Un certamen de cine entre renos y bosques, en el C¨ªrculo Polar ?rtico
El Midnight Sun Film Festival, impulsado por los hermanos Kaurism?ki en el norte de Finlandia, convoca a directores de renombre como Alfonso Cuar¨®n o Alice Rohrwacher en un pueblo de 8.000 habitantes
El paisaje cambia como en una road movie en los mil kil¨®metros que hay que viajar desde el sur al norte de Finlandia para llegar a uno de los eventos culturales m¨¢s peculiares del verano en el Norte de Europa. El Midnight Sun Film Festival, en Sodankyl?, destaca por la presencia de grandes directores internacionales y la selecci¨®n cuidadosa de pel¨ªculas, entre cl¨¢sicos y estrenos contempor¨¢neos. Pero tambi¨¦n, o sobre todo, por su ubicaci¨®n: un pueblo de 8.000 habitantes y unos cuantos renos, donde estos d¨ªas nunca anochece.
Al llegar a Sodankyl?, la magia de estas tierras deshabitadas abruma la mente. Los densos bosques de Finlandia se vuelven m¨¢s bajos y las ci¨¦nagas m¨¢s silvestres. Se cruza el C¨ªrculo Polar ?rtico y el camino se dirige hacia la silueta azul de los montes de Laponia. El cielo parece estar cerca y el sol acompa?a a los viajeros d¨ªa y noche. Los renos pastan a los lados de la carretera y la cruzan a su antojo obligando a los coches a parar. Hemos llegado a las tierras del sol de medianoche, como se conoce el fen¨®meno atmosf¨¦rico que inunda de luz la zona durante unos d¨ªas. Y al festival de cine concebido hace 39 a?os por el municipio de Sodankyl? y los hermanos m¨¢s famosos del cine finland¨¦s, Aki y Mika Kaurism?ki.
La presencia de invitados de renombre aumenta el prestigio del evento, cuya ¨²ltima edici¨®n acaba de terminar. Este a?o estuvieron el franc¨¦s L¨¦os Carax, con pel¨ªculas como Holy Motors o Annette, el mexicano Alfonso Cuar¨®n, que llev¨® a Laponia Roma o Y tu mam¨¢ tambi¨¦n, el turco-alem¨¢n Asli ?zgen o la italiana Alice Rohrwacher, entre otros. ¡°Las im¨¢genes me inspiran. La primera pel¨ªcula que vi, de ni?o, fue Ladr¨®n de bicicletas de Vittorio de Sica. Me encant¨®. Ahora me fascina por ejemplo el cine de Alice Rohrwacher. Qu¨¦ alegr¨ªa conversar aqu¨ª con colegas como ella. Este es un festival para directores tambi¨¦n¡±, cuenta Cuar¨®n en Sodankyl?.
En este certamen, los cineastas charlan tambi¨¦n con el p¨²blico, sin alfombras rojas ni salas VIP. En las colas para la venta de entradas no hay espacio para lujo y glamur. Est¨¢n los profesionales del cine, junto con aficionados y residentes locales, que el ojo habituado reconoce esperando con los tradicionales perros del campo finland¨¦s al lado. Nunca se ven en las ciudades.
El festival ha derribado muros entre ¨¦lites y el pueblo. El ambiente en Sodankyl? evoca el gastado slogan connecting people, creado por otro invento originalmente finland¨¦s, la empresa Nokia. La comunidad rural que vive de la mina de cobre y n¨ªquel de Kevitsa ha visto a grandes estrellas pasar por sus calles. Carlos Saura, Mario Monicelli, Claire Denis, Milos Forman y Francis Ford Coppola, entre otros muchos, a lo largo de casi cuatro d¨¦cadas. Un cin¨¦filo finland¨¦s, Michael Walin, de Helsinki, comparte: ¡°Recuerdo a Saura sentado en la cafeter¨ªa de la esquina. Aqu¨ª muchos ni siquiera supieron que era ¨¦l. Fue modesto y amable¡±.
Entre tantos visitantes relevantes, nadie espera al Gobierno finland¨¦s. M¨¢s bien, todo lo contrario. El director art¨ªstico del festival, Timo Malmi, resume los ¨¢nimos de muchos artistas locales sobre el Ejecutivo conservador del pa¨ªs: ¡°La tremenda popularidad del festival contrasta con la indiferencia del Gobierno ante la cultura¡±. Se refiere a los recortes de m¨¢s de cuatro millones de euros para las artes en el actual presupuesto estatal. Y recuerda las palabras de la ministra de Econom¨ªa, Riikka Purra, l¨ªder de la formaci¨®n de ultraderecha Aut¨¦nticos Finlandeses, quien, en las elecciones parlamentarias de 2023, afirm¨®: ¡°La cultura es un servicio de lujo¡±. La indignaci¨®n de los artistas fue rotunda. Probablemente no lamentan que su partido fuera uno de los grandes perdedores de votos en Finlandia en las recientes elecciones al Parlamento Europeo.
Tampoco acuden ya los cineastas rusos. De Sodankyl? a la frontera con Rusia hay solo unos 200 kil¨®metros. El ataque militar a Ucrania de las fuerzas armadas de Vlad¨ªmir Putin fue un golpe de muerte a la colaboraci¨®n entre directores rusos y finlandeses. Antes de la guerra, la gente iba y ven¨ªa y cruzaba la frontera sin problemas. Entre los artistas de ambos pa¨ªses hab¨ªa respeto, cari?o y constantes programas oficiales para trabajar juntos, financiados por ambos Estados y la UE. Todo aquello se cerr¨®, igual que la frontera, la m¨¢s larga de los pa¨ªses de la UE con Rusia, que ahora est¨¢ muy vigilada.
El certamen, eso s¨ª, recibe a muchos creadores locales. Aunque la invitada finlandesa quiz¨¢ m¨¢s esperada fue la directora Katja Gauriloff. En Sodankyl?, se mostr¨® su nueva y premiada pel¨ªcula en blanco y negro, y en idioma koltts¨¢mi, Je¡¯vida. Es la historia de una ni?a, Je¡¯vida, cuya identidad del pueblo de Koltts¨¢mi, una minor¨ªa ¨¦tnica en Laponia, fue destruida por el sistema educativo finland¨¦s en los cincuenta. En aquella ¨¦poca, a los peque?os s¨¢mi no se les permiti¨® expresarse en su lengua nativa en el colegio, aunque no supieran hablar fin¨¦s. Las autoridades les cambiaron incluso sus nombres originales. ¡°La historia est¨¢ inspirada por la infancia y las cartas de mi madre. Fue dif¨ªcil encontrar a una ni?a capaz de hacer este papel: tenemos poqu¨ªsimos que hablen nuestro idioma¡±, dice Gauriloff, qui¨¦n tambi¨¦n es koltts¨¢mi. ¡°Pero no creo que est¨¦ en extinci¨®n. La tensi¨®n entre los Koltts¨¢mi y el Estado finland¨¦s a¨²n existe, pero ahora tenemos servicios de educaci¨®n en nuestro idioma para nuestros hijos¡±, agrega.
Las proyecciones, como la de Je¡¯vida, se llevan a cabo en la antigua sala de cine del pueblo, en carpas al aire libre y en la escuela. Hay oferta para los ni?os tambi¨¦n. Es posible ver cine durante 24 horas. Despu¨¦s de meses de plena oscuridad en el invierno, Laponia vive la celebraci¨®n de San Juan, la fiesta del verano m¨¢s grande del hemisferio. Es f¨¢cil olvidarse de la hora. No hay noche. El Sol finge ponerse y baja un poco para en seguida subir de nuevo en un eterno pimp¨®n con la tierra.
En una secuencia de The Worthless, un volga burdeos ruge ferozmente mientras avanza en las calles y los caminos sin asfaltar de Finlandia de los a?os ochenta. En la pel¨ªcula, dirigida en 1982 por los hermanos Kaurism?ki, aparece un pa¨ªs en las v¨ªsperas de la recesi¨®n de los noventa, bello, duro y algo cruel. En el arranque del filme se escucha el himno Finlandia, de Jean Sibelius, a trav¨¦s de una ¨¢spera banda de rock. Todo acompa?ado de tomas a¨¦reas de un pa¨ªs que ya no existe. Finlandia se moderniz¨®, se integr¨® en la UE y en la OTAN. Los soldados norteamericanos llegaron a Laponia. Trajeron armas y arrasaron con los muffins en los caf¨¦s.
Estos d¨ªas, en Sodankyl?, Mika Kaurism?ki subi¨® al escenario de la Carpa Grande con la protagonista de The Worthless, Pirkko H?m?l?inen. Y revel¨® c¨®mo se le ocurri¨® la idea de su c¨¦lebre pel¨ªcula: ¡°En 1982, con 27 a?os, llegu¨¦ a Helsinki en un avi¨®n procedente de M¨²nich, d¨®nde estudi¨¦ cine. En la cabina son¨® Finlandia de Sibelius, a todo volumen. Sent¨ª que ten¨ªamos que cambiar todo¡±. Lo hicieron. Abrieron puertas. Rompieron con la tradici¨®n. Hicieron que Finlandia y su cine fueran internacionales. Hasta entonces, en las salas, se hab¨ªan visto historias de los traumas de la II Guerra Mundial y melodramas sobre le?adores que por los r¨ªos de Finlandia bajaban los troncos del oro verde local, la madera, a los centros industriales del sur. Hoy, el festival que impulsaron los Kaurism?ki resume una nueva mezcla: los renos, las ci¨¦nagas y los bosques siguen all¨ª. Pero en Sodankyl? ya hay otro vecino habitual: el cine internacional.
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