Valeroso e insustancial Roca Rey
El peruano (tres orejas) y Tom¨¢s Rufo (dos) salieron por la puerta grande, y otro trofeo pase¨® Perera ante una corrida de Fuente Ymbro muy bien presentada, mansa en varas y noble y encastada en el tercio final
Tiene mucho m¨¦rito Roca Rey por su facilidad para conectar con los tendidos, por su valor deslumbrante, por su forma de ejecutar la suerte suprema¡ pero evidencia, tambi¨¦n, algunos defectos preocupantes, como su concepto cada vez m¨¢s superficial del toreo y su quehacer desordenado, insustancial y tremendista.
Como ya sucediera el a?o pasado, ha arrebatado al p¨²blico del Pamplona, cort¨® tres orejas y sali¨® a hombros, y quiz¨¢ lo hizo con justicia porque divirti¨®, y de qu¨¦ modo, a estos tendidos tan festivos; pero cuando cit¨® con ambas manos a dos toros codiciosos y nobles lo hizo aliviado, ventajista y vulgar; dio muchos pases, pero tore¨® muy poco, y ni siquiera se lo reconocieron sus muchos admiradores sanfermineros.
Pero Roca cultiva muy bien sus condiciones positivas. La primera, la actitud. Sale al ruedo a por todas, a jugarse la vida, que no es poco. Su primero era el toro con la arboladura m¨¢s espectacular de esta y de muchas ferias. Hab¨ªa que ser muy torero para asentar las zapatillas ante semejantes pitones. Y Roca lo hizo. A ese primer toro lo recibi¨® con un manojo de limpias ver¨®nicas y un quite por ce?idas saltilleras. Y comenz¨® la faena de muleta de rodillas en el centro del anillo para pasarse al toro por la espalda en dos ocasiones y trazar cuatro meritorios y largos derechazos. No es necesario indicar que esa demostraci¨®n de valor fue m¨¢s que suficiente para un p¨²blico totalmente entregado con el peruano. Lo que vino despu¨¦s fue otro cantar: tres tandas por la derecha y dos por la izquierda despegadas, aliviadas y carentes de hondura, toreo amontonado y prescindible; despu¨¦s, un arrim¨®n para calentar de nuevo a la parroquia y, eso s¨ª, se tir¨® a matar con una tremenda verdad entre los dos astifinos pitones que daban miedo desde lejos.
Ante el quinto, menos lucido y m¨¢s soso que el anterior, pero noble y codicioso tambi¨¦n, opt¨® por un circular invertido y mostrarse firme y cercano ante los pitones cuando comprendi¨® que sus pases carec¨ªan de contenido. Pero, otra vez, a la hora de matar, un ca?¨®n, una gran estocada que le vali¨® una tercera oreja.
Dos cort¨® Tom¨¢s Rufo, y de sus manos sali¨® el mejor toreo de la tarde. Le hicieron menos caso que a Roca porque es menos apasionado y de semblante m¨¢s severo, pero se coloc¨® mejor y sus muletazos despaciosos, largos, templados y ce?idos al tercero de la tarde destilaron aroma y hondura. Tambi¨¦n comenz¨® de rodillas, como es preceptivo en esta plaza, con cuatro meritorios derechazos y un circular completo de gran torer¨ªa, y acab¨® con manoletinas. El toro m¨¢s deslucido fue el sexto, y no se amilan¨® Rufo ante el genio de un oponente que se neg¨® a colaborar. Lo someti¨® con poder¨ªo, le rob¨® algunos muletazos de inter¨¦s, siempre cruzado, pero mat¨® mal y se qued¨® sin trofeo.
Y abri¨® plaza Miguel ?ngel Perera, solvente, firme, seguro, fr¨ªo y despegado en su primero toro, tan v¨¢lido como los cuatro siguientes. Curiosamente, se mostr¨® m¨¢s l¨²cido ante el cuarto, que soltaba la cara y parec¨ªa m¨¢s dificultoso de lo que despu¨¦s fue gracias al mando del veterano torero. Perera le baj¨® las manos y lo ense?¨® a embestir, hasta el punto de firmar un par de buenas tandas de naturales en el contexto de una faena muy larga, que acab¨® con tres circulares y un aviso antes de entrar a matar.
?Y los toros? Fuente Ymbro present¨® una corrida de intachable presencia, complicada para el toreo de capa, muy desigual en varas -mansearon de forma descarada-, pero los cinco primeros derrocharon casta y nobleza en el tercio de muleta. Es evidente que lo ganaderos de hoy no seleccionan para el tercio de picar, sino para el disfrute, cuando lo hay, de los toreros.
Fuente Ymbro/Perera, Roca Rey, Rufo
Toros de Fuente Ymbro, muy bien presentados (el segundo, de espectacular arboladura), muy desiguales en varas, con predominio de la mansedumbre, y nobles, codiciosos y encastados en el tercio final. El más deslucido, el sexto.
Miguel Ángel Perera: media baja, perpendicular y trasera (ovación); -aviso- estocada trasera (oreja).
Roca Rey: gran estocada (dos orejas); estocada (oreja).
Tomás Rufo: estocada baja (dos orejas); media perpendicular y baja -aviso- casi entera baja y dos descabellos (silencio).
Roca Rey y Tomás Rufo salieron a hombros por la puerta grande.
Plaza de Pamplona. 10 de julio. Cuarta corrida de la Feria de San Fermín. Lleno.
Babelia
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