El universo romano de Veronica Raimo, la escritora superventas del barrio de Pigneto
Un paseo por los lugares que enmarcan el libro que ha catapultado a la fama a la autora, ¡®Nada es verdad¡¯, donde retrata su infancia y adolescencia
Acceder en tranv¨ªa en verano al barrio de Pigneto en Roma es un reto para exploradores decimon¨®nicos. Las viejas cabinas verdes traquetean sin aire acondicionado desde la estaci¨®n de Termini hasta llegar al vecindario que desde hace d¨¦cadas atrae la vida bohemia de la ciudad. Sus calles ca¨®ticas sin aceras atravesadas por ra¨ªles y puentes son una muralla eficaz contra el ej¨¦rcito de turistas para que los caf¨¦s y viner¨ªas locales mantengan encanto. La puerta del bar Zazie Metro, en v¨ªa Ettore Giov...
Acceder en tranv¨ªa en verano al barrio de Pigneto en Roma es un reto para exploradores decimon¨®nicos. Las viejas cabinas verdes traquetean sin aire acondicionado desde la estaci¨®n de Termini hasta llegar al vecindario que desde hace d¨¦cadas atrae la vida bohemia de la ciudad. Sus calles ca¨®ticas sin aceras atravesadas por ra¨ªles y puentes son una muralla eficaz contra el ej¨¦rcito de turistas para que los caf¨¦s y viner¨ªas locales mantengan encanto. La puerta del bar Zazie Metro, en v¨ªa Ettore Giovenale, 16, est¨¢ plagada de todo tipo de carteles y pegatinas combativas contra la invasi¨®n de Gaza, el patriarcado, el capitalismo¡ Ah¨ª nos espera Veronica Raimo (Roma, 46 a?os), una de las habitantes ilustres del barrio. En ese local escribi¨® tras la pandemia Niente di vero (Nada es verdad, Libros del asteroide), un aut¨¦ntico superventas con m¨¢s de 100.000 ejemplares vendidos en Italia y m¨¢s de 15.000 en Espa?a y Latinoam¨¦rica.
Dice el veterano director del New Yorker, David Remnick, que ya es muy dif¨ªcil hacer perfiles period¨ªsticos profundos porque en la era de las redes sociales los autores, deportistas o pol¨ªticos no encuentran el motivo para entregar su tiempo a una persona que no conoce de nada y le haga preguntas que no quiere responder. Sin embargo, Raimo acepta entregar dos d¨ªas de su vida a tratar de explicar todos los entresijos de su celebrada escritura: ¡°Si realmente crees que a alguien le puede interesar. En realidad estos d¨ªas solo tengo que pintar una pared de mi casa¡±, responde con esa encantadora iron¨ªa romana dif¨ªcil de descifrar.
La primera parada comienza mal porque el Zazie Metro est¨¢ cerrado por reformas. Por suerte la escritora ya escribi¨® hace varios a?os un magn¨ªfico art¨ªculo en el que explica su divertida interacci¨®n con los habituales del local: ¡°Un d¨ªa a la semana celebran una reuni¨®n colectiva en el bar, y cuando el tono se vuelve m¨¢s acalorado, se toma en consideraci¨®n la antigua cuesti¨®n de leninismo frente a trotskismo, sin ning¨²n tipo de iron¨ªa o sentimentalismo. En esas situaciones siento que algo se duerme en mi interior y el hecho de que haya un Mac apoyado sobre mi mesa me parece uno de esos errores cinematogr¨¢ficos cometidos por observadores astutos, como la bombona de gas en la parte trasera del carro de Gladiator¡±.
Junto a un sof¨¢ que hac¨ªa de cama de un sin hogar y una lista de Spotify en la que sonaba desde Mano Negra a Rage Against the Machine pasando por baladas de free jazz sure?as, Raimo escribi¨® el libro de su vida. ¡°He contado siempre en las entrevistas cosas que son un poco mentira. Bueno, directamente me he inventado algunas cosas. Siempre digo que el libro fue pensado para una obra de teatro, pero en realidad no fue del todo as¨ª. Antes de la pandemia tuve un ruptura sentimental con mi pareja, con la que llevaba 14 a?os, y me mud¨¦ de casa, pero con el confinamiento me aterraba vivir sola, as¨ª que volv¨ª a casa con mi ex y un amigo. Fue como la peli de Bertolucci [So?adores] pero sin sexo. Nuestra casa se convirti¨® en una especie de refugio para los amigos del barrio. Supongo que esta decisi¨®n en pleno confinamiento para evitar contagios tiene algo que ver con la germenfobia de mi padre¡±, confiesa. Lleva un a?o de promoci¨®n dando todo tipo de respuestas sobre qu¨¦ hay de verdad y de mentira en la vida de la protagonista, pero cuando revela detalles reales de su vida que tambi¨¦n est¨¢n narrados en el libro es imposible no interrumpir.
¡ª?As¨ª que la hipocondria paranoide del padre en el libro es cierta?
¡ªS¨ª, absolutamente.
Vero, protagonista del libro y alter ego de la autora, fue una ni?a maltratada por un padre col¨¦rico que viv¨ªa obsesionado con evitar que su hija entrara en contacto con g¨¦rmenes desde el desastre nuclear de Chern¨®bil. Los lectores, que alguna rese?a ya nombra como veroniquers, gozan con las excentricidades de este progenitor que envuelve en papel de cocina a su hija para evitar que sude en verano durante un reumatismo. Tambi¨¦n le prepara decenas de remedios desinfectantes de dudosa eficacia con alcohol. La consecuencia evidente en el comportamiento de la Veronica real fue marcarse ¡°un Boris Johnson¡± compartiendo su casa en fiestas pand¨¦micas con medio Pigneto. En la adolescencia, cuando consegu¨ªa zafarse de sus padres ultracontroladores, acud¨ªa a las calles en busca de experiencias con otras sustancias menos confesables. Y en su juventud aplic¨® cierta perspectiva punki con los rigores burocr¨¢ticos de las becas universitarias que la llevaron a hacer de Berl¨ªn su segunda ciudad para estudiar el cine de la Alemania Oriental. B¨¢sicamente, es una persona que acumul¨® suficiente represi¨®n en su infancia como para hacer lo que le viniera en gana el resto de su vida.
La primera que ley¨® el manuscrito de Nada de verdad fue su amiga Alice, que la desanim¨®. Le dijo que le faltaba un marco a la historia, lo ve¨ªa inacabado. Un escritor en Mil¨¢n que desencaden¨® sentimentalmente el libro le dec¨ªa que estaba perfecto. Vero no sab¨ªa qu¨¦ hacer y se lo mand¨® a su editora en Nueva York, que no lo pudo leer porque no sab¨ªa italiano. La vida de Veronica Raimo tiene estas cosas, una agente literaria de una escritora italiana que no sabe italiano. La conoci¨® antes del triunfo de su libro, cuando escribi¨® un exitoso cuento que acab¨® traducido al ingl¨¦s. Ese texto ya refleja la fr¨ªa iron¨ªa que caracteriza su escritura: ¡°Vivo en Pigneto, considerado el coraz¨®n alternativo de la capital, el antiguo barrio de Pasolini, donde cada semana viene alg¨²n periodista ingenioso con la misi¨®n de revelar al mundo que entre las calles Prenestina y Casilina se esconde un Williamsburg romano. Pero en el bar donde desayuno solo hay vejestorios rompepelotas que nunca conocieron a Pasolini, nunca participaron en la resistencia contra los fascistas y nunca tuvieron nada que decir a la posteridad aparte de quejarse de sus dolores y molestias geri¨¢tricas. Y en mi edificio hay otros vejestorios rompepelotas y un par de exconvictos que dejan los excrementos de sus perros delante de la entrada y se pasan el resto del d¨ªa traficando con droga en la sala de cartas de abajo donde Pasolini es considerado un maldito rojo pederasta¡±.
Cenamos unos deliciosos nerviti (cart¨ªlagos de ternera en vinagre), embutidos y queso con vino blanco t¨ªpico del Lazio, en la Enoteca de la v¨ªa Macerata n¨²mero 58 donde se produjo el momento que cambi¨® su vida. De hecho, elige la misma mesa de la terraza donde de repente comenzaron a llegar m¨²ltiples respuestas de editoriales que quer¨ªan publicar el libro. ¡°No me hab¨ªa sucedido nunca. Mi amiga Alice, que estaba conmigo y me hab¨ªa recomendado darle una vuelta, empez¨® a pedir perd¨®n sin parar mientras nos re¨ªamos. S¨ª, fueron cinco minutos de felicidad¡±, recuerda. Finalmente apenas modific¨® el manuscrito, se neg¨® a incluir cualquier justificaci¨®n que ayudara a etiquetar el libro en alg¨²n tipo de g¨¦nero y el ¨¦xito fue rotundo. ¡°Gracias al libro me he podido comprar mi casa, que comparto con la propia Alice¡±, reconoce.
¡ª ?Tiene algo de un nuevo libro?
¡ª No.
¡ª Pero le habr¨¢n pedido m¨¢s historias despu¨¦s del ¨¦xito.?Le presiona eso?
¡ª Mi ¨²nica presi¨®n es c¨®mo consigo dejar de sentirme culpable por ser una perezosa que no escribe.
¡ª No se la ve muy feliz con su ¨¦xito.
¡ª ?T¨² eres feliz? No s¨¦.
Viene de Grecia y en los ¨²ltimos meses ha pasado por varios festivales de pa¨ªses europeos y latinoamericanos atendiendo a la promoci¨®n y nominaciones de premios como el prestigioso Booker. Asegura que le ha pedido a su editora que acepte lo m¨ªnimo posible, aunque en oto?o le espera un certamen en Palma de Mallorca. Se percibe en ella una nube negra emocional que explica su b¨²squeda de refugio en Pigneto. Todos los traumas de infancia y juventud relatados con arte en Niente di vero han tenido duras consecuencias para ella. Fantasmas que aparecen cada d¨ªa. Antes del encuentro para cenar ten¨ªa prevista la entrega del guion de una pel¨ªcula escrita a medias con su hermano Christian Raimo. Los veroniquers conocen esta relaci¨®n fraternal, pero para los no iniciados en los hermanos Raimo se puede decir que el mayor de esta peculiar familia italiana recibi¨® un descarado trato de favor por parte de sus padres siguiendo los preceptos del patriarcado m¨¢s conservador. El ni?o era el talentoso, ella no. ¡°Le ped¨ª que escribiera el guion conmigo y una amiga, pero al final no ha hecho nada y hemos tenido una discusi¨®n¡±.
Su hermano Christian es un personaje popular en Roma. Muy comprometido con la izquierda, fue concejal en el Ayuntamiento y recientemente se present¨® a las elecciones europeas por una coalici¨®n de izquierdas. Adem¨¢s de militante y pol¨ªtico, es un rostro conocido en los medios, donde acude a atizar a la derecha, a veces con disgustos. Estos d¨ªas vive pendiente de un juicio por haber insultado a un ministro de la presidenta Giorgia Meloni. Lleva al extremo su compromiso pol¨ªtico, acoge en su casa a personas sin hogar y a?ade adem¨¢s una fe religiosa que eligi¨® ¨¦l mismo como una especie de epifan¨ªa. Veronica cuenta con ¨¦l para sus proyectos literarios porque tambi¨¦n es escritor.
¡°Mi madre sufre much¨ªsimo que el ¨¦xito del libro no haya sido para mi hermano¡±, confiesa en la terraza de uno de sus bares favoritos de Pigneto, la librer¨ªa cafeter¨ªa Lo Yeti (via Perugia,4). Su malhumorado propietario, Maurizio, vive indignado con la gentrificaci¨®n del barrio, aunque a ella la respeta. ¡°Vero, hay sitio en la terraza¡±, gru?e nada m¨¢s verla. Despu¨¦s se enzarza en una discusi¨®n sobre f¨²tbol: ¡°Si te gusta el f¨²tbol tienes que ir con Francia, es el equipo de la libertad, el de los jugadores que defienden a los emigrantes frente a los fascistas. ?Espa?a?¡ Hay que ir con Francia¡±, teatraliza apretando los pu?os como si le fuera la vida en las semifinales de la Eurocopa. El bar sirve de parada hasta la presentaci¨®n de un libro en el Parque de Il Torrione, donde el barrio monta coloquios literarios al aire libre cada d¨ªa durante el verano.
En verano en Pigneto casi hay m¨¢s escritores que vecinos y esa noche todos deambulan por el parque, donde nadie presta atenci¨®n a la construcci¨®n circular de m¨¢s de 2.000 a?os que preside uno de los escasos parques del barrio. Es un mausoleo romano que en casi cualquier ciudad del antiguo imperio ser¨ªa monumento nacional, pero en Roma es eso, un torre¨®n. En un escenario dos j¨®venes intelectuales charlan sobre literatura con la autora de un libro. Uno de ellos hace un preludio largu¨ªsimo a una pregunta intrascendente que comienza as¨ª: ¡°El libro de Paola habla de filosof¨ªa, pero no de cualquier filosof¨ªa, de una filosof¨ªa ?con F may¨²scula!¡¡±. La frase, de rimbombante parece un chiste, y es comentada despu¨¦s por otras amigas escritoras cuando el tel¨¦fono de Raimo se ilumina con la palabra mamma. S¨ª, Francesca est¨¢ al tel¨¦fono (es una de las frases m¨¢s desternillantes del libro cuando la autora caricaturiza a su omnipresente madre).
-S¨ª, mamma¡ s¨ª¡ s¨ª, no, no es un teatro. No s¨¦, un dj¡ s¨ª, s¨ª¡ Ahora no puedo hablar. No, no puedo. Ciao, ciao.
La escritora suelta el tel¨¦fono alterada sobre la mesa. Efectivamente, Francesca es Francesca y esa madre es tal cual se cuenta en el libro. Vero muestra la pantalla de sus ¨²ltimas conversaciones. Reiteradas llamadas perdidas entrelazadas con links de casas para que se mude a un barrio m¨¢s tradicional y otros enlaces con noticias sobre la influencer Chiara Ferragni, a la que pone como ejemplo de empresaria y madre a su alternativa hija de Pigneto.
¡ª?Se enfad¨® cuando ley¨® el libro?
¡ªLey¨® la primera parte y me dijo: ¡°Cu¨¢nto sufrimiento ?no? Bueno, espero que te haya servido escribirlo¡±. Y tras ese mensaje, nunca m¨¢s me ha vuelto a decir nada.
La intrahistoria de las relaciones de la novelista con su familia revela profundas heridas que todav¨ªa supuran. Necesita tiempo para encontrar el impulso que la siente en el ordenador para algo m¨¢s que la tarea que la ocupa la mayor parte de su tiempo activo, traducir a Charles Dickens al italiano. A veces concede alguna colaboraci¨®n a alg¨²n peri¨®dico. Una de las ¨²ltimas fue una petici¨®n del The New York Times para comentar el rotundo ¨¦xito de la pel¨ªcula italiana Siempre nos quedar¨¢ ma?ana, de Paola Cortellesi, una historia sobre violencia de g¨¦nero en la posguerra italiana que ha cosechado innumerables premios, adem¨¢s de una legi¨®n de espectadores que salen encantados del cine. No fue el caso de Raimo, a quien disgust¨® profundamente el tratamiento que la directora otorg¨® a las palizas que recib¨ªa la abnegada protagonista de la pel¨ªcula. Raimo considera adem¨¢s inveros¨ªmil que en un retrato de la Italia de los 40 no aparezca alg¨²n personaje antifascista: ¡°La lucha contra el patriarcado es inseparable de la lucha contra la cultura de una derecha radical que nunca ha renunciado al fascismo, y hoy esta cultura en Italia tambi¨¦n est¨¢ representada por una primera ministra, orgullosa de ser llamada ¡°presidente¡±, en forma masculina. La pregunta que hago es esta: ?no es peligroso en este momento trasladar la discusi¨®n sobre el feminismo a una ¨¦poca pasada e idealizar a una mujer como Delia, convirti¨¦ndola en una hero¨ªna resiliente, dedicada a su familia y siempre dispuesta a sacrificarse?¡±. Meloni, por cierto, dijo que le hab¨ªa encantado la pel¨ªcula.
Por los diferentes tipos de maltrato que Raimo relata en su libro podr¨ªa explicarse su ¨¦xito como un retrato generacional feminista. Una sucesi¨®n de gritos de indignaci¨®n contra el sufrimiento que el patriarcado ha infligido a hijas, hermanas, empleadas y novias como la protagonista del libro. Pero Raimo niega la etiqueta generacional porque el libro cuenta con un p¨²blico m¨¢s joven que ella (recibi¨® el Premio Strega Giovani, entregado por adolescentes) y, a diferencia de su hermano, no le sienta bien el traje de militante. Mucho menos las etiquetas. Si algo define a la escritora, la protagonista del libro y la mujer Veronica es su relaci¨®n complicada con el amor a su familia y a sus parejas. ¡°Una persona sentimental cree siempre que las cosas han de durar, un rom¨¢ntico espera contra toda esperanza que no duren¡±, cita a Scott Fitzgerald en su novela. De momento sus lectores tendr¨¢n que saciarse con sus anteriores libros, poco emparentados con su ¨¦xito, y la colecci¨®n de cuentos recopilados en La Vita e breve. Eccetera, sin traducci¨®n todav¨ªa al espa?ol.