¡®Silver Haze¡¯: tremendismo de dise?o para enmascarar carencias en la narraci¨®n

En los ¨²ltimos tiempos se ha instalado en el cine un modelo de largometraje, y sobre todo de cortometraje, de apariencia impoluta, con factura t¨¦cnica impecable, imagen brillante y tem¨¢tica de altura, normalmente alrededor del cine social y centrada en los desfavorecidos. Refulgentes pompas de jab¨®n en las que, si se pincha un poco, no hay nada dentro.

Productos aparentemente art¨ªsticos que entran por los ojos durante un corto espacio de tiempo con sus luminosos tr¨¢ileres y sus m¨²sicas envolventes, pero que se desarrollan a trav¨¦s de guiones esquel¨¦ticos, meros esbozos de un relato que no llega ni a existir. Pel¨ªculas que, no por casualidad, suelen estar realizadas por alumnos procedentes de escuelas de cine. Sus responsables saben rodar, fotografiar, componer bellos planos, adornarlos con canciones elegidas con buen gusto. Pero no tienen ni idea de c¨®mo contar una historia, ni siquiera la que ellos han elegido. Ni saben narrar ni saben dialogar ni saben mostrar lo que sus personajes llevan dentro. Solo les importa lo de fuera, el envoltorio. Silver Haze, dirigida en el Reino Unido por la neerlandesa Sacha Polak, estrenada en la secci¨®n Panorama de la Berlinale, es una de esas pel¨ªculas.

Luego los comentarios podr¨¢n disfrazarse de eufemismos, de frases altisonantes como ¡°experiencia cat¨¢rtica¡± o ¡°goce para los sentidos¡±. Cero. ?nicamente hay ensimismamiento en su propio arte, o en lo que ellos creen que es art¨ªstico. De hecho, la intrahistoria de Silver Haze es mucho m¨¢s interesante que lo que se ve en pantalla durante una hora y tres cuartos. En 2019, Polak hizo un casting entre mujeres v¨ªctimas de quemaduras para protagonizar Dirty God, la historia de una joven madre que hab¨ªa sufrido un ataque con ¨¢cido por parte de su exmarido, y que la hab¨ªa dejado con graves secuelas en el rostro. La elegida fue Vicky Knight, hasta entonces completamente alejada del mundo del cine, con una terrible historia real detr¨¢s: a los siete a?os sobrevivi¨® al incendio provocado del pub que regentaban sus padres. Sus dos primos, tambi¨¦n infantes, fallecieron. Ella sufri¨® quemaduras en el 33% de su cuerpo y se hizo enfermera especializada en este tipo de cuidados. Cuando Polak se enter¨® de la historia de la actriz aficionada, pens¨® que ah¨ª hab¨ªa una pel¨ªcula. El resultado es Silver Haze, tambi¨¦n protagonizada por Knight, que hace de ella misma.

La historia es terrible. Y la directora no se conforma con eso: le a?ade a¨²n m¨¢s carnaza. Entornos de violencia juvenil; una historia de amor l¨¦sbico, violento y desesperado; homofobia familiar, autismo, suicidio, trastornos alimenticios, c¨¢ncer terminal. Lo normal ser¨ªa sentir piedad por las criaturas de la pel¨ªcula; lo que provocan es hast¨ªo. Nunca hay an¨¢lisis, sino regodeo en la propia crueldad de los personajes. Y, eso s¨ª, constantes videoclips (una decena, como m¨ªnimo) que paran la narraci¨®n para ilustrar las acciones inconexas con los fuegos artificiales de colores y sonidos de la directora. Tremendismo de dise?o.

Ojo, todo lo dicho anteriormente no quiere decir que en las escuelas de cine ense?en a hacer estas cosas. No, en las escuelas de cine los instruyen a la perfecci¨®n sobre la t¨¦cnica, sobre c¨®mo filmar, y sobre montones de asuntos alrededor del hecho y la construcci¨®n f¨ªlmica. No obstante, como dec¨ªa Orson Welles, la sistem¨¢tica se puede aprender en poco tiempo. Narrar es otra cosa. Tener ideas profundas y saber plasmarlas en una pel¨ªcula no es endulzar una imagen con colores, m¨²sicas y sonidos bonitos. Y la profundidad de las ideas es mucho m¨¢s dif¨ªcil de ense?ar. Quiz¨¢ incluso imposible. Hay extraordinarios alumnos y alumnas de escuelas de cine que saben envolver su obra, y que adem¨¢s demuestran que lo de dentro tiene hondura art¨ªstica. Pero tambi¨¦n hay tah¨²res de la imagen que solo saben simular que aquello que han realizado tiene trascendencia f¨ªlmica.