mar¨ªa Galiana, que interpreta a la tremenda madre de la obra, las salva, ¨¢gil, con m¨¢s prisa que pausa, y pide una silla m¨¢s blanda que las de madera pura y dura de los veladores para estar m¨¢s c¨®moda durante la charla. Se la ve tranquil¨ªsima. Despu¨¦s de varios d¨ªas de promoci¨®n por radios, teles y peri¨®dicos, se sabe todas las preguntas y todas las respuestas. Antes de ponernos a la faena, nos ofrecen un caf¨¦ y, una, que anda buscando fren¨¦ticamente un enchufe donde recargar el m¨®vil y poder as¨ª grabar sin sustos la conversaci¨®n, ni se entera. ¡°Esta es de las que est¨¢n de los nervios¡±, suelta la Galiana, as¨ª, al tendido, y una no puede sino estar de acuerdo. As¨ª que tiro por esa v¨ªa.
?Cala a la gente a ojo?
Otra cosa no, pero siempre he tenido much¨ªsima intuici¨®n para conocer a la gente con la que trato. Quiz¨¢ es por tantos a?os con alumnos. Tambi¨¦n tengo capacidad para saber el tono con el que me tengo que conducir seg¨²n con qui¨¦n y d¨®nde est¨¦. No es lo mismo hablar contigo, para EL PA?S, que el otro d¨ªa con [David] Broncano, en La Resistencia. He tenido muchas vidas y muchas ¨¦pocas y tengo muchas posibilidades. Con David decid¨ª ser la ni?a que se sub¨ªa en lo alto de la mesa a hacer tonter¨ªas.
?Y aqu¨ª, c¨®mo va a ser?
Lo suficientemente seria y sincera. Pero eso no me cuesta trabajo, porque lo soy m¨¢s de la cuenta. Por eso algunos han pensado que soy m¨¢s conservadora y cl¨¢sica que lo abierta, progre y lanzada que soy. Soy de izquierdas, pero tan respetuosa que puedo estar hablando con gente opuesta a m¨ª sin que se me note. Tengo una capacidad de comprensi¨®n ilimitada. Por ejemplo, yo estudi¨¦ con las monjas, y, ahora que tantos dicen que esa educaci¨®n fue nefasta, yo digo que las quiero mucho y reconozco la cantidad de cosas que les debo.
?Les debe la fe? ?Es creyente?
He sido muy creyente, pero fui perdiendo la fe. No hubo ning¨²n hito, ning¨²n antes y despu¨¦s, pero la vida me ha llevado a un agnosticismo general. Soy profundamente esc¨¦ptica y hay un momento en el que no creo nada de nada. Me cuesta much¨ªsimo entusiasmarme con algo que no sea arte, literatura, m¨²sica, cultura en general.
?Qu¨¦ le entusiasma a los 89?
Fundamentalmente, el trabajo, algo que suena rar¨ªsimo, ahora que muchos j¨®venes dicen que trabajan como castigo. Yo he sido una gran trabajadora, gracias a Dios. Me han dado muchos premios, porque me tocaba...
Mujer, algo habr¨¢ hecho.
Bueno, me he portado muy bien, m¨¢s que he hecho. Y los que me premian dicen: esta mujer cae bien, no molesta, da muy bien las gracias, sus discursitos son estupendos y d¨¢ndole el premio a ella nos hace quedar muy bien. Me usan. No digo los grandes premios, que se los dan a todo el que brilla un poco, y yo estoy en ese grupo, sino los premios peque?os, que te usan para premiarse. Pero te dec¨ªa que el ¨²nico premio que valoro de verdad es la medalla del Trabajo. Se lo dije al ministro [Jes¨²s] Caldera, cuando me lo dio: ¡°Este me lo merezco¡±.
Ayer sal¨ª revuelta de verla en la funci¨®n, haciendo de madre que manipula a su hija para que la cuide en la vejez.
Eso es porque eres hipersensible. Cuando estuvimos representando la obra en Valencia se me acerc¨® una se?ora a decirme que ella estaba viviendo lo que est¨¢bamos contando. T¨² y yo vivimos en un mundo civilizado. Yo vivo sola maravillosamente desde que mi marido muri¨® hace 16 a?os y no quiero a nadie. Afortunadamente, a¨²n me valgo.
Pero nadie le pregunta a esa madre c¨®mo se siente ella.
Es una mujer dominante, como he conocido a alguna, fracasada e infeliz que, probablemente, ha echado tres polvos en su vida con su marido, un borracho irland¨¦s, para engendrar a sus tres hijas. Y, como no ha tenido jam¨¢s un orgasmo, odia el sexo y le niega el derecho a gozarlo a su hija.
O ha fingido, como dice la actriz Lola Herrera, que tiene m¨¢s o menos su edad, 88 a?os. ?Hay algo generacional en eso?
Mira, yo he vivido, y lo digo sin drama, lo que era ser una mujer reprimida. Yo estuve siete a?os de novia con mi marido y me cas¨¦ virgen, por supuesto. Fue a los 25, pero yo no me he acostado con m¨¢s hombre que mi marido, ni antes ni despu¨¦s. He vivido ver que, si una mujer cambiaba de novio, se la despreciaba. Y tambi¨¦n he vivido, y lo digo sin lirismo, lo que era la emoci¨®n y el erotismo de hacer manitas. Eso de que te mor¨ªas, eso que era casi un orgasmo por dentro. Yo he gozado mucho con mi marido, ahora, tambi¨¦n he aguantado mucho.
A Broncano le dijo que el amor de los hijos no compensa la ausencia del padre.
Claro que no. Los hijos no compensan lo que es la complicidad y la conversaci¨®n y la capacidad amatoria de un marido. No hablo de afectividad. Yo tengo amigas maravillosas. Tengo grupos: el de tomar caf¨¦, el de los viajes, el del Roc¨ªo. Hasta que llego a casa, y ah¨ª no quiero a nadie. No me gusta convivir con nadie. Mis propios hijos y nietos, cuando me vienen a ver, estoy encantada con ellos, trabajo para ellos, pero hay veces que ni me acuerdo de verlos o estoy deseando que se vayan. Y por eso no pasa nada. Yo estoy tan ricamente viendo una pel¨ªcula, o leyendo el peri¨®dico, o viendo los deportes, que me encantan. Prefiero un partido de f¨²tbol o de tenis a un debate pol¨ªtico.
?A los 89, una es vieja, mayor, anciana?
A m¨ª no me importa nada decir que soy vieja. Lo que s¨ª me molesta es que me llamen para celebrar el d¨ªa de los abuelos, a dar charlas y eso. Eso me pone mala. Primero, porque me pone de los nervios que haya un d¨ªa para todo. Como el de la Mujer, como si no fuera todos los d¨ªas. Y luego, porque yo siempre he dicho, como Picasso, que uno es joven hasta que se muere. As¨ª que esto es lo que hay.
?Pero usted qu¨¦ se siente?
Una privilegiada. Mira, hija m¨ªa, me encontr¨¦ hace tres a?os en el aeropuerto con la pintora Carmen Laff¨®n, que era amiga y ten¨ªa mi edad, y hablamos de eso, de lo privilegiadas que ¨¦ramos. Se muri¨® esa noche. Amaneci¨® muerta. No fue ni al tanatorio. La trajeron de su casa de vacaciones a una Iglesia de cuyo p¨¢rroco era amiga porque le hab¨ªa pintado alguna cosa, y de ah¨ª al cementerio. Una forma estupenda de morirse. Yo firmaba.
?Tiene testamento vital, o algo pensado al respecto?
?Qu¨¦ voy a pensar? Yo tengo el testamento ese ante notario, para repartir mis cosas y mis casas, una en el centro de Sevilla, que es un bomb¨®n, y el piso de Madrid, que est¨¢ en un edificio que construy¨® el Opus, no te lo pierdas, as¨ª que el ascensor siempre est¨¢ limpio y todo en orden. Tambi¨¦n tengo un coche, y conduzco. De Sevilla a la playa voy en mi coche, de garaje a garaje.
?Renueva el carn¨¦ cada a?o?
Oficialmente, s¨ª, pero me hacen la prueba, ven que veo bien y me lo renuevan por dos. Si voy a un oculista, seguro que me dice que tengo cataratas y tengo que operarme, pero voy a esperar.
?A los 89, a qu¨¦ espera una?
A no ver, porque veo perfectamente, mira [coge el cargador de m¨®vil que he comprado sobre la marcha]. ¡°Recarga al 100 en una hora¡±.
?Se maneja bien con la tecnolog¨ªa? ?Es el mayor cambio que ha visto en su vida?
?Qu¨¦ tecnolog¨ªa? Uso el correo y el WhatsApp, hasta ah¨ª llego, pero nada m¨¢s. Soy tan rebelde que no me quiero enganchar a nada. Ni siquiera lograron a Acci¨®n Cat¨®lica, y mira que lo intentaron. El gran cambio ha sido ver llegar la democracia. Me acuerdo de ir a un mitin de Santiago Carrillo, del Partido Comunista en Dos Hermanas. Y a otro de Aldo Moro, en Sevilla, que luego apareci¨® muerto por las Brigadas Rojas en un maletero. Eso s¨ª que me caus¨® impacto. Eso s¨ª que hizo historia.
Ha dicho que no podr¨ªa hacer de marquesa. ?La nobleza no se lleva puesta?
Mira, hay una cosa en la clase social alta y que decimos mucho en Andaluc¨ªa: que llevan siglos comiendo filetes, y eso se nota en la pinta, y yo tengo la pinta que tengo. Yo podr¨ªa hacer de alguna marquesa basta, incluso de alguna reina, como Isabel II, la Chata, porque era gorda y chatunga, pero no de Mar¨ªa Estuardo.
?Y de nueva rica?
Perfectamente. A esas las calo r¨¢pido. Tengo una especie de visi¨®n de pintora, noto el m¨¢s m¨ªnimo arreglo en la cara. Eso me parece una barbaridad para una actriz, se cargan la expresividad. Recuerdo a una actriz que muri¨®, Julia Trujillo, que se hizo tantos que lleg¨® un momento en el que no trabajaba porque no hab¨ªa papeles para su edad. Ahora, de vieja, vieja, en teatro, siempre habr¨¢ papeles, como este de La reina de la belleza.
?Se considera buena en lo suyo?
S¨ª. Yo s¨¦ que tengo ese don. Tambi¨¦n fui buena profesora, mi verdadera vocaci¨®n. Yo s¨¦ que tengo esos dones, pero tambi¨¦n tengo un par de pegas gord¨ªsimas.
Usted dir¨¢.
Complejo de ni?a pobre. Me da todo mucha verg¨¹enza, entonces, no lo hago. Nunca pido el desayuno en la habitaci¨®n en el hotel, por ejemplo. Omito cualquier tipo de servicio. Soy la negaci¨®n del nepotismo, gracias a Dios, pero tambi¨¦n soy mema. Me cuesta la vida decir que no. Me pongo atacada de los nervios si tengo que hablar con el director del banco. Entonces, todo eso que me cuesta ese estar en el mundo, lo suplo con la cultura.
?Ha sido su llave maestra?
Totalmente. Yo, con la cultura, voy a todas partes. Yo, que te contaba que no podr¨ªa hacer de seg¨²n qu¨¦ damas, en el Teatro Real soy la reina, porque ninguno de los de alrededor entienden, y yo s¨ª. Yo tengo tablas, no como las se?oras de las pieles que van a tomarse un champ¨¢n en el vest¨ªbulo para que las vean las otras se?oras que han venido.
O sea, que es la reina del Real.
Y del Infanta Isabel, y de los auditorios, y de la Caja M¨¢gica, que tambi¨¦n me invitan a ver el tenis, y yo se lo agradezco much¨ªsimos. Pero no te olvides de que tengo otra tara.
?Cu¨¢l?
Que soy extremadamente t¨ªmida, aunque no te lo creas. Yo me lanzo hacia afuera, hacia el p¨²blico, pero nadando y guardando la ropa. Yo acabo el teatro, cojo un taxi y para casa. M¨ªo de verdad no cuento nunca nada.
O sea que no me ha contado nada en esta entrevista.
Nada de lo importante, pero conf¨ªa en m¨ª. Todo es verdad, pero yo tengo el alma en mi almario.
Estar¨ªa charlando con usted toda la tarde.
S¨ª, pero ya nos vamos, ?no? Venga, Bernardo [se dirige al fot¨®grafo], ¨¦chame las fotos, que me voy para casa.
VIDAS DE MAR?A
María Galiana (Sevilla, 89 años) dice haber vivido muchas vidas en una en sus casi nueve décadas de existencia. Licenciada en Geografía e Historia en una época en la que las mujeres no solían estudiar en la Universidad, se dedicó a la enseñanza de Historia del Arte en varios institutos andaluces hasta que, en 2000, coincidiendo con su jubilación de las aulas, se dedicó por completo a su otra pasión, la interpretación, que había compatibilizado con la docencia hasta entonces. Su marido, el arquitecto y profesor de Estética, Rafael González, fallecido en 2008, fue su "pigmalion". "Me dijo que me entregara a lo que me gustaba, pero con ambición, que no me quedara solo en una actriz local", recuerda hoy ella. A fe que lo consiguió. Después de ganar el Goya a la mejor actriz de reparto con su papel en 'Solas' en el mismo año 2000, con su papel de la abuela Herminia en Cuéntame como paso, la mítima serie que tan bien retrata a España y en la que ha permanecido durante sus 22 años en antena, ha llegado a ser reconocida hasta en el "mismísimo Vaticano". "Estaba yo de viaje con las amigas cuando oigo llamarme ¡Herrminiaaa! a grito pelao en plena Capilla Sixtina", relata, divertida: "era una colombiana que reconocía a una actriz española en Italia, mira tú si he traspasado lo local", presume. Tras el fin de la serie, Galiana, viuda y madre de cinco hijos, se ha embarcado en varios proyectos teatrales. Ahora, representa La reina de la belleza de Leenane en el teatro Infanta Isabel de Madrid, junto a la actriz Lucía Quintana, que encarna a su hija, y dirigida por su hijo en la ficción, el actor Juan Echanove. El próximo mayo estrena su nóvena década y, quién sabe, si nueva vida.
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