Los nuevos core¨®grafos espa?oles brillan en la Bienal de Danza de Venecia
Javier Ara Sauco y Enrique L¨®pez Flores presentan una propuesta llena de belleza, mientras que la canadiense Dorotea Saykaly trata de buscar el impacto tenebrista

El programa anual del College veneciano, dentro de la Bienal de la ciudad italiana, ha ido variando con el tiempo, y el experimento constante ha permitido mejorarlo en muchos aspectos pr¨¢cticos y art¨ªsticos. Ahora, adem¨¢s de los 16 bailarines seleccionados, la Bienal otorga unas ayudas y soporte t¨¦cnico a varios core¨®grafos para desarrollar propuestas coreogr¨¢ficas, dividiendo los recursos equitativamente entre los propios italianos y de otras partes.
Entronizaci¨®n es tanto una palabra antivolteriana como dieciochesca que a priori hoy se rechaza, pero eso es realmente lo que pasa cuando un core¨®grafo joven ¨Den este caso dos, un t¨¢ndem¨D es llamado a crear en la Bienal de Venecia, y el prestigioso ente le produce una obra para ocho bailarines. Y, si todo sale bien, como as¨ª ha sido en el caso del grupo Recuerdo N¨²mero 7, miel sobre hojuelas, porque se pueden comenzar a abrir tantas puertas como tuvo Troya. La obra This was meant to find you es una belleza de movimiento, s¨ªntesis y conjunto. Javier Ara Sauco (Huesca, 1993) y Enrique L¨®pez Flores (Barcelona, 1995), que no son precisamente unos debutantes, emergen al ¨¢mbito coreogr¨¢fico desde sus respectivas experiencias como int¨¦rpretes, y as¨ª recorren ahora la parte m¨¢s escarpada y abrupta del camino. No se les ve empecinados en la b¨²squeda de un estilo, sino de una sinceridad expositiva. Como j¨®venes artistas de hoy, Javier y Enrique ya acumulan muchas horas de viajes globales y pr¨¢cticas con core¨®grafos y directores diversos. En su coreograf¨ªa pueden entreverse esos di¨¢logos e indagaciones.
En un nuevo espacio de exhibici¨®n dentro del Arsenale llamado Isolotto, los bailarines van apareciendo desde la distancia oscura, sin prisas, en un tempo esc¨¦nico sin demasiadas exaltaciones, elegantemente circulando y relacion¨¢ndose en una especie de adagio continuo, con buscados equilibrios inestables y una luz blanca cenital que les crea un delineado preciso, casi cortantesos bailarines entran y salen sutilmente del cuadril¨¢tero iluminado, con una danza plena de espirales abiertas y ascendentes, en algunos con un uso virtuoso del giro y en otros con la b¨²squeda del contacto. El inicio quiz¨¢s quiere hablarnos de soledad, o de una circunstancia envuelta en la duda. Aparentemente, la atmosfera es fr¨ªa, pero eso muy r¨¢pidamente da paso a la poes¨ªa continuada por la danza misma, muy apoyada en la m¨²sica creada por el asturiano Alex Aller, que contribuye de manera decisiva al resultado, tenso desde su propio lirismo a un desenlace de quieto esfumado donde una bailarina, en solitario, parece reclamar un nuevo inicio: es una experiencia de b¨²squeda y afirmaci¨®n a trav¨¦s del baile. La abstracci¨®n ha dado paso a una lectura intimista y fuertemente demostrativa, tanto en grupo como en los actos solistas, de un deseo de afirmaci¨®n y positividad.

Los materiales coreogr¨¢ficos basculan entre una aparente inestabilidad, sobre la planimetr¨ªa, buscando alinearse en un m¨ªnimo expresivo que no desvi¨¦ la atenci¨®n ni compita con el aspecto formal ¡ªpl¨¢stico¡ª principal: bailar muy bien. Hay una notoria preocupaci¨®n por la forma y el terminado, y parece haber quedado atr¨¢s aquel descuido en los envoltorios esc¨¦nicos que tantos estragos hizo hace dos d¨¦cadas. ?Una vuelta al orden? No necesariamente, sino un esfuerzo que comprende c¨®mo presentar la coreograf¨ªa lo mejor posible, dar al p¨²blico un producto terminado hasta en sus m¨¢s m¨ªnimos detalles, y esto se agradece.
La obra de Dorotea Saykaly, dada a continuaci¨®n en la sala contigua del Isolloto bajo el t¨ªtulo Lethe, a search for the waters of Oblivion, es un alarde de composici¨®n tenebrista, muy sexualizada y articulada sobre las poses y el quietismo de los tableau vivant de antes con la premisa del asunto mitol¨®gico como textura de fondo. Las asociaciones corporales de los int¨¦rpretes abordan uniones y distanciamientos dram¨¢ticos. Entre los int¨¦rpretes (tambi¨¦n otros ocho miembros de la plantilla del College), el donostiarra Iker Rodr¨ªguez Sainz, que fue miembro de la Compa?¨ªa Nacional de Danza (CND) desde 2018 y donde hizo sus primeros bocetos coreogr¨¢ficos.
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