La m¨¢quina del ritmo de LCD Soundsystem triunfa en el madrile?o Kalorama
Buen nivel en una jornada inaugural c¨®moda y disfrutona de la primera edici¨®n del festival en la capital
LCD Soundsystem est¨¢ interpretando Dance Yrself Clean y no puede haber ninguna canci¨®n que represente mejor a la primera edici¨®n de este festival, Kalorama, nacido anoche en Madrid. La letra de ese ritmo sinuoso de m¨²sica de baile habla de no perder relevancia cultural, de exhibir tus referentes (Suicide, Daft Punk, Depeche Mode, Can) a las insolentes generaciones posteriores y de bailar sin preocuparse de las juveniles miradas condescendientes. Y a eso era a lo que hab¨ªan ido los cuarenta?eros que poblaban ayer el festival, muchos de ellos a buen seguro todav¨ªa conservan su entrada de aquel Summercase de 2007 donde ya bailaron con LCD. Todos tienen un porr¨®n de a?os m¨¢s y se aferran a los referentes atemporales que soportan bien el paso del tiempo para no caer a las tinieblas de los que se han quedado anticuados. Se puede estar desfasado, pero que al menos no se note. Y la banda de James Murphy es una estupenda boya.
LCD Soundsysten triunf¨® como cabeza de cartel de la primera jornada de Kalorama, un festival que comenz¨® ayer y se desarrolla en dos jornadas m¨¢s, la de hoy viernes y ma?ana s¨¢bado. Todo en el conglomerado empresarial de Ifema, Madrid. Ha llegado a la capital de rebote, ya que la promotora vasca Last Tour (responsable, entre otros, de Bilbao BBK Live) tuvo que reubicar precipitadamente su Cala Mijas por un desacuerdo con el ayuntamiento de aquel municipio malague?o. Ya ten¨ªan medio cartel contratado y decidieron trasladarlo a Madrid. El nombre, Kalorama, lo toma prestado del Kalorama Lisboa, que estos d¨ªas celebra su tercera edici¨®n con similar cartel al de Madrid. Todo permanece en casa porque la promotora es la misma. Queda por ver si Kalorama Madrid tendr¨¢ m¨¢s ediciones o se limitar¨¢ solo a esta que viene como plan de rescate desde la costa andaluza.
Y ser¨ªa una pena que esta de 2024 fuese la ¨²nica edici¨®n. Madrid necesita un festival como este, con un cartel apetecible, sin aglomeraciones, con buen sonido y, al menos anoche, una espl¨¦ndida temperatura. Existen pocas distracciones musicales en un recinto con tres escenarios y eso ya es una gran noticia: resulta un alivio no ver norias, espacios patrocinados por marcas de m¨®viles para hacerse fotos absurdas con el objetivo de alimentar Instagram, disco bingos, etc. Anoche se congregaron unas 8.000 personas, media entrada. Qu¨¦ paradoja: un festival que se puede considerar un pinchazo de p¨²blico, pero que es un ¨¦xito porque se pasea c¨®modamente y se disfruta sin agobios de la m¨²sica.
James Murphy, cabecilla de LCD Soundsystem, sali¨® al escenario despistado, como reci¨¦n levantado de la siesta, aunque fuera medianoche. Estir¨® los brazos, se rasc¨® su rebelde pelambrera y se puso al mando de una banda de ochos espl¨¦ndidos m¨²sicos. Durante hora y media no par¨® una m¨¢quina del ritmo seductora y excitante. La habilidad del grupo neoyorquino consiste en sofisticar el pastiche sonoro. Los referentes son tan buenos y variados que, con mucha habilidad por parte del grupo, son capaces de crear algo identificativo. Can, The Fall, la factor¨ªa Fania All-Stars, Kraftwerk, David Bowie (sobre todo) o Talking Heads se escuchan en las canciones, pero el estilo y la forma de afrontarlas resulta original. Murphy ejerce un liderazgo peculiar en el escenario. Concentra su presencia en un peque?o c¨ªrculo, pega la boca a su micr¨®fono retro de cinta y comienza a cantar como si fuese un mitinero loco (y locuaz). A veces agarra una baqueta y golpea sin mucho ritmo unos platillos; otras pulsa las teclas de un sintetizador. Pero esta aparente torpeza despreocupada forma parte de una tremenda personalidad y un carisma que llega al p¨²blico.
Esta vez ignor¨® ese Losing My Edge que arranc¨® su carrera y defini¨® los primeros 2000 dentro de la electr¨®nica indie, pero a¨²n sin esa pieza ic¨®nica el repertorio satisfizo al p¨²blico. Tribulations, Tonite, I Can Change (con una introducci¨®n con m¨²sica Kraftwerk), Yr City¡¯s a Sucker o Daft Punk Is Playing at My House pusieron a bailar a un p¨²blico que disfrut¨® holgadamente. Solo se ralentiz¨® el ritmo cuando interpret¨® la hermosa New York, I Love You but You¡¯re Bringing Me Down, la carta de pasi¨®n y reproches a la ciudad donde se fund¨® la banda. Finaliz¨® con All My Friends con el p¨²blico agotado de tanto agitarse. Gran concierto.
Antes de la banda de Murphy, que cerr¨® el festival a eso de las 1,30 de la madrugada, todo el protagonismo fue para Ben Gibbard, otro h¨¦roe del indie de los primeros 2000. Gibbard sabe perfectamente que nunca m¨¢s va a tener un a?o tan inspirado art¨ªsticamente como 2003, cuando public¨® Transatlanticism, la obra cumbre de su grupo de indie rock Death Cab For Cutie, y tambi¨¦n edit¨® Give Up, el todav¨ªa ¨²nico trabajo de una banda m¨¢s enfocada a los sonidos electr¨®nicos, The Postal Service. Sorprendentente, Give Up despach¨® m¨¢s ejemplares que el de Death Cab For Cutie. Desde hace un a?o, Gibbard decidi¨® explotar nost¨¢lgicamente su mejor a?o (muy l¨ªcito, que conste), y se ha plantado en 2024 celebrado las dos d¨¦cadas de ambos ¨¢lbumes. En Kalorama primero atac¨® Transatlanticism durante 45 minutos. Todos los m¨²sicos de negro tocaron el ¨¢lbum completo, evidenciando que aquel rock ya est¨¢ un pel¨ªn pasado de moda. Tras un breve intermedio, se vistieron de blanco para encarar el repertorio de The Postal Service. Y esto ya fue otra cosa. La elegante m¨²sica electr¨®nica bailable de este otro proyecto aguanta perfectamente. Porque las canciones bonitas no las derriban ni las modas ni el paso del tiempo. Los coros adorables de Jenny Lewis y las diabluras con los cachivaches electr¨®nicos de Jimmy Tamborello arroparon a un Gibbard plet¨®rico. De propina realizaron una disfrutona versi¨®n de Enjoy the Silence, de Depeche Mode.
Quedan dos jornadas de Kalorama, que son una mezcla de nostalgia electr¨®nica (Massive Attack, The Prodigy), interesantes figuras pop actuales (Sam Smith, Raye) y nuevos valores de la pista de baile (Jungle, Peggy Gou).
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