Almod¨®var convence en el Festival de Venecia con su pel¨ªcula en ingl¨¦s ¡®La habitaci¨®n de al lado¡¯
El primer largo en otro idioma del director m¨¢s famoso del cine espa?ol ofrece una reflexi¨®n fascinante y comedida sobre la muerte, con dos grandes actuaciones de Tilda Swinton y Julianne Moore, aunque padece alg¨²n problema menor
La vida est¨¢ llena de guerras. Las m¨¢s letales hoy se combaten en Ucrania, o en Gaza. Igual que anta?o en Bosnia. Pero hay conflictos tambi¨¦n a la vuelta de cualquier esquina. Hasta en los salones de los mejores hogares a veces silban balas. La lucha de sacar adelante cada d¨ªa y no herirse demasiado en el intento. Pedro Almod¨®var, durante a?os, se pele¨® con su deseo de filmar una pel¨ªcula en ingl¨¦s. Se acerc¨®, se alej¨®, se rindi¨®, lo volvi¨® a intentar. La batalla de todos. Se atrevi¨® a dar dos peque?os pasos, en formato de mediometraje. Y, finalmente, hoy lunes, su sue?o se ha cumplido en el festival de Venecia. Con dos protagonistas tan destacadas como Julianne Moore y Tilda Swinton. Con la intenci¨®n de hablar de las m¨²ltiples contiendas de la vida. Incluida la que nunca deber¨ªa llamarse ¡°lucha¡±: la que enfrenta a los pacientes con la enfermedad, y la muerte. Y de la importancia, en los peores baches, de tener a quien te apoye, reconforte o tan solo escuche callado. Alguien, en definitiva, en La habitaci¨®n de al lado.
Una sensaci¨®n rara rodea el arranque del filme. La m¨²sica de Alberto Iglesias. Los t¨ªtulos de cr¨¦dito. El plano inicial. Claramente, ha vuelto Almod¨®var. El cambio de idioma no ha afectado al toque del cineasta. Simplemente, ahora lo que se ve no est¨¢ ¡°dirigido y escrito por¡±, sino ¡°filmed and written by¡±. Pero, de alguna manera, la extra?eza se contagia a las primeras secuencias. Igual que suced¨ªa en Madres paralelas, su anterior estreno en la Mostra, las piezas no encajan, situaciones y di¨¢logos resultan forzados. Un peque?o flashback dedicado a un soldado supone, probablemente, el momento m¨¢s bajo del largo. Justo entonces, sin embargo, la pel¨ªcula empieza a levantarse. Las interpretaciones, la contenci¨®n, la sensibilidad, la siempre impecable puesta en escena y visi¨®n crom¨¢tica. La habitaci¨®n de al lado pide tiempo para despegar. Pero termina volando muy alto.
La pel¨ªcula narra el reencuentro entre dos amigas. Ingrid (Moore) se ha vuelto exitosa autora de no ficci¨®n y acaba de sacar su ¨²ltimo libro, De muertes repentinas. Mientras lo presenta, vuelve a o¨ªr por primera vez en mucho tiempo de Martha (Swinton). Tanto se hab¨ªan perdido de vista que ni sabe que est¨¢ en el hospital. Y el pron¨®stico, como le cuenta ella misma cuando acude a visitarla, no deja margen para la esperanza: la excorresponsal de guerra para The New York Times afronta el ep¨ªlogo de su existencia. Sabe que debe irse. Dice que est¨¢ lista. Ingrid est¨¢ bastante menos preparada, pero se queda con ella. Al menos, se tienen la una a la otra. Y los espectadores se asoman a una clase magistral de actuaci¨®n, guion y direcci¨®n.
Cambia el idioma, pero queda la esencia reciente de Almod¨®var. Nada lacrim¨®geno, ninguna emoci¨®n subrayada en exceso. En el coraz¨®n del filme palpitan humanidad y dignidad. Los ¨²ltimos d¨ªas tambi¨¦n han de vivirse. Tienen, por supuesto, l¨¢grimas y desesperaci¨®n. Pero tambi¨¦n momentos cotidianos. Comer, fregar, leer, ver una pel¨ªcula. Y hablar, mucho. Al igual que en otros momentos, en cambio, lo mejor es no decir nada. A partir del libro Cu¨¢l es tu tormento, de Sigrid Nunez, el director espa?ol es capaz de filmar una historia tan bella como profunda, mucho m¨¢s conmovedora justamente por su contenci¨®n. La muerte resulta terror¨ªfica. Pero eso no impide mostrarla de manera sencilla, delicada, hasta colorada. El propio director ha confesado que piensa en ella ¡°todos los d¨ªas¡±. Dijo que la pel¨ªcula le result¨® ¡°bals¨¢mica¡± y le ayud¨® a ¡°entender¡±.
La dura competencia de esta 81? edici¨®n de la Mostra invita a la prudencia para pronosticar el Le¨®n de Oro. La habitaci¨®n de al lado parece haber gustado, pero tampoco entusiasmado. Las cr¨ªticas de algunos de los principales medios internacionales del sector van desde la frialdad de Cineuropa ¡ª¡±dif¨ªcil decir si ha merecido la pena la espera¡±¡ª, hasta las cuatro estrellas sobre cinco de The Guardian ¡ª¡±cuando florece, parece un peque?o milagro. Su fragilidad es lo que lo hace tan precioso¡±¡ª, pasando por los aprobados, con dudas de The Hollywood Reporter, y con cierta convicci¨®n por parte de Variety y Deadline.
The Brutalist, de Brady Corbet, sin embargo, es el filme m¨¢s impactante y que m¨¢s consenso ha generado. Eso s¨ª, pese al desfile de estrellas como Angelina Jolie o Nicole Kidman, metidas adem¨¢s en papeles complejos y perfectos para los premios, no se hab¨ªa visto a¨²n en el certamen una interpretaci¨®n femenina como la de Swinton. Y m¨¢s en un metraje con tantos primeros planos. Hace dos a?os, sorprendi¨® al festival con dos personajes en el mismo filme, La hija eterna, de Joanna Hogg. Esta vez, se supera. Su Martha se convierte en una mujer de carne y hueso que se encamina hacia el fin. Con todo lo que eso significa, en t¨¦rminos de dificultad y matices que exige. Moore tambi¨¦n impresiona, y resulta admirable sobre todo la humildad de tal estrella para aceptar que la actuaci¨®n principal del largo es la otra, y sostenerla. Como su Ingrid hace con Martha.
Hasta duele alejarse de ellas. Porque tarde o temprano deber¨¢ suceder, por la emoci¨®n que transmiten. Pero tambi¨¦n porque los elementos secundarios de la pel¨ªcula se quedan lejos de tama?a altura. Cada vez que la trama acoge flashbacks ¡ªdonde el reparto espa?ol, con Victoria Luengo, Ra¨²l Ar¨¦valo y Juan Diego Botto, tiene peque?os papeles¡ª vuelve la sensaci¨®n de desconexi¨®n y artificio. Aunque La habitaci¨®n de al lado sufre alg¨²n problema m¨¢s. Se antoja loable el deseo del director de plantear todos los temas que considera relevantes o preocupantes. Pero acumular en menos de dos horas referencias a cambio clim¨¢tico, dark web, estr¨¦s postraum¨¢tico y salud mental o fundamentalismo religioso ¡ªal margen de eutanasia, amistad o maternidad, centrales en la obra¡ª impide tratar cada asunto como merece. Genera m¨¢s confusi¨®n y superficialidad que inter¨¦s. Finalmente, la pel¨ªcula permite apuntar unas cuantas recomendaciones literarias. Aunque citar a Faulkner, Hemingway, Marie Colvin, una biograf¨ªa sobre Elizabeth Taylor y Richard Burton, entre otros muchos, y hacer que un personaje se pregunte qu¨¦ pensar¨ªa Virginia Woolf de la muerte de [Dora] Carrington se mueve entre lo enriquecedor y lo pretencioso. Al director se sabe que le gusta. A buena parte del p¨²blico se puede sospechar que menos.
Hoy mismo, en todo caso, ha surgido otra candidata firme al palmar¨¦s. Una sorpresa, que no aparec¨ªa en la lista de las m¨¢s esperadas, y quiz¨¢s por eso a¨²n m¨¢s grata. Vermiglio, de Maura Delpero, ofreci¨® otra muestra de sutileza, intenci¨®n y capacidad de contar todo en su justo tono y equilibrio. Esbozar, sugerir, nunca subrayar. Como La habitaci¨®n de al lado, el filme italiano tambi¨¦n tiene relaci¨®n con la guerra: transcurre cerca del pueblito hom¨®nimo de las Dolomitas, en 1944, aunque la aldea vive casi de espaldas a la contienda. Salvo por los hijos que fueron al frente. Y por un soldado que regresa y es acogido en una de las casas. Hasta ah¨ª llegan, en palabras de la directora, ¡°las astillas¡± del conflicto.
Con un talento asombroso y mesurado, con im¨¢genes de gran hermosura, con pocos movimientos de c¨¢mara y una sensibilidad enorme para comprender y contar, sin juzgar, a todos sus personajes, Delpero narra la historia de una familia donde el padre pretende controlar vidas, mentes y destino de su prole, pero los j¨®venes van cogiendo su propio camino. En Vermiglio, los hombres suelen criar con la dureza de las monta?as que rodean al pueblo por todos los lados. Sin embargo, la identidad y las ganas de cada hija intentan abrirse paso incluso a trav¨¦s de tan rocosas convicciones. Y es la madre la que en realidad lleva todas las riendas a la vez: el hogar, los cr¨ªos, las adolescentes, el marido, vacas y gallinas, los chismorreos de la aldea. Dijo la directora que la idea surgi¨® tras el fallecimiento de su padre, tambi¨¦n criado en una min¨²scula localidad monta?era: ¡°Me apareci¨® en sue?o como un ni?o de seis a?os feliz, en la casa de su infancia, como no lo hab¨ªa conocido nunca¡±.
A partir de ah¨ª, supo trasladar al proyecto tanto dolor junto con esa alegr¨ªa. Y conectarlo con un discurso cr¨ªtico sobre el patriarcado y en defensa de la liberaci¨®n femenina. Los actores presentes tambi¨¦n dijeron haberse inspirado en sus propios abuelos. De ah¨ª que la pel¨ªcula se convierta en una celebraci¨®n de la memoria. De quien ya no est¨¢. De quien se acaba de ir. Pero tambi¨¦n del placer que ofrece el buen cine. Est¨¢ claro que nadie escapa de la muerte. Y la vida est¨¢ llena de guerras. Pero, con filmes as¨ª, resulta m¨¢s f¨¢cil creer que se puede ganar. Aunque sea por un d¨ªa.
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